lunes, 13 de mayo de 2019

La hegemonía inglesa en el fútbol europeo, entre la tradición, la economía y el orden de la Premier League (Infobae)




                                                        Desde Barcelona


La actual temporada europea de fútbol tendrá una absoluta hegemonía inglesa, con las dos finales de sus competencias entre equipos británicos, en una situación inédita en la historia y sin embargo, con muy poco de casualidad.

El 25 de mayo, en Bakú, se enfrentarán Arsenal y Chelsea, en lo que suele ser un derby londinense, para determinar el campeón de la Europa League y una semana más tarde, en Madrid, Liverpool y Tottenham Hotspur jugarán la final de la Champions League, en un clásico que esta vez no será por una competición británica.

Si sumamos al Manchester City, quien este domingo, si gana su partido, será bicampeón de la Premier League y que fue eliminado ajustadamente por el Tottenham en los cuartos de final, y que a esa misma instancia llegó el Manchester United, que cayó ante el Barcelona, el poderío inglés, con su llamado “top six” en los principales lugares de Europa, es absoluto.

En 2008, ya se han enfrentado dos equipos ingleses en la final de la Champions en Moscú, cuando el Manchester United de Cristiano Ronaldo, Wayne Rooney, Carlos Tévez y Edwin Van der Saar venció por penales al Chelsea, pero no tuvieron un correlato en la Copa de la UEFA, la segunda competición continental, porque la definición del torneo estuvo a cargo del Zenit de San Petersburgo, que venció al Rangers escocés.

Muchos análisis atribuyen la diferencia entre los equipos ingleses y el resto de los competidores a una razón económica aunque no se trata sólo de este aspecto, si bien tiene un peso fundamental.

Según el último estudio económico anual, la Premier League generó nada menos que 8700 millones de euros (7600 millones de libras esterlinas) en la temporada 2016/17, con una generación de cien mil empleos. De esta suma, 4300 millones son aportes genuinos de la Premier League y 3200. De las empresas que trabajan con la competición, siempre según el informe “Premier League, economic and social impact” de la consultora EY.

Eso no es todo, porque la Premier League aporta al fisco inglés 3300 millones de euros y se calcula que 680.000 turistas asistieron a los partidos en un año, generando un gasto de 555 millones de libras esterlinas, de las cuales sólo Londres (donde juegan Arsenal, Chelsea, Tottenham, Crystal Palace y West Ham), aporta 2300 y 27.000 empleos. ¿Es casualidad, acaso, que Tottenham, Arsenal y West Ham hayan renovado sus estadios en los últimos tiempos y que Wembley, también se haya remodelado, y que tres de estos equipos estén en las finales europeas?

La segunda zona aportante a la economía de la Premier League es la el Noroeste (Liverpool, Everton, Burnley, Manchester United y Manchester City), con un aporte de 2000 millones de libras y 20.000 empleos, bastante cerca de lo que genera la capital inglesa, y también sus equipos principales, bastante cerca de los de Londres en competencias europeas.

Según la consultora Deloitte, en su informe anual, la Premier League duplicó su propia rentabilidad de 681 millones de euros a 1203 millones, en tanto que en ese mismo período, la Liga Española pasó de los 260 millones a los 437, es decir que pese a una gran remontada económica, la Liga sigue muy por debajo de la Premier y parece una lucha desigual pese al enorme esfuerzo por acercarse.

La diferencia se fue haciendo insostenible para España (cuyos equipos dominaron las competiciones europeas especialmente en esta década al punto tal de que en la Champions League, desde 2009 hasta 2018, apenas no ganaron en tres ocasiones) cuando en 2015 se produjo el último acuerdo de reparto de dinero procedente de los derechos de TV en la Premier League, que se vendió como un paquete colectivo y luego se dividió entre los equipos participantes.

Desde ese momento, sólo Real Madrid (140 millones de euros) y el Barcelona (146,2) pudieron mantener cifras cercanas a la PL porque el tercero en discordia, el Atlético Madrid (99 millones) ya estaba por debajo de lo que genera hasta el último equipo de la tabla del torneo inglés, lo que no sólo marca la diferencia entre las dos competiciones, sino también la distancia que hay en la Liga, entre los dos grandes y el resto de los equipos, y eso se refleja luego en la tabla de posiciones y en el devenir de los torneos, siempre con los mismos candidatos a ganarlos.

Otra diferencia es que entre el Real Madrid y el Barcelona se reparten el 47 por ciento de la masa salarial de la Liga porque la mayoría de los equipos prefiere contratar a jugadores libres o de costos bajos, algo que no sucede entre los clubes de la Premier League, en la que ninguno registra déficit.

Incluso, la Liga (27.630 y 71 por ciento) es superada por la Bundesliga alemana en el promedio de espectadores por partido (40.693, con el 91 por ciento de las tribunas ocupadas), y la Premier League se mantiene en la segunda colocación europea con un promedio de 35.838 espectadores aunque con el 96 por ciento de las tribunas ocupadas por una capacidad más baja de espectadores en los estadios más pequeños.

Según el último informe de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) dada a conocer en estas horas, en la pasada temporada llegó a generar 4479 millones de euros, lo que significa un crecimiento del 20,6 por ciento respecto de la temporada anterior, con ingresos por los derechos de TV de 1516 millones de euros, lo que significa un aumento del 33 por ciento.

Pero no todo es lo económico. La Premier League supuso un salto de crecimiento en el ordenamiento de la competición. Logró alejar a los ultras a partir de una política agresiva luego de los luctuosos hechos violentos de Heysel (1985) y Hillsborrough (1989), aunque el costo de acceder a los espectáculos haya aumentado demasiado y con esto, fue excluyendo a las clases más bajas convirtiendo al fútbol en un espectáculo de clase media.

Finalmente, tampoco puede dejarse de lado la tradición del torneo inglés y su penetración cultural en continentes como el asiático o el africano. La LFP española intentó en los últimos años, modificar horarios y hasta generar partidos importantes fuera del territorio español para tratar de acercarse a la Premier League, pero ésta le sacó ya una larga ventaja en años y no parece tarea fácil.

La riqueza de la Premier League, que supo hacerse global, también fue generando la llegada de entrenadores de las más diversas ideas futbolísticas, desde los partidarios de la posesión de pelota como Maurizio Sarri (Chelsea) o Josep Guardiola (Manchester City), los que pregonan un agresivo juego colectivo, como Jürgen Klopp (Liverpool) o Mauricio Pochettino (Tottenham), los que transmiten carácter, músculo y juego directo, como Unai Emery (Arsenal).

Es raro también que los jugadores top emigren de la Premier League hacia otras ligas aunque hay algunas excepciones por la tradición que también tienen el Real Madrid o el Barcelona-los únicos dos que pueden competir también en lo económico-, pero en general, la competición inglesa es, hoy, la Meca de las grandes estrellas.

Los resultados están a la vista. Incluso, la Premier League ya se aseguró, además de la Champions y la Copa UEFA, la Supercopa Europea que se jugará el 14 de agosto en el estadio Vodafone Park del Besiktas, en Estambul, cuando se enfrenten los dos ganadores de las finales de Bakú y Madrid, a partido único, en el comienzo de la temporada que viene.

Y por si esto fuera poco, tendrá cinco equipos en la próxima Champions League, en vez de cuatro, y tres en la Europa League, en vez de dos, es decir que ocho clubes ingleses competirán en Europa en la temporada que viene. Si se suma que Inglaterra es actualmente campeona mundial de las dos categorías juveniles, sub-20 y sub-17, cartón lleno.



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