miércoles, 1 de mayo de 2019

Adolfina Janson, socióloga y pionera en los estudios del fútbol femenino: “La AFA, con un presupuesto ridículo, sólo apoya al fútbol femenino por exigencia de la FIFA y queda un largo camino por recorrer” (Infobae)



Adolfina Janson, socióloga, autora del libro “Se acabó este juego que te hacía feliz”, y pionera en el estudio del fútbol femenino en las ciencias sociales. Integrante del IASDE,  el primer grupo de estudios sobre fútbol y sociología, a fines de la década de los Ochenta.

-         Su libro, de 2008, abarca el estudio del fútbol femenino argentino desde el ingreso a la AFA en los años Noventa hasta el Mundial de los Estados Unidos en 2003. Ya en el prólogo, el sociólogo Lucas Rubinich se planteaba cómo cambiaron los tiempos y se refería a “mujeres concretas que insisten en lograr el reconocimiento  de una práctica deslegitimada”…y era hace 16 años.
-         Así es, eran otros tiempos. En la introducción, la ex responsable del Área de la Mujer de la Secretaría de Deportes de la Nación, Marta Antúnez, hacía referencia al machismo ya no sólo en el fútbol sino en el ambiente sociológico y el descuido del análisis de temas como el del fútbol femenino y que por eso no había fondos para llevarlo a cabo en las instituciones ligadas a la investigación en ciencias sociales.

-         O sea que usted misma chocó contra la misma estructura que las futbolistas.
-         En cierta forma, sí. Siendo la única argentina invitada a presentar su trabajo en la Conferencia Internacional organizada por la UCLAN (Universidad de Lanchashire, Inglaterra), intentaron ayudarme para que viajara pero choqué con la burocracia y los intereses de siempre de los que se cierran para investigar solos, y apenas llegó mi trabajo, titulado “Los primeros pasos del fútbol femenino en la Argentina”. Llevo 33 años estudiando el tema y sin apoyo académico en el país. Pero a la indiferencia de la comunidad académica por ciertas temáticas no convencionales, por incómodas, como el tema de la mujer y más precisamente, la mujer deportista, hay que agregarle la falta de “contexto”, lo que yo llamo “el tejido intermedio” (bibliotecas especializadas., archivos, estadísticas confiables). Hay mucho por recorrer.

-         ¿Cómo se encuentra hoy la selección argentina?
-         Para que tenga una idea, en la reciente Copa de las Naciones, en Australia, perdió en su grupo 5-0 ante Corea del Sur, 2-0 ante Nueva Zelanda y 3-0 ante Australia, el equipo local. Carlos Borello, el entrenador, dijo que para ese torneo contó con el plantel completo de las argentinas que están jugando en España. Es decir que fue con lo mejor de lo que podía tener.

-         ¿Por qué el fútbol femenino está tan atrasado y no tiene grandes perspectivas en el próximo Mundial de Francia de este año? De hecho, en un análisis de los grupos, el diario inglés The Guardian coloca al equipo nacional como el más flojo o vulnerable de su grupo con Inglaterra, Escocia  y Japón.
-         Creo que falta presupuesto, faltan condiciones. No se olvide que a la Copa América las mandaron con lo mínimo. No sé cuánto fue el viático pero era muy poco. Y era notable que América Latina, excepto Brasil, que está muy arriba y con muchos profesionales en Europa, sigue baja. Ellas la luchan, la pelean en todos los frentes. El DT, Carlos Borello,  sigue siendo el mismo de cuando yo presenté mi libro, en 2008.

-         ¿Y hasta este conflicto, qué cambió desde 2008 hasta ahora?
-         Poco. Era ver pasar los Mundiales por arriba de la cabeza, ir de pobrecitas a la Copa América. Yo hablé con la periodista Ángela Lerena, y ella dice que les falta, que tienen que hacer la primaria, que son pocas las jugadoras que conocen el reglamento porque no hay una escuela para enseñarles cómo se juega. Y que hay que estar recordándoselas, no tienen lugares de entrenamiento y tampoco tienen divisiones inferiores, o sea que no tienen una metodología de juego. El tema de la fuerza, la resistencia, pasa por una etapa de trabajo. Recuerdo que en mi libro hablo del Mundial 2003 y decían que las alemanas las pasaron por arriba. Fueron a mirar cómo era, a hacer experiencia, pero de jugar…muy poco. Con todo, hay jugadoras muy dotadas. Una que le dicen “la zurda”, Rosana Gómez, que es de Rosario, que Boca llegó a alojarla y luego volvió, de buen manejo.

-         Pero ahora la cosa parece haber cambiado…
-         Sí, ahora apareció esta chica Macarena Sánchez, que firmó para San Lorenzo, y todo lo que le pasó en UAI Urquiza, que sentó un precedente y llegó en marzo pasado el tema de la profesionalización, que si yo le digo lo que pienso, vi un proceso por el que así como ingresaron en su momento a la AFA porque Blatter dijo que ahora era el tiempo de las mujeres en el Mundial de Italia 90, y Julio Grondona no tuvo más remedio que abrir la puerta de la AFA, terminaron yendo al cuartito de la sirvienta y luchaban por un espacio, unas horas. No fue casual que esto haya comenzado en 1990, cuando estudiosas feministas introducen el estudio del cuerpo y la masculinidad, que había sido estudiada solamente por los hombres a partir del usufructo del privilegio y el ejercicio del poder.

-         El primer Mundial femenino fue en China 1991.
-         Así es. Hasta ahí, los medios no le daban cabida al deporte femenino, ignorando o minimizando sus logros o valorándolas por su estética o, en el mejor de los casos, aceptándolas en deportes categorizados para mujeres como patín, gimnasia artística o la natación sincronizada. Pero las que practicaban deportes de contacto (fútbol, box, rugby) eran vistas como corriendo el riesgo de masculinizarse. También la discriminación aparecía en el ámbito institucional-deportivo, en manos de los hombres.

-         Fue un largo recorrido…
-  De hecho, las mujeres se inician en el deporte como observadoras del desempeño masculino y ya lo decía el barón Pierre de Coubertin, artífice del olimpismo moderno, acerca de que los Juegos Olímpicos “son un escenario para la exaltación solemne y periódica del atletismo masculino” y que contaba “con el aplauso femenino como recompensa”.  Más tarde  aparece el sexismo, que cree en la inferioridad física de la mujer, como justificante de su escaso o nulo protagonismo en el deporte por considerar que hay diferencias morfológicas y fisiológicas y que están conformadas naturalmente para ejercitar la maternidad sin exponerse a los esfuerzos que significa la práctica del deporte. Pese a todo eso, las mujeres han logrado visibilidad.

-         ¿Qué consecuencias trajo el primer Mundial femenino de China 1991?
-         En el segundo Mundial (Suecia 1995) aparecieron los sponsors y la TV y el fútbol femenino aparece también en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 y se expande a todo el mundo. Entonces, Italia 90 le abre las puertas al fútbol femenino desde la FIFA y se acaba el concepto de “Playing for fun” para pasar al de “Playing for keeps” (de “jugar por jugar” a “jugar de veras”). A la AFA no le queda otra que acatar en los plazos y en el marco institucional, aunque hay estudios que indican que desde los años 50 ya había fútbol femenino y hubo una primitiva Asociación del Fútbol Femenino, presidida por una mujer, como una etapa pre-AFA y a la par de Europa pero como una actividad pasatista, entusiasta, no sistemática (de ahí el título de mi libro, haciendo juego con aquella canción de con la canción “Alicia en el país de las maravillas”, de Charly García).

-         Esto que me cuenta es en el plano internacional. ¿Y en el local?
-         En mayo de 1991 el fútbol femenino entró oficialmente a la AFA con 7 equipos: Platense, Yupanqui, All Boys de Saavedra, Central Córdoba, Sacachispas, Boca y Vélez. Para 1997, había 24 clubes inscriptos en dos zonas de 12, y se contabilizaban unas 700 jugadoras en Capital y GBA. En 1998 hubo 35 equipos divididos en 5 grupos. Desde 1997 existió la selección argentina y además, ligas locales. También desde 1997, hay una selección sub-17.

-         Pero más allá de lo estructural, ¿esto tenía un correlato en lo organizativo?
-         Lo cierto es que la AFA no apoyó con dinero y no tomó la decisión política de apoyar al fútbol femenino aunque la FIFA lo promoviera. No hizo nada por profesionalizarlo. Puso un salón y un presidente de la comisión, que no fue electo, sino autoritariamente. Tampoco pagaba viáticos, es decir que los equipos se autofinanciaban. Y la mayoría de los delegados eran incapaces, no entendían nada de fútbol (en el libro hay duras críticas de las protagonistas). La AFA ponía la cancha, pelotas y el referí, que era uno solo (tres solamente en los partidos televisados). Había pocos DT adaptados a las características de la mujer. Y tampoco había control antidoping.

-         Todo muy básico.
-         Sí,  con muchas mujeres muy buenas técnicamente pero de clase social baja que no podían venir a entrenarse con regularidad por falta de dinero y por eso se pedía ir a la profesionalización. También están las chicas que son de Capital o cerca de la Capital que provienen de escuelitas de fútbol 5 o de papi-fútbol.  Había gran resistencia para publicarles notas en los grandes medios y cuando aparecía algo, se trataba de notas sexualmente connotadas (si se pintan los labios, si tienen novio, la comparación con el fútbol masculino, etc). Tampoco estaban bien alimentadas. Sólo tenían el apoyo de la estructura de salud de la AFA antes de un torneo de envergadura, pero las de los clubes, no contaban con asistencia.

-         O sea que era todo muy precario.
-         Hay una nota firmada por Salvador Stumbo, el dirigente de la AFA a cargo del fútbol femenino, que dice que primero el fútbol femenino se tiene que organizar, tiene que encontrar sus espacios, sus canales de financiación, y recién después, salir a pelear y yo pienso que es al revés porque la AFA es rica y entonces no quiere ayudar.

-         ¿Y quién tomó el rol de vocera en ese tiempo?
-         Se alternaban, no fue una sola chica. Por momentos fueron las mujeres de los dirigentes de los clubes, pero nunca tuvieron mucha relevancia y tampoco la AFA las escuchaba. La AFA sólo cumplía con las exigencias de la FIFA que pasaban por tratar de ir a los Mundiales, lo que implicó formar una selección, pero sin una estructura. Estaba el DT, un médico, y se anotan muchos clubes. El único trabajo relevante fue el de la Selección. Lo demás era un descuido absoluto. A nadie le importaba nada porque si los clubes a gatas podían con lo de ellos, ¿cómo se iban a cargar con el fútbol femenino, aunque también tuvieron que abrir puertas?

-         ¿Y esto de hoy, entonces, qué es?
-         Esto de ahora tiene la misma cara, el mismo parecido de lo que fue el ingreso de ellas en 1991. Con lo mínimo porque nos obligan de arriba, y basta. Ya ahora, cuando asume Gianni Infantino, obliga mucho más y exige representantes del fútbol femenino en cada uno de los consejos de las federaciones nacionales. En 1990, cuando la FIFA bajó la orden, en la AFA no había nada.  Lo que Claudio Tapia  maneja es ridículo para 16 clubes que podrán contar como mínimo ocho y como máximo once jugadoras pagas, y el sueldo básico es el equivalente al de un futbolista de Primera C, con acceso a obra social y cobertura médica. El torneo se va a llamar “Liga Profesional Femenina de fútbol” y otro, “Fútbol en Evolución”, similar a la Copa Argentina, llamada Copa Federal, con equipos del interior, que no compiten en los torneos locales. De hecho, la AFA aporta 120.000 pesos (3000 dólares) a cada club por su participación.

-         De hecho, hay una sola mujer en el Consejo Directivo de la AFA, María Sylvia Jiménez, de San Lorenzo de Alem, en Catamarca, que se quejó del machismo en el fútbol y que llegó porque la FIFA exige ocupar un lugar y dice que hay ligas en el interior que todavía no tienen fútbol femenino porque hay hombres que lo prohíben…
-         Así es. Por años, en ese cargo había un calienta sillas de nada. En todo caso, había mujeres que caían en su ámbito, no las iban a buscar. Este torneo de ahora vuelve a televisarse, que es otro rasgo a subrayar, por Crónica TV. Empezaron los torneos en 1991 y el Canal “Ser Mujer” lo televisaba, con relatos de Sergio Goycochea. A mí no me gustaban las formas, eso de reírse, tomarse el pelo. No era muy serio. Y con todas esas limitaciones, montones de chicas se acercaron al fútbol. La línea de cambio es notable, eso sí, en el nivel educacional de las jugadoras. Gabriela Garton, arquera de la selección, estudia sociología de la cultura en la UNSAM. Belén Potasa estudió para DT y estudia para martillera. Valentina Cámara es kinesióloga (todas de la selección) y hay dos o tres más. Las otras tienen que trabajar, mantener una casa. Desde 2007 al 2019, llevan 12 años sin ir a un Mundial y aún así, parece que esta participación será testimonial.

-         ¿Cómo influye el factor externo al fútbol como el #MeToo, los pañuelos verdes?
-         Mucho, pero especialmente todo está girando más hacia el fútbol inclusivo. El paradigma es el trabajo de Mónica Santino, DT graduada que maneja la escuelita de la Villa 31 y la publicación “La Nuestra”. Todos dicen “qué bien, se juega en los countries, en la primaria, en la secundaria, en lugares que uno no se hubiera podido imaginar” pero no era profesional. Eso precedió a todo esto aunque siempre fue amateur.

-         Cuando usted escribió el libro hace una década, ¿cuál es el fenómeno que derivó en todo esto?
-         Esto es algo que ya estaba. Ya hubo un equipo que viajó a México en los años 70. Cuando yo empiezo, fue a partir, por curiosidad, de una revista que hablaba de “la intimidad del fútbol femenino” y había una foto de una chica en un vestuario, en bombacha, bien pobrecita, en una nota bien amarilla y contaban que había en gestación clubes que se dedicaban a enseñar y una AFA femenina incipiente que llevaban adelante dos chicas, había un DT en Boca y yo los fui a buscar por pura curiosidad. Había ya un movimiento pero después fui al archivo de diarios y vi lo de México, el intercambio de jugadoras que eran muy curiosas, una chica que era panadera y terminó jugando al fútbol a préstamo. Eran cosas bien raras en ese momento. Lo que yo vi era el germen. Eso fue a fines de los 80, principios de los 90, cuando yo comencé a juntar material. y noté un entusiasmo por jugar por jugar, que es distinto a jugar de veras (pelear por tu realidad), que es cuando AFA lo facilita institucionalizando el fútbol femenino. Pero esto último ya es producto del fútbol estudiado desde la academia.

-         ¿Ya hay muchos que estudian esta particularidad?
-         Sí, en España, en Inglaterra, en Japón, en Suecia, estudian las que arrancan las chicas más partidarias de “jugar por jugar” y luego siguen las otras, que ya lo toman como un medio para vivir.

-         ¿Y cómo está lo académico en la Argentina?
-         Bastante parado. Porque lo que se hizo en 2018 fue juntarse y al fin de cuentas, hacer lo que hizo Mónica Santino en las villas. Hace tiempo que yo quiero estudiar el profesionalismo en las mujeres porque hace tiempo que viene ocurriendo en México, en Chile…

-         O sea que no es un fenómeno argentino.
-         ¡Nooo! De hecho, la selección femenina de Noruega cobra lo mismo que la masculina. Y hay gente estudiando el profesionalismo en Suecia, Noruega, Alemania. A mí me gustaría seguir esos procesos. Lo que hace acá la gente del Instituto Gino Germani es llevar un registro de la inclusión en el fútbol argentino pero no hay un estudio en profundidad y siento que en la Argentina no están dadas las condiciones y hay demasiados intereses. No tienen incidencia. Falta mucho. Invitaron a uno, a otro, gente de Inglaterra, de Brasil, pero falta la pata del camino a la profesionalización como un área de estudios. La inclusión es un primer paso, pero en todo caso es una visión reduccionista del fenómeno. Yo conozco un estudioso japonés de la Universidad de Tokio. En 2011, de la nada, sale campeón Japón. A raíz de esta aparición súbita, un académico de allí me dijo que necesitaba un lugar para un intercambio, nada más que eso, y acá no se podía lograr. Nadie ayudó. Él viene estudiando el tema del coach, que a mí me interesa muchísimo. Al investigador japonés lo encontré trabajando con la DT japonesa (que ahora va a estar en Francia) Asako Takakura, que tiene una gran trayectoria. Y eso que este investigador, en el intercambio que tuvimos, me hablaba de muchos problemas allá, del tema de los abusos en el fútbol infantil, que son serios. Ellos también tienen sus lacras.

-         ¿Y a la AFA no se acercó?
-         Por supuesto, pero alguien que me recibió, muy conocido, me dijo “¿Usted no habrá venido acá a que la AFA le patrocine su documental, no?” (yo en esa época quería producir uno). Es decir que salí con la idea de que ese era un lugar equivocado para poder estudiar algo y crecer. En la Argentina todo fue siempre muy difícil. Demasiados obstáculos al que quiere profundizar algo.

-         ¿Qué piensa que va a pasar con el fútbol femenino?
-         Me sumo a la idea de que tienen que seguir. Tienen que ir aproximándose a los de Primera C para consolidarse.

-         ¿Puede venir un movimiento al estilo del de #MeToo reclamando, por ejemplo, cobrar lo mismo que los varones?
-         Tiene que venir. Tienen que seguir las luchas internas, como la de Macarena Sánchez, aunque por otros motivos. Las chicas saben que si no luchan, ahí no se mueve nada. Esto es equiparable a lo que fue en 1991. Son dos movidas semejantes. Lo de Macarena marcó un momento. Otro fue cuando fueron a la Copa América con una mano atrás y otra adelante y antes de viajar hicieron una huelga porque les reducían el apoyo, relacionado con los viáticos y la ropa. De hecho consiguieron cosas y fueron y no les fue nada mal en la primera parte del torneo: le ganaron a Bolivia, Ecuador y Colombia y caen ante Brasil y Chile, que era local por primera vez. Quedaron terceras y se clasificaron al Mundial de Francia 2019. Esto recién empieza.

-         ¿Puede ayudar que este movimiento tenga internacionalmente más apoyo que antes?
-         Sí, sin dudas, como la onda verde, lo de los pañuelos verdes. La gran clave es preguntarse cómo se sale del amateurismo. Hay que estudiar el camino a la profesionalización, su lucha por la conquista y sus resultados.  Estudiar cómo fue el proceso en América Latina. Colombia ya tiene fútbol profesional y eso se vio en el último Sudamericano en Chile 2018 donde le fue medianamente bien. Otra científica social mexicana, Adriana Govea, me cuenta que este proceso en México es complicado. De todos modos, parece que se está tratando de conformar una segunda liga de fútbol femenino, “Nosotras Jugamos”, impulsada por Mónica Santino –la que mencioné antes del fútbol de inclusión- con cuatro categorías y mujeres árbitras. Vamos a ver, porque yo soy partidaria de la institucionalización, que la AFA sea el marco de acción.

-         Algo interesante que aparece en su libro es la importancia de las escuelas de fútbol para las chicas, porque no tuvieron divisiones inferiores.
-         La Escuela de fútbol cumple la función de integrar a quienes quieren ir a jugar y no tienen adónde, porque no da seguridad hacerlo en lugares públicos y tampoco abundan. Luego, si hay alguna chica con condiciones técnicas, la escuela facilita la llegada a algún club. Mónica Santino me contaba que  llegan chicas de clase baja o media baja, por lo general dotadas técnicamente pero mal alimentadas o con mal estado físico, que tienen una actitud más de desafío a jugar partidos, que al terminar toman cerveza o fuman. Pero luego, al jugar, el fútbol iguala a todas las clases. Otro déficit que encuentra es que las mujeres no reúnen tantas horas de charlas de bar o café como los varones. En ese tiempo todavía no se asumían como jugadoras (“juego al fútbol porque estoy medio loca y me gusta…pero juego igual y no me importa”).

-         Otro tema que aparece es el del cuerpo, los pruritos por los que supuestamente, la mujer no podía practicar fútbol competitivo.
-         Claro, por ejemplo el uso de las rodillas. Como tenemos articulaciones más laxas, con más capacidad de movimiento, son más frecuentes las lesiones allí por la amplitud que tiene la articulación y entonces son un 200 por ciento mayores que en el hombre .Roberto Fernández, preparador físico, notó, tras una evaluación de futbolistas en el CENARD, que el mayor problema era el muscular. Hubo tres roturas de ligamentos cruzados  a partir de la fragilidad de las rodillas. O de la cabeza. Las mujeres cabecean poco porque es algo que no se logra entrenar demasiado y hay miedo a lesiones, pero eso no significa que no estén dotadas para cabecear. Tampoco hay muchas arqueras, por el miedo a los golpes, y a veces muchas no quieren mirar a la pelota. Otro prurito era el uso de los pechos, aunque la pelota, en el gesto técnico, se para arriba, donde está el esternón, no en los senos, sino donde está el hueso. La protección en los tiros libres es la misma que para los hombres ocurre con los genitales. Las mujeres se tapan con el brazo adelante, pero le puede pasar como recibir un bochazo o codazo en el hockey.

-         O sea que lo de las mujeres fue una larga lucha hasta llegar a esta profesionalización.
-         Así es. Imagínese que recién después de la participación en el Mundial 2003 les prestaron el predio de Ezeiza para entrenarse, les tomaron las medidas para indumentaria, para que no usaran más da destinada a los varones, ahora las jugadoras de la selección nacional cobran viáticos en dólares en el exterior, aunque no sean muchos, y ya hubo protestas por eso antes de 2003 y por eso, casi no hubo entrenamientos en 2001 y hubo que acelerar todo el proceso de preparación en 2002. Después, les tocó el “grupo de la muerte” con Alemania, Canadá y Japón y perdieron por mucho en cada partido, si bien había una enorme diferencia de partidos internacionales con esas rivales. Eran profesionales contra amateurs en ese momento.

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