En pocas horas,
Barcelona y Liverpool, dos equipos que representan a clubes con enorme
tradición y muchas copas ganadas cada uno, animarán una semifinal de gala de la
Champions League en el Camp Nou de la capital catalana, en la que cada detalle,
en especial los goles que cada uno marque fuera de casa, puede ser fundamental.
De hecho, ambos
llevan un largo invicto en sus míticos estadios (el Barcelona, con 31 partidos
desde 2013 y el Liverpool con 21 desde 2014), y si el Barcelona apenas recibió
un gol en el actual torneo, en el Camp Nou, el Liverpool no es menos y sólo
recibió uno más, dos en total, y ambos en el lejano primer partido de la fase
de grupos ante el PSG.
El Barcelona
tiene a Messi y el genio es capaz de todo y ante cualquier rival y ya quedó
demostrado a lo largo de los dieciséis años que viene jugando, pero el
Liverpool aparece como mejor equipo en cuanto a la disposición táctica y a la
explotación de la función de cada jugador.
Son equipos muy
distintos. El Barcelona utiliza con su entrenador Valverde un sistema táctico
de 4-3-2-1 cuando defiende, pero hasta con un 2-4-2-1-2 cuando ataca, con Messi
por detrás de Suárez y Dembélé o con Philippe Coutinho más cerca de Messi y
Suárez arriba. Mientras que el Liverpool de Jürgen Klopp utiliza un muy claro
4-3-3, aunque en el retroceso defensivo colaboran todos y de manera efectiva.
El Barcelona
suele tener planteos más conservadores en los que la posesión de balón es casi
todo porque de esta forma hace mover al
rival hasta encontrar el hueco preciso por donde meter el balón para la
estocada final, o depende de una genialidad de Messi ya sea en jugada o como
consecuencia de balón parado.
En cambio, el
Liverpool apenas si necesita el mediocampo. Esta zona es apenas un lugar de
paso para ir hacia el ataque o para bajar a la marca. También es un equipo con
muchas variables y una de sus más grandes fortalezas es el juego aéreo,
especialmente por contar con uno de los mejores centrales del mundo, el
holandés Virgil Van Dijk.
Otro punto fuerte es la velocidad una vez que el
balón sale desde la defensa, para llegar a la portería rival, con un magnífico
trío compuesto por Sadio Mané, Mohamed Salah y Roberto Firmino, pero a los que
suelen sumarse por ambas puntas los laterales Trent Alexander-Arnoldt y Andrew
Robertson.
Tras años en el
ostracismo o perdiendo títulos mucho antes del final, este Liverpool del
entrenador alemán Jürgen Klopp parece asentado, ya jugó una final de Europa
League (perdida ante el Sevilla), peleó dos Premier Leagues hasta el final y en
ésta, se encuentra segundo a un punto del Manchester City a falta de dos
jornadas y esto indica el grado de competitividad y de confianza en su sólido
juego desde la llegada de Klopp, que operó como revulsivo y consiguió altísimos
rendimientos.
¿Quién
prevalecerá, el juego veloz y dinámico de los reds o el posicional y más
dependiente del genio como el Barcelona? Lo sabremos en pocas horas tras un
partido que promete mucho.
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