Cuando este
martes se enfrenten en Londres, así como la semana que viene en la revancha de
Amsterdam por la semifinal de la Champions League, las hinchadas del Ajax y del
Tottenham harán flamear por ambos estadios una impresionante cantidad de
banderas israelíes y de Estrellas de David, como suele ocurrir en los partidos
de ambos equipos en cualquier torneo desde hace muchos años.
No sólo el
Tottenham, que dirige Mauricio Pochettino, tiene en su plantel cuatro jugadores
que pasaron antes por el Ajax (Cristian Eriksen, Jan Vertonghen, Toby
Alderweireld y Davinson Sánchez) o anteriormente tuvieron en compun a una
estrella como el volante Edgar Davids, sino que los une una estrecha relación
con el judaísmo, aunque cada uno con características distintas.
Se calcula que
en 1596, muchos judíos sefaradíes se establecieron en Amsterdam luego de los
padecimientos en Portugal tras haber sido expulsados de España en 1492. Esta
ciudad estaba liberada de la intolerancia religiosa de la monarquía española.
Muchos judíos de aquellos comenzaron a navegar los mares del mundo e hicieron
grandes fortunas. Se establecieron cerca de la casa de Rembrandt, a quien le
alquilaban, como mercaderes, le alquilaban al pintor parte del sótano de su
casa. A esto se les unieron los ashkenazim entre 1648 y 1649, escapando de la
Guerra de los Treinta Años durante la rebelión de los cosacos en Polonia y la
guerra entre ésta, Rusia y Suecia.
El Ajax fue el
equipo del gueto de Amsterdam en la Segunda Guerra Mundial. De hecho, los
domingos cerraban antes los puestos del mercado porque había que concurrir a la
cancha, en el tranvía. El puntero izquierdo era Eddie Hamel, un judío
neoyorquino que se destacaba por su juego estético y era admirado por las
mujeres por su belleza, que murió en Auschwitz en 1940 (ya había dejado el
fútbol). En cada partido de los rojiblancos flameaban en el viejo estadio De
Meer (construido en 1934) las banderas con los colores del Ajax y la Estrella de
David, que era llamada La Estrella del Ajax. Hasta que Holanda se rindió dos
días después de que los cazabombarderos de Hitler destruyeran Rotterdam con 900
muertos. El nazismo devastó Holanda y de los 140.000 judíos de Amsterdam sólo
sobrevivieron 40.000 y eso también afectó al club.
El reconocido
periodista ghanés de familia holandesa Simon Cúper, del diario “The Guardian” y
autor del libro “Ajax, el equipo del gueto” y que lleva como subtítulo “El
fútbol y la Shoá”, sostiene que las Estrellas de David que flamean en los
partidos “son en realidad un testimonio de una realidad histórica que hasta no
hace mucho tiempo había sido negada, dejada de lado, o enmascarada detrás de la
figura de Anna Frank y el mito de la tolerancia holandesa”.
Cúper cuenta los
padecimientos de Bennie Müller, quien fue capitán del Ajax y de la selección
holandesa en los años Sesenta y que recuerda cuando a sus cuatro años cuando
los nazis se llevaron a su mamá (aunque después sobrevivió pero 8 de sus 10
hermanos no lo consiguieron). Su compañero SjaakSwart, el volante del equipo
tricampeón de Europa en los años 70, y llamado “Mr. Ajax”, siempre se mantuvo
muy discreto sobre su posible condición de judío.
La
reconstrucción del club comenzó en los años Sesenta con Jaap Van Praag (un comerciante
de discos de temática judía que escapó de las razzias nazis al esconderse por
dos años en el sótano de un fotógrafo), Maup Caransa (un multimillonario, al
que lo salvó el matrimonio con una mujer no judía y por el que en esos años el
club era llamado “Los Caransajax”), y los hermanos Feed y Wim Van der Meijiden
(empresarios inmobiliarios que eran conocidos como “los constructores del
bunker” por los servicios prestados a los nazis y por lo que luego fueron
procesados luego de la liberación de Amsterdam).
A fines de esa
década, huérfano de padre, también el Ajax cobijó nada menos que a Johan
Cruyff, luego casado con una judía y cuyo hijo Jordi está identificado con el
Maccabi Tel Aviv. Y si bien el Ajax tuvo tiempos de gloria en los años setenta,
con Cruyff, Swart, Keizer, Haan, Krol y Neeskens, dirigido por Marinus Michels,
también esos fueron tiempos de la llegada del hooliganismo a Holanda, como
fenómeno de exportación inglés. Así comenzaron los ataques de los ultras de su
gran rival, el Feyenoord, que hacían el sonido largo de la letra “s”, imitando
una cámara de gas, y que años más tarde ya hizo rimar con la palabra “Hamás”,
en referencia a la organización terrorista.
Ese
recrudecimiento del enfrentamiento entre las barras del Ajax y del Feyenoord
(de Rotterdam) hizo que el presidente de los de Amsterdam, Michel Van Praag,
hijo del también ex presidente de los años Sesenta Jaap (fallecido en 1987) y
que devolvió la gloria al club al ganar la Champions League y la Copa
Intercontinental en 1995 con Louis Van Gaal como DT, se quejara de sus propios
seguidores al decir que “no conocen nada de la historia de Israel” y que “son
tan judíos como yo, chino”.
La situación
entre las hinchadas se puso tan violenta al iniciarse el Siglo XXI que en 2005,
el Ajax intentó, en vano un proceso para convencer a sus aficionados de que
deben renunciar a los símbolos que identifican al club con el judaísmo bajo el
pretexto de terminar con este flagelo.
El vocero del
club, Simon Keizer, quien dijo que a entender de algunos dirigentes, “renunciar
a las banderas con la Estrella de David y a cierto tipo de canciones evitará
que la reacción de los aficionados rivales ponga en la mira lo judío y alimente
una polémica religiosa. Ajax –dijo entonces- no es un club judío. No tiene
ninguna referencia al respecto en su estatuto y no tiene vínculo alguno con la
religión. Esa imagen deriva sólo del hecho de que Amsterdam es una ciudad con
una vasta comunidad judía. No estamos renegando de nada porque Ajax no tiene
una identidad judía aunque reconoció que “de todos modos. No será de la noche a
la mañana que el club dejará de estar vinculado a la religión judía”.
Lo que en todo
caso podía ser un tema de análisis acerca de que ante un hecho o cántico
violento de una hinchada contraria generara una reacción defensiva de los
hinchas del Ajax sin que algunos de estos conociera acerca de la historia del
judaísmo (el ex futbolista Bennie Muller llegó a decir que “a veces cuando
estoy sentado en el estadio y escucho los gritos de esa gente loca ‘nosotros
somos los Súper Judíos y los Judíos son campeones, me levanto y me voy a
casa’”), derivó en negar, exageradamente, cualquier vínculo en el pasado.
Sin embargo,
esas declaraciones del vocero del Ajax parecieron caer en saco roto. Cuando
Maccabi Tel Aviv viajó a Amsterdam para jugar por la Champions Leagiue, decenas
de banderas israelíes flamearon en las tribunas como símbolo de bienvenida a
los jugadores y a los hinchas visitantes.
No había pasado
mucho tiempo del intento de la dirigencia del Ajax de desmarcarse de cualquier
ligazón con el judaísmo y entonces el presidente del Maccabi italiano, Vittorio
Pavoncello, salió a criticar la decisión del club holandés y la atribuyó al
“temor”.
"Realmente me siento perplejo y
dolorido. El miedo es lo que más me preocupa. La tradición judía de Ajax no
nace de la religión sino de la solidaridad holandesa durante la ocupación
nazi", explicó el dirigente, quien recordó que fue en aquella época
“cuando también adoptaron la Estrella de David, la misma que en la final del
Mundial de Alemania 1974, los jugadores de la selección holandesa exhibieron
cuando el plantel no contaba con jugadores judíos. ¿Por qué ahora los judíos
holandeses piden no volver a lucir la Estrella de David?, por temor, y esto es
lo que más me preocupa", se preguntó y contestó Pavoncello, quien lanzó
una apelación a los dirigentes de Ajax para que revieran su decisión.
Pero las declaraciones del Ajax no parecen
estar a tono con la realidad ni la historia. Los judíos de Amsterdam no sólo
practicaban atletismo y natación sino que llegaron a tener hasta cinco clubes
de fútbol, aunque el de sus amores fue el Ajax si bien muchos no podían ser
socios por ser extremadamente pobres y tampoco podían comprarse la indumentaria
deportiva.
Simon Cúper investigó que en los años 20,
la fiesta por la obtención de uno de los títulos de campeón fue en el teatro de
Abraham Tuchinski, con música de Max Tak. Los partidos del club se programaban
habitualmente en el Café D’Ysbreeker, donde se reunían los judíos socialistas y
la primera revista oficial del club fue presentada el 1 de enero de 1918 en el
Teatro Centra y escrita por Leo Lauer, que trabajaba en el principal diario
judío de la época.
Cúper sostiene que negar la identidad
judía del Ajax “es fundamentalmente negar la existencia de toda aquella alegre
y fervorosa judería seguidora del Ajax que ha sido asesinada”.
La historia del Tottenham es diferente.
Aunque fue fundado por anglicanos y gente ligada al cricket, se define como los
“Yidn” (el idish es el idioma de la diáspora judía en Europa central y del
este) de Inglaterra, a partir del lazo generado con la comunidad judía de la
zona de Stamford Hill, en el norte de Londres, que es la zona en la que
desarrolló su actividad el club.
La identificación del club con el judaísmo
generó, especialmente desde los años setenta, la reacción de los llamados “Yid
Chant”, canciones en contra de parte de otras hinchadas como la del West Ham y
en 2019, por la del Chelsea, al punto de que desde hace años que su hinchada se
hace llamar “Yid Army” (“Ejército Judío”) y parecido a lo que ocurrió en 2005
con el Ajax, el comediante judío David Baddiel, llegó a pedir a los hinchas
spur que terminaran con esos cánticos y aseguró que el 90 por ciento de los
hinchas blanquinegros “no son judíos”.
El Tottenham, a cuyo equipo dirige
Mauricio Pochettino, está manejado por su principal accionista, Joe Lewis (el
amigo del presidente Mauricio Macri que tiene tierras alrededor de Lago
Escondido, en la Patagonia), y el presidente es otro empresario judío, Dany
Levy, quien es presidente del club desde 2001, siendo el más longevo de todos
los dirigentes de la Premier League y en 2018 ganó el premio CEO otorgado por
los Football Business Award.
Es tal la identificación del Tottenham con
los judíos, que ya tuvo dos graves incidentes con otro club de Londres, el
Chelsea, que en 2017 tuvo que salir a repudiar los cánticos de su propia
hinchada para alentar al delantero español Álvaro Morata (el propio jugador
pidió que no la canten más) y en octubre de 2018, cuando los dos equipos se
enfrentaron por la Premier League, recrudecieron tanto los cánticos
antisemitas, que el club “Blue” decidió enviar a muchos de sus hinchas a
recorrer Auschwitz. Claro que la decisión provino del ruso Román Abramovich,
también judío y principal accionista del club.
En una entrevista sobre la campaña montada
por su club contra el antisemitismo, el presidente del Chelsea, Bruce Buck,
advirtió a sus propios hinchas sobre los cánticos contra los Spurs en los
partidos siguientes, instándolos a dejar de usar términos discriminatorios.
Tottenham, sin embargo, considera que
cuando atacan al club con el término “yid”, el uso de ese término es
considerado como “un honor” para la institución.
La amistad entre el Tottenham y el Ajax
viene de lejos por la identificación de las dos hinchadas con el judaísmo y sus
simpatías por Israel, aunque el vínculo se profundizó en 1974, cuando el
Tottenham perdió la final de la Copa de la UEFA (hoy Europa League) ante el
Feyenoord de Rotterdam, el más duro rival del Ajax. Esa serie terminó con
escenas de vandalismo y la rotura de algunas partes del estadio holandés.
Tottenham y Ajax ya se enfrentaron por
competiciones europeas. Fue en la temporada 1981/82 por la Recopa de Europa (la
Copa de los campeones de las Copas de cada país, que se dejó de jugar). Los
Surss ganaron 1-3 en Holanda (Julio Ricardo Villa marcó uno de los goles) y se
impusieron en Londres, en el viejo White Hart Lane, por 3-0 (con un gol de
Osvaldo Ardiles).
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