Desde Amsterdam
Hemos sido
testigos de un brillante espectáculo. En medio siglo viendo fútbol, éste debe
ser uno de los mejores cinco partidos que nos haya tocado presenciar porque
reunió todo lo que se aspira para una fiesta: la actitud ofensiva de ambos
equipos, tribunas eufóricas alentando a los suyos, situaciones de gol por
doquier, grandes actuaciones de la mayoría de los jugadores, muchos goles,
alternativas cambiantes y definición sobre la hora y estaba en juego nada menos
que el pase a la final de la Champions League.
Acaso por eso
mismo es que cuando el árbitro alemán Felix Brych dio por finalizado el partido,
el director técnico argentino del Tottenham Hotspur, Mauricio Pochettino, se
arrodilló en el césped y no pudo evitar que se le cayeran las lágrimas de
emoción. Su equipo había logrado una hazaña. Había caído derrotado en la ida en
su propio campo, el nuevo White Hart Lane ante el Ajax 0-1, y terminó el primer
tiempo en el Johan Cruyff Arena de Amsterdam perdiendo 2-0.
La suerte
parecía estar echada porque el Tottenham no sólo tenía que marcar tres goles en
un solo tiempo, el segundo, sino que en el primero había sido netamente
superado por los locales que siempre administraron la pelota con criterio y
sencillez, como en toda la temporada, y le ganaban bien, con goles del defensor
Matthijs De Ligt (con el mismo cabezazo que ante la Juventus por los cuartos de
final), y de Hakim Ziyech.
Sin embargo, ese
descanso de quince minutos fue extraño, especial, distinto. Si bien luego en la
conferencia de prensa posterior, Pochettino no quiso entrar en detalles sobre
lo que les dijo a sus jugadores, es evidente que algo les tocó las fibras
porque el equipo del Tottenham que salió al segundo tiempo parecía otro y
avasalló por completo a un Ajax que hizo lo que pudo (y no fue poco) pero que
se vio obligado ya a pararse de contragolpe.
Otro hecho
fundamental para el partido fue el ingreso del espigado delantero español
Fernando Llorente por el volante Víctor Wanyama. De esta forma, el Tottenham ya
se paró con un esquema mucho más ofensivo (creemos que el cambio pudo haberse
hecho en los últimos minutos del primer tiempo, cuando ya los Spurs necesitaban
marcar esos tres goles), y evidentemente, el tempranero gol del brasileño Lucas
Moura despertó a los jugadores del conjunto inglés, que vieron que las chances
estaban intactas y fueron por todo, por el premio mayor, y cuando ya empató
otra vez Lucas Moura, el silencio se apoderó de un estadio que hasta ese
momento vivía una fiesta y que empezó a intuir que las cosas no estaban para
tirar manteca al techo.
Esto no
significa que el Ajax renunciara al ataque porque no va en su esencia, ni en la
del entrenador Erik Ten Hag. Y de esta forma, aunque era más lo que el
Tottenham iba, los holandeses contragolpeaban hasta convertir al arquero
francés Hugo Lloris en gran figura, tapando varias situaciones de sumo peligro.
Lo del final fue
directamente un asedio del Tottenham, que estaba a un gol de la hazaña.
Presionó y presionó por todos lados, con el danés (ex Ajax) Christian Eriksen
como guía, pero con los dos laterales como extremos, con Llorente de pivote, y
al final, con el ingreso de Erik Lamela para tener más alternativas.
Parecía que el
partido terminaba 2-2 porque se había llegado al último minuto de descuento
cuando el arquero local André Onana hizo tiempo en un saque de arco y eso
generó un nuevo minuto adicional y allí, Tottenham hizo su último esfuerzo, con
LLoris, el arquero visitante, yendo a buscar una pelota por aire. En uno de
esos rebotes, Llorente –en el mejor partido que le vimos en años- pudo aguantar
la marca en el área, cedió a Dele Ali y éste pudo pasar justo al brasileño
Lucas Moura, el héroe de la noche, quien sacó un remate imposible de atajar,
concretó su triplete, y desató la locura de los Spurs.
Tras un
formidable partido jugado con limpieza, vocación ofensiva y gran técnica, el
Tottenham de Pochettino logró la hazaña de meterse en la gran final de la
Champions del 1 de junio en el Wanda Metropolitano de Madrid, ante uno de sus
adversarios de la Premier League, el Liverpool del alemán Jürgen Klopp.
El fútbol y
quienes tuvimos la inmensa suerte de haber estado allí, en el partido,
agradecidos eternamente.
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