El Barcelona,
aunque empecinado en regresar a ganar la Champions League después de cuatro
años sin conseguirlo, sin embargo, volvió a ser campeón de la Liga Española, el
título que, por ejemplo, para Zinedine Zidane, que convivió años con la
Juventus como jugador, cree que es el más importante porque es el de la
continuidad, el más preciado para un entrenador, el que demuestra la
regularidad en la temporada.
En estas horas,
una gloria del Barcelona como sin dudas es Carles Rexach, quien jugó en los
tiempos de Johan Cruyff en los años setenta y luego fue dirigente del club y
quien –nada menos-fichara a Lionel Messi cuando era un adolescente de 13 años,
escribió una columna en un periódico deportivo de Cataluña comentando que no
comprende muy bien por qué los simpatizantes del Barcelona están tan
desesperados por la Champions cuando el título de Liga le parece más
importante.
Rexach dice que
la Champions ahora reúne a demasiados equipos por país cuando antes sólo
arribaban a jugarla los campeones de cada Liga y que en cambio, ganar un torneo
de 38 jornadas y tan competitivo es mucho más difícil (Zidane sostiene lo
mismo, aún habiendo ganado tres Champions con el Real Madrid, porque en Italia
se valora mucho el torneo local).
Sin embargo, el
abrumador dominio del Barcelona en la Liga Española (11 ligas de las últimas
15) esta vez no tuvo relación con el gran juego del equipo, sino con que fue
“el menos malo” de todos y el más regular (lo que más debería importar).
Es cierto, en
defensa del Barcelona, que no tiene culpa de que el Atlético Madrid no haya
sabido tener un juego más ofensivo pese a que cada vez se gasta más dinero en
fichajes y ya no es un club de clase media (de hecho, en pocos días su nuevo
estadio Wanda Metropolitano será sede de la final de la Champions), o tampoco
que el Real Madrid haya tenido un año desastroso, a 18 puntos del líder y
remontando la cuesta desde agosto, cuando aún con Julen Lopetegui perdió la
final de la Supercopa europea ante el Atlético Madrid. Ya luego, Santiago
Solari como entrenador interino, hizo lo que pudo ante un equipo derrumbado
anímicamente y que sintió demasiado la salida de Cristiano Ronaldo.
El resto de los
competidores de la Liga, se sabe, están para pelear por puestos en las copas
europeas, o por no descender a Segunda, dependiendo del caso.
Con estos
regalos, el Barcelona no tuvo nunca un competidor real por esta Liga. Apenas,
el Atlético se mantuvo a prudente distancia, pero nunca con la posibilidad de
arrebatarle el título, y eso también generó como consecuencia una Liga poco
agonística, sin demasiado en juego y con el equipo azulgrana deambulando por
los estadios sabiendo que tener a Lionel Messi en la plantilla, alcanza y
sobra. Y el argentino, con sus 34 goles, con algunos partidos sin jugar en la
segunda ronda, y otros desde el banquillo, resolvió cualquier duda que
apareciera.
Pero hay que
decirlo claro: este Barcelona no es un gran equipo si no tiene una máxima exigencia enfrente. Tiene
la capacidad de mimetizarse con el rival, como le sucedía a Woody Allen en el
recordado film “Zelig”, cuando tomaba la personalidad de quien estaba a su
lado.
El Barcelona
tiene un entrenador que sabe llevar el vestuario con mano izquierda, como
Ernesto Valverde, pero que es muy conservador para el tradicional juego
blaugrana, con apenas un delantero (el uruguayo Luis Suárez), a veces dos si la
situación lo amerita (el muy hábil pero irregular Ousmane Dembélé), con Messi
jugando por libre pero decidiendo en cualquier momento, y con uno de sus
principales aliados, el lateral izquierdo Jordi Alba, quien tal vez es el que
más entiende el juego del genio.
El resto,
acompaña porque no hay jugador malo ni mediocre en la plantilla, pero no hubo
demasiados partidos con aquellos espectáculos que recordamos con añoranza desde
los tiempos de Xavi Hernández o Andrés Iniesta. Ahora toca otra cosa, y el
Barcelona fue justo campeón con esto que tiene hoy, con la elegancia y justeza
de Gerard Piqué en la marca, y con un porterazo como el alemán Mar Ter Stegen.
Pero no hay que exagerar: este Barcelona fue más que los otros 19 equipos y
menos que otros Barcelona del pasado, aún siendo campeón. Con Messi, todo es
más fácil.
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