Desde Sevilla
Tampoco pudo ser
la Copa del Rey. El Barcelona lo intentó hasta el último suspiro en el estadio
Benito Villamarín del Betis, en un final de infarto en el que el Valencia
perdió de manera increíble el tercer gol en los pies de Gonzalo Guedes, pero
fue superado por el equipo “Che” por 2-1 culminando una extraña temporada, en
la que el título de Liga Española no alcanza a tapar tantas frustraciones.
Esta derrota de
un Barcelona destruido anímicamente tras su eliminación de la Champions League
en Anfield ante el Liverpool puede traer duras consecuencias para buena parte
de su plantel y mucho más aún para su entrenador Ernesto Valverde, quien había
sido respaldado por la comisión directiva y el plantel, pero que no parece
ahora tener resto para seguir.
El Valencia, en
cambio, completó una magnífica temporada, en la que se quedó con la Copa del
Rey, llegó a semifinales de la Europa League y consiguió clasificarse para la
Champions League 2019/20 con el cuarto puesto en la Liga.
Si quedó claro
que con tener mucho la pelota no alcanza, el ejemplo del primer tiempo del
Benito Villamarín fue perfecto. Porque un Barcelona demasiado estructurado, con
dos líneas de cuatro, a falta de Luis Suárez y de Ousmane Dembélé, dominaba
posicionalmente pero eso significaba muy poco.
En menos de
cinco minutos, su defensa se había equivocado en un pase atrás, Rodrigo quedó
solo ante Cillessen, pero no acertó por dos veces, porque no se animó a pegarle
de primera y luego de eludir al arquero, sacó un remate displicente que Piqué
pudo despejar providencialmente en la línea del arco.
Ese aviso del
Valencia no fue tenido en cuenta por el Barcelona, que siguió igual, con un
andar cansino, poca profundidad y un Lionel Messi que parece seguir afectado
por lo que pasó ante el Liverpool y fue bien marcado por los centrales “Ches”
(a propósito, este Ezequiel Garay, ¿no está para la selección argentina?).
La sensación era
que a la primera que el Valencia tuviera, podía facturar y eso ocurrió, nomás,
a los 21 minutos, cuando otra pelota le quedó al francés Kevin Gameiro y éste
ya no perdonó, Ese 1-0, que en otro tiempo sería una diferencia exigua ante un
poderoso Barcelona, en este tiempo suena a otro golpe de efecto al muy bajo
estado de ánimo azulgrana.
Por eso no
extrañó que a los 32 minutos aumentara Rodrigo después de un gran desborde por
la derecha de Carlos Soler, hasta el fondo, y un centro perfecto a la cabeza
del goleador hispano brasileño.
El trámite
siguió siendo el mismo, pero el Barcelona perdía una final por dos goles, y eso
volvía a asemejarse a la semifinal de la Champions League en Anfield.
Recién en el
segundo tiempo, y aunque varios jugadores ya calentaban desde los 30 minutos
del primero, el entrenador del Barcelona, Ernesto Valverde, procedió a dos
cambios cantados: sacó a Arthur y a Semedo, por superposición de volantes (un
mal azulgrana que lleva varias temporadas) para colocar al olvidado Malcom y a
Arturo Vidal, con lo que retrasó un poco a Sergi Roberto, y Messi pasó a tener
otro colaborador, además de Philippe Coutinho, en el ataque.
Así fue que el
Barcelona se lanzó un poco más tras el descanso, y Messi tuvo un remate que
terminó con la pelota en el travesaño, con el arquero valencianista Jaume
Doménech (una de las figuras, cuando lo probaron de media distancia) vencido, y
Vidal no pudo terminarla en el rebote.
Promediando la
segunda etapa, el Valencia pagó caro su desgaste y salió lesionado su capitán
Parejo (ovacionado por su hinchada) y fue reemplazado por Kondogbia, aunque la
situación general no cambiaba: un Barcelona necesitado de goles pero carente
por completo de profundidad y de ímpetu, ante un rival parado de contragolpe,
esperando el mínimo error para lanzar pelotazos a Gameiro y Rodrigo.
A los 27
minutos, un córner de Malcom desde la derecha, cabeceó Lenglet, la pelota dio en el palo y Messi, que estaba
justo allí, anotó el descuento para ponerle más pimienta a un partido que
parecía que se le escapaba al Barcelona.
Valverde
dispuso, entonces, redoblar la apuesta con el ingreso del joven Aleñá por
Rakitic, para darle más fuerza al ataque, aunque siempre con más volantes que
delanteros.
Recién allí,
cuando quedaban menos de quince minutos, el Barcelona se acordó de atacar por
todos lados, abriendo la cancha, buscando a un puntero como Malcom, ayudándolo
con varios jugadores en posición ofensiva, con Piqué de centrodelantero, y el
Valencia comenzó a sufrir y a desear que el tiempo pasara, ya sin chances de acercarse
a Cillessen.
Sin embargo, ya
fue demasiado tarde y el Barcelona acabó pagando más que por este partido, una
temporada en la que reinaron la confusión táctica y la falta de respuestas
anímicas, y de imprevisibles consecuencias.
El Valencia, por
contrario, culmina un año histórico, el de su Centenario, ganando la Copa del
Rey, clasificándose a la próxima Champions League desde el cuarto puesto de la
Liga, y llegando a semifinales de la Europa League, algo impensado al comenzar
el curso.
1 comentario:
Excelente crònica e ifual la cobertura previa al partidk con una nota que yacjntuiaclo quevpofia pasar.
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