Desde Madrid
Dos estilos
completamente diferentes, el del Liverpool, en el que todo se basa en la
altísima presión y la mitad de la cancha es apenas un lugar de paso, y el del
Tottenham, que tiene su fundamento en la concentración, el cerebro y el temple,
se enfrentarán mañana en el moderno estadio Wamda Metropolitano en una final
inglesa de la UEFA Champions League que reúne una enorme expectativa, no sólo
por el resultado, sino con la esperanza de que ambos brinden un espectáculo
inolvidable.
Al menos, si nos
basamos en las manifestaciones de los dos entrenadores en sus respectivas
conferencias de prensa, en las que fueron correctos y hasta muy elogiosos con
su adversario, todo está dado para que Liverpool y Tottenham recreen aquella
definición de 2013 (acaso la mejor de la década) cuando el Bayern Munich de
Josep Guardiola venció al Borussia Dortmund de Jürgen Klopp, el mismo alemán
que dirigirá ahora a los “reds” contra los “spurs” de Mauricio Pochettino.
Las
declaraciones y el estado de ánimo de ambos es un hermoso ejemplo de lo que
puede ser una final en este altísimo nivel de competición, con dos equipos tan
diferentes en el juego pero que tienen muchas cosas en común en esta Champions:
ambos fueron sobrevivientes de situaciones límite (tal vez el Tottenham más que
su rival), y superaron los obstáculos con una fuertísima mentalidad.
En el caso del
Tottenham, aunque hayan pasado ya muchos meses, estuvo a punto de quedar
eliminado en la fase de grupos. En la última jornada le tocaba enfrentar a un
Barcelona ya clasificado en el Camp Nou y dependía de que el Inter no ganara.
Logró empatar y pasar, pero en cuartos de final, el VAR lo salvó de quedar
afuera en la última jugada en un sensacional partido ante el Manchester City, y
un gol sobre la hora, en el contexto de su hattrick, por parte del brasileño
Lucas Moura, revirtió el resultado desfavorable en Londres ante el Ajax, en
semifinales. Fue allí cuando Pochettino definió a sus jugadores como “héroes”.
El Liverpool
tuvo todo el partido como local en Anfield para revertir un 3-0 en el Camp Nou
en la ida de semifinales (que no fue 4-0 porque increíblemente, Ousmane Dembélé
le regaló su remate al portero Alisson), y pese a tener dos de sus tres
delanteros titulares lesionados, lo consiguió en un marco épico y de esta
manera, llega a su segunda final consecutiva luego de caer en Kiev ante el Real
Madrid aquella nefasta noche de Loris Carius, responsable de dos de los goles
blancos desde la portería “red”.
Tanto Liverpool
como Tottenham son dos equipos de autor. Se nota la influencia de sus
entrenadores en el andar de los equipos, que llegaron a ser lo que son producto
de un trabajo serio y profesional, cualquiera sea el resultado.
Los cien mil
ingleses que se acercaron a Madrid y el público local (sumado a la audiencia
masiva en todo el mundo) podrán observar una notable definición, que arrojará
un ganador, porque se trata de una competencia deportiva y esto es inevitable,
pero la justicia existe, al colocar a dos equipos top en este lugar
privilegiado.
1 comentario:
Gracias Sergio por tu cŕònica y que el.mejor fùtbol y la épica predominen en la final de hoy
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