Desde Madrid
Acaso la mejor
Champions League de la historia, por lo trepidante, los resultados cambiantes,
las épicas remontadas, la riquísima variedad de sistemas tácticos, la cantidad
de jugadores que pudieron lucirse, tendrá esta noche española (21 horas, 16 de
la Argentina), por fin, una definición cuando se enfrenten Liverpool y
Tottenham Hotspur, un clásico inglés que tendrá por escenario el nuevo Wanda
Metropolitano, donde Atlético Madrid juega habitualmente como local.
Si Liverpool y
Tottenham llegaron hasta la máxima definición fue por exclusivo mérito propio,
luego de haber conseguido remontadas épicas en un torneo maravilloso, en la que
otros equipos que no han podido llegar, protagonizaron grandes partidos (el
Ajax ante el Real Madrid en el Santiago Bernabeu, el Manchester United, con
diez suplentes, ante el PSG en París, el Barcelona, ante el Lyon o el Liverpool
en el Camp Nou, el Manchester City, casi siempre).
Liverpool y
Tottenham son, al cabo, sobrevivientes en un torneo en el que estuvieron muy
cerca de quedar afuera y en el caso de los “Spurs”, en más de una ocasión, como
bien lo reconoció su director técnico,el argentino Mauricio Pochettino, en una distendida
conferencia de prensa en la que dijo, por ejemplo, que le “encanta” cómo
trabaja el entrenador rival de la final, el alemán Jürgen Klopp, quien había
manifestado algo parecido sobre su colega oponente.
El Tottenham
pudo haberse quedado afuera en la fase de grupos. Llegó a la última fecha
necesitando no perder ante el Barcelona en el Camp Nou y que el Inter no le
ganara como local en el San Siro al PSV, y ocurrió. Luego estuvo a segundos de
ser eliminado por el Manchester City, que le marcó un gol decisivo en el final,
pero que fue anulado por el VAR, y en semifinales, en Amsterdam, tuvo que
remontar un 0-2 en el segundo tiempo (y sin su mejor jugador, Harry Kane,
lesionado) y lo consiguió en el último segundo.
El Liverpool no
sólo había caído ante el Barcelona 3-0 en la ida de semifinales en el Camp Nou,
sino que tuvo que salir a remontar en Anfield sin dos de sus tres delanteros
(Roberto Firmino y Mohammed Salah) y lo consiguió con un memorable 4-0.
Se trata de dos
estilos muy diferentes. Para uno (Spurs), tener la pelota y pensar (siempre a
través de su cerebro Eriksen pero bien podría ser desde Dele Alli), juntar las
líneas y moverse con toda su estructura, es esencial. Para el otro (Reds), el
mediocampo no existe, es apenas un lugar de paso, una transición rápida entre
defensa y ataque en bloque, y por eso lo llaman “Football Storming”.
Si para el
Tottenham el lema es “To dare is to do” (Animarse es hacerlo), para el
Liverpool siempre ha sido “You will never walk alone” (Nunca caminarás solo),
que con este equipo de Klopp, significa también que siempre habrá un compañero
cerca para lo que se necesite, y no sólo un lema tribunero.
Esta final de
Champions bien la pudieron jugar el Barcelona y el Manchester City, o el Ajax y
la Juventus de Cristiano Ronaldo, pero en el Wanda estarán hoy el Liverpool y
el Tottenham. Esto le da una enorme riqueza al torneo, para celebrar, más allá
del ganador, por el gran fútbol que hemos visto y que ojalá que veamos esta
noche en Madrid.
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