Desde Río de Janeiro
Las selecciones
de Brasil, Uruguay y Colombia se destacan claramente como las tres mejores tras
haber terminado la fase de grupos de la Copa América, y cuando ya se inician
los cuartos de final tras dos días de descanso.
En los distintos
canales de televisión y los principales diarios brasileños, la pregunta que
circula es cuál es el equipo más complicado para la selección local en lo que
queda del torneo, en el que aparece como clara favorita. Nunca Brasil perdió un
título sudamericano jugando en casa, y ahora aparece como ocho goles a favor y
ninguno en contra en sus tres partidos iniciales, claro que sus rivales fueron
dos de los más flojos equipos, como Bolivia (3-0) y Perú (5-0 y un penal errado
sobre la hora por Gabriel Jesús).
El conjunto de
Tité gana, no le hacen goles, pero no logra convencer a su público. Su juego no
es espectacular, perdió cierta capacidad de magia y creatividad al quedar fuera
Neymar, por lesión, y ahora mucho pasa por los pies de Philippe Coutinho, quien
no viene de una gran temporada en el Barcelona pero aquí se encuentra ante la
chance de redimirse.
De todos modos,
que Venezuela le haya arañado un empate ante su público (más allá de los dos
goles anulados por el VAR, de los que al menos uno creemos que fue válido),
implica que el equipo brasileño no termina de ajustarse y no atrae al público,
que reclama más jugadores de la liga local, como el extremo Everton, del
Gremio, que fue determinante cuando entró.
Brasil recibe
hoy en Porto Alegre a Paraguay, que
apenas si se clasificó lastimosamente con dos puntos como uno de los dos
mejores terceros de grupo, porque se favoreció del empate entre Japón (una de
las dos selecciones invitadas al torneo) y Ecuador (uno de los grandes
fracasos, eliminada en primera rueda).
Lo de Paraguay,
dirigido por el argentino Eduardo Berizzo, pasa todo por el juego aéreo, la
fortaleza física de sus volantes y la entrega de sus defensores, pero
especialmente por las actuaciones de su gran arquero Roberto “Gatito”
Fernández, por lo que no habría de extrañarse que busque afanosamente un empate
a cero para llegar a los penaltis.
Mañana viernes
habrá dos partidos, primero en le Argentina ante Venezuela en el Maracaná.
Hasta hace dos años, no habría siquiera necesidad de pronóstico entre una
selección con 14 títulos sudamericanos y otra que jamás tuvo protagonismo, y
cuando además, Lionel Messi juega para los albicelestes.
Pero las cosas
han cambiado. Venezuela tuvo continuidad en el trabajo de su entrenador Rafael
Dudamel, llegó a ser finalista del pasado Mundial sub-20 e incorporó algunos de
esos jugadores a la selección absoluta, y Argentina es un mar de dudas, con
permanentes cambios de esquema, un mix de generaciones (sólo quedan Messi,
Agüero, Di María y Otamendi de la anterior) y su entrenador, Lionel Scaloni,
nunca antes había dirigido siquiera a un equipo.
La selección
argentina comenzó perdiendo muy mal ante Colombia, luego estuvo a punto de caer
ante Paraguay (la salvó el VAR con un penal que si fue, no lo había notado
nadie antes) y se clasificó por un triunfo final ante la débil y poco rebelde
Qatar.
Más tarde,
también mañana, se enfrentarán, en el que creo que es el mejor partido de estos
cuartos de final, por el nivel de paridad, Colombia y Chile en el Arena
Corinthians de San Pablo.
Colombia es,
hasta ahora, no sólo el equipo que mejor jugó en el torneo, sino también el
único que se impuso en sus tres partidos. Carlos Queiroz, el entrenador
portugués, la hace jugar con el mismo estilo atildado del argentino José
Pekerman, pero unos cuantos metros más adelante, más cerca del arco rival, y
eso le dio mayor poder ofensivo, pero además, cuenta con un nuevo recurso en el
caso de ponerse en ventaja: el contragolpe, para lo cual cuenta con la potencia
de Roger Martínez y de Duván Zapata, temible goleador en la Serie A italiana.
Chile es un
equipo raro. Bicampeón actual de Sudamérica, no se clasificó al Mundial de
Rusia por problemas internos. Asumió como entrenador el colombiano Reinaldo
Rueda y fue recuperando futbolística y anímicamente a sus jugadores clave como
Arturo Vidal, Gary Medel y principalmente Alexis Sánchez, de mala temporada en
el Manchester United.
Este Chile se
parece mucho a los equipos que fueron campeones hace tres y cuatro años, aunque
perdió ante Uruguay en el último partido de su grupo y ahora se complicó al
tener que eliminarse ante Colombia.
Por último,
Uruguay es claro favorito ante Perú, el sábado en Salvador. Uruguay es, por
lejos, el equipo más regular del continente. Su entrenador, Oscar Tabárez,
lleva muchos años al frente de un equipo que no tendrá tanto talento pero sí
dos temibles goleadores (Edinson Cavani y Luis Suárez), la mejor zaga central
(Diego Godín y José María Giménez), y un mediocampo renovado y con muchas
variantes, aunque se destaca principalmente por su solidez en conjunto.
Perú, en cambio,
es un equipo con jugadores con habilidad, pero llama la atención que el
entrenador argentino Ricardo Gareca, que logró clasificarlo para el Mundial de
Rusia, no haya podido encontrar una fórmula en el torneo y cayó duramente ante
Brasil por 5-0 y pudo ser peor.
Contra Uruguay
tiene la posibilidad de reivindicarse pero tiene que tener cuidado con los dos
delanteros celestes, de enorme categoría.
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