domingo, 6 de junio de 2010

¿Será la hora de España? (Yahoo)



No hace mucho tiempo, exactamente hace seis años, el entrenador argentino César Luis Menotti, sentenciaba ante este cronista en una mesa de un bar que la selección española tenía, por fin, que decidirse “entre ser toro o torero”, es decir, ser protagonista de los partidos, o resignarse a lo que eternamente fue llamado como “La furia”, un recurso que apelaba a la enjundia, a la lucha, pero muy poco a un estilo definido de juego.

Aquella frase de Menotti fue publicada en un diario de Madrid (“El Mundo”) y provocó una serie de reacciones y de enojos por parte del entonces entrenador de la selección español, Luis Aragonés, por aquel tiempo duramente criticado por su propia prensa, que no veía cambios con respecto al pasado, y se resignaba a observar que el Real Madrid o el Barcelona, acaparaban los primeros planos mientras que el equipo nacional navegaba en la indiferencia general.

Aragonés apenas pudo continuar en su cargo tras el Mundial 2006, cuando la selección española volvió a fracasar, eliminada por un equipo francés, en octavos de final, al que minimizó al creer que se trataba de un plantel de veteranos ya acabados, entre los que osó colocar nada menos que a Zinedine Zidane, autor de dos de los tres goles de los galos.

Sin embargo, el voto de confianza del presidente de la Federación Española Angel María Villar, le dio seguridades a Aragonés para que continuara su trabajo con miras a la Eurocopa de Austria y Suiza 2008, aunque con plenos poderes, como los de quitar del equipo a los jugadores más representativos con los que había tenido roces en la concentración: Raúl González, Fernando Morientes y Michel Salgado.

La excelente performance del equipo en la Eurocopa, aún sufriendo en lo que siempre había sido la barrera infranqueable de los cuartos de final, ante Italia y por penales, terminó de brindarle una total seguridad a un plantel que ya había adquirido aquel estilo que Menotti le reclamaba: posesión de balón, un estilo de juego al ras del césped, lugar para los habilidosos, y creatividad.

Para plasmar esta idea, Aragonés soportó las presiones de la prensa para que regresara Raúl, y se decidió por la base del Barcelona y del Valencia, sumando a varios de los que se destacaron en el fútbol inglés, como Xabi Alonso, Cesc, Reina o Fernando Torres.

El hecho de haber ganado la Eurocopa con total justicia, siendo la primera vez que España la ganaba fuera de su país y la segunda en toda su historia, no sólo potenció al equipo sino que terminó de demostrar que se trata, culturalmente, de otra clase de jugadores, sin temores a los rivales, seguros de sí mismos, y de la idea que llevan a cabo.

Esto pudo comprobarse en las siguientes eliminatorias para el Mundial 2010, si bien Aragonés, harto de los cuestionamientos, prefirió dar un paso al costado y fue reemplazado por el veterano Vicente Del Bosque, de gran éxito en el Real Madrid manejando un vestuario repleto de grandes estrellas sin el menor inconveniente.
Sabio y tranquilo,. Del Bosque hizo lo que pocos. Reparó en que lo que anda bien no tiene por qué ser modificado sustancialmente, y prefirió mantener la estructura y apenas si fue abriendo el juego con los extremos (Diego Capel, Vicente, Navas), al entender que con el estilo adquirido y con el título de 2008, la mayoría de los rivales optarían por cerrarse en la defensa y que la única manera de abrirlos era por las puntas.

El resultado fue óptimo. España no sólo obtuvo todos los puntos en una eliminatoria perfecta que ratificó el buen camino, sino que incluso dio cuenta de todos los rivales complicados en los partidos amistosos, llegando como gran candidato, junto a Brasil, para ganar la Copa Confederaciones de 2009 en Sudáfrica.

Todo parecía ir por los carriles normales hasta que sorpresivamente, en semifinales, fue eliminada por Estados Unidos, en un gran golpe para el fútbol mundial. Sin embargo, España no cambió su juego ni en un ápice. Del Bosque dice haber aprendido la lección, y desde hace un año el equipo profundizó en su juego y hasta agregó variantes.

España llega al Mundial en un gran momento, aunque con una sola duda importante: durante los últimos meses, muchos de sus jugadores decisivos tuvieron lesiones importantes. Tal vez la de mayor gravedad haya sido la de Torres, que le impidió rendir como en temporadas pasadas en el Liverpool, y que tal vez obligue a Del Bosque a decantarse por el 4-1-4-1, subiendo a Cesc entre los titulares, y con un solo punta, David Villa.

Pero tampoco hay seguridad de que Cesc se encuentre al cien por ciento, mientras que Andrés Iniesta llega luego de unos meses de muy poca actividad por sucesivas lesiones y Jesús Navas va ganando terreno por su tremenda habilidad como extremo.

La gran pregunta es si España no ha pasado ya el pico de producción del equipo, como pudo haber sido la Eurocopa 2008, o si será capaz de ratificar este gran ciclo desde Aragonés en adelante.

No le ha tocado un grupo muy fácil (Chile. Suiza y Honduras) y en octavos de final, podrían esperar Brasil, Portugal o Costa de Marfil. Pero la sensación es que España depende de sí misma y que hace mucho que dejó de ser toro para transformarse en un bravo torero.

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