Desde Río de Janeiro
A muchos se les atribuye la frase de que el fútbol
es un juego de once contra once en el que siempre ganan los alemanes, pero algo
de eso hay. Otra vez los germanos entre los cuatro primeros, luego de eliminar
a Francia sin demasiados problemas por 1-0,
con un gol demasiado tempranero de Matt Hummels.
En un gran marco de público en el Maracaná, y con un
aceptable arbitraje del argentino Néstor Pitana, la selección alemana no
atravesó demasiados momentos difíciles más allá de dos o tres remates de
Benzema, mucho más apagado hoy que en otras ocasiones, porque sintió el rigor
de la marca de Hummels y de Jerome Boateng.
No necesitó mucho Alemania para llegar a la primera
conquista, cuando Hummels aprovechó un centro desde la izquierda para cabecear
de emboquillada y colocarla lejos del alcance de Hugo Lloris.
Desde ese momento, como suele suceder, los alemanes
pisaron la pelota, la administraron bien por parte de Özil, Kroos,
Schweinsteiger y Khedira, y a los franceses no les quedó demasiado margen para
nada.
Para el segundo tiempo, aunque algo tarde, el
entrenador “bleu” Didier Deschamps comenzó a hacer cambios, hizo entrar a Remy
y en especial al goleador Giroud, pero nada cambió demasiado. Benzema tuvo
alguna más gracias a algún desborde del hábil Valbuena, pero siempre fuer más
Alemania.
El entrenador alemán Joakim LÓw hizo ingresar,
además, a Schurle por el veterano Miroslav Klose, que si marcaba un gol hoy se
convertía en el máximo anotador de la historia de los Mundiales (tiene 15) pero
nunca se halló, y el jugador del Chelsea tuvo dos claras que tapó muy bien el
arquero LLoris.
Francia se
fue resignando en la medida que pasaban los minutos, y el público brasileño
comenzó a provocar al germano con cánticos, anticipando una posible semifinal
en Belo Horizonte para el próximo martes.
Al fin y al cabo, otra vez Alemania está en
semifinales, retomando aquella sentencia que le da la razón casi siempre.
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