Desde Río de Janeiro
Muchos analistas sostenían antes de comenzar el
Mundial, que Francia no podría sostenerse más allá de una campaña mediocre sin
su gran estrella, el extremo del Bayern Munich Frank Ribèry, ni su muy buen
volante creativo Samir Nasri.
El equipo francés no venía de buenos tiempos. El
desastre de Sudáfrica 2010, con todo el equipo enfrentado y la rebelión contra
el irascible Raymond Doménech, no parecía tener una contraparte en un tiempo
relativamente corto, pero el ex capitán de la selección campeona del mundo en
1998, Didier Deschamps, fue trabajando de a poco con una nueva generación, de
la que varios jugadores se desempeñan en la Premier League inglesa.
Aún cuando Francia tuvo que jugar la clasificación
de su grupo ante los campeones del mundo y bicampeones de Europa, España, los
galos tuvieron un aceptable papel, y aunque ganaron el pase a Brasil en una
repesca, ya el andar era muy superior a los últimos tiempos.
Y explotó en la fase de grupos del Mundial, con
Giroud y Valbuena en un muy buen nivel y muy sueltos, con el talento emergente
de Pogba, figura en el sub-20, y especialmente Karim Benzema, que ahora el Real
Madrid redescubre como goleador y asistente y jugador completo en el ataque.
¿Le alcanzará esto a Francia para vencer a una
potencia constante como es Alemania? No parece fácil.
Los de Joakim Löw han encontrado desde hace años un
estilo más cerca del español que del viejo juego potente alemán, en buena parte
por el toque de balón y la posesión, pero también por haber convocado al equipo
nacional a descendientes de turcos con otras características técnicas.
Alemania se destaca también por la riqueza de su
plantel con la base en el Bayern Munich, de gran suceso en las últimas tres
temporadas, sumado a muchos que militan en equipos del exterior,
mayoritariamente de la Premier League inglesa o la Liga española.
¿Cómo se le gana a esta Alemania? Tal vez con mayor
dinámica, como casi ocurre con Argelia, que también utilizó la velocidad como
arma importante.
De lo que sí hay seguridad es que franceses y
alemanes, un clásico europeo y de los mundiales, como aquellos inolvidables
partidos de semifinales de España 1982 y México 1986, pueden brindar mañana en
el Maracaná uno de los mejores espectáculos de este torneo.
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