martes, 1 de julio de 2014

Messi-Agüero, las vueltas de la vida (Volkstrat)



                                                 Desde San Pablo

Tal vez la relación amistosa entre Lionel Messi y Sergio Agüero haya recorrido mucho y se haya profundizado porque nació de manera natural, sencilla, en la preparación de la selección argentina sub-20 que debía jugar el Mundial de Holanda en 2005.

Messi no había participado de la primera etapa de selección de jugadores menores de 20 años, algunos hasta ya provenían del sub-17 y aunque muchos chicos ya sabían de él y de su paso por el Barcelona, cuando ya en ese entonces jugaba en la Primera, un día, un pícaro delantero, muy joven,. Le preguntó, rodeado de otros compañeros, quíen era.

“¿En serio no sabés quién es?”, le preguntaron los otros porque Messi era muy tímido y no iba a animarse a decir algo así, y mucho menos, algo que pudiera dar a entender una mínima soberbia. “Ah, vos sos el del Barcelona?”, dijo Agüero, y hubo risas de todos, y hasta salió allí la casualidad de que Agüero también se llama Lionel (de segundo nombre) y que su padre, también.

Agüero es uno de los pocos que siempre hizo reir a Messi. Con sus bromas, sus ironías y su manera natural de tener la risa a flor de piel hasta haciendo bromas a los periodistas en las entrevistas (éste cronista también fue su víctima en sus tiempos en el Atlético Madrid), terminaron compartiendo cuarto y se hicieron inseparables en las concentraciones.

El preparador físico de la selección argentina sub-20, Gerardo Salorio, cuenta que un día sorprendió a los dos en el lobby del hotel con una cantidad de golosinas tomadas de la maquinita del lobby del hotel, y colocadas con disimulo debajo de la camiseta. Los miró, les preguntó qué llevaban ahí, y todo terminó en bromas y en una negociación con la promesa de que no volverían a hacerlo.

Eran otros tiempos y pasaron muchos años. Cinco más tarde, en 2010, Agüero llegaba al Mundial de Sudáfrica con poco protagonismo, como yerno del entrenador, nada menos que Diego Maradona, y Messi compartía cuarto con el veterano Juan Verón, con quien se consolaron mutuamente las penas: el crack del Barcelona, porque no se hallaba cómodo en ese sistema, y Verón, porque un día fue descartado como titular aunque no pidió explicaciones.

Messi y Agüero siguieron estando en contacto y fueron componiendo la base de la actual selección, a la que se le fueron sumando amigos, jugadores de una misma generación (Gago, Lavezzi, Di María,) y todo fue resultando más fácil desde que Alejandro Sabella se hizo cargo del equipo.

Messi escribió el prólogo de la biografía de Agüero, y pidió al “Kun” para el Barcelona, aunque la operación no parece fácil por los costos y por lo que pretende el Manchester City.

Hoy, en la concentración de “Cidade do Galo”, del Atlético Mineiro, otra vez es Messi quien debe contener a su amigo. No atraviesa un buen momento. Tras dos lesiones justo antes del Mundial, Agüero volvió a resentirse durante la fase de grupos y ahora peligra continuar en el torneo, con una lesión de grado 1 del bíceps femoral, la cara posterior del muslo, y lo están sometiendo a distintos tipos de ecografías. Algunos dicen que aún tiene chances (por ejemplo, el médico de la selección argentina, Daniel Martínez). Otros, por lo bajo, creen que su Mundial ya terminó.

En cualquier caso, este Messi, tan lejos de aquél chico tímido y silencioso, toma ahora las riendas para motivar a su amigo, para calmarlo, para escucharlo en sus quejas de noches sin sueños. A veces lo oye cuando trata de comunicarse con su hijo Benjamín y conoce de sus problemas con su ex suegro, Maradona, que hace que esto derive en muchos programas del corazón en la TV.

Antes Verón, ahora Agüero. Messi, aún en su momento de búsqueda de mayor gloria, o en aquellos más confusos del pasado, debió convivir siempre en un Mundial en cuartos con problemáticas complejas.


Hasta en eso, hoy ya padre de Thiago, es otro tipo, más distante, más cauto, más experto.

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