lunes, 30 de junio de 2014

Plan B: El “factor Lavezzi” y la sombra de Tévez (Kicker)



                                              Desde Belo Horizonte

Se sabe: la selección argentina tiene la carta ganadora en Brasil 2014: nada menos que Lionel Messi, cuatro veces ganador del Balón de Oro FIFA World Player, y considerado mejor jugador del mundo por la mayoría. Incluso, se dice que tiene la mejor delantera: Angel Di María, Sergio Agüero y Gonzalo Higuaín completan la pléyade ofensiva.

Pocos equipos pueden darse no sólo este lujo sino también otro: contar en el banco de suplentes con Rodrigo Palacio, goleador del Inter en la Serie A, y Ezequiel Lavezzi, del PSG.

Sin embargo, las cosas no son como parecen. O al menos, en la fase de grupos de este Mundial, Messi pudo encontrar una versión algo cansada de Di María, Palacio se lesionó en un amistoso previo al Mundial, Higuaín arrastraba una molestia en su espalda, además de una dolencia en su tobillo, y ahora se conoce que Agüero quedará afuera del partido de octavos de final ante Suiza en San Pablo el próximo martes, y acaso pueda ya no volver a jugar, aunque en la concentración de “Cidade do Galo” de Belo Horizonte, el médico Daniel Martínez trata de ser cauto y sólo comenta que “habrá que esperar la evolución”.

Es decir que ya de por sí, aquellos llamados “cuatro fantásticos”, que ya son tres, en verdad tiene a dos en un nivel esperable (Messi y Di María, aunque éste llegó exhausto de los partidos finales con el Real Madrid), mientras que Higuaín no pudo marcar goles hasta ahora, y Palacio recién ahora está en condiciones de jugar.

Ante esta situación es que aparece con fuerza, para lo que queda del torneo, el “factor Lavezzi”, un delantero que no ha sido titular esta temporada en el PSG, aunque es muy peligroso y agresivo, y que había sido ídolo absoluto en el Nápoli antes de su llegada al fútbol francés.

El gran dilema del entrenador Alejandro Sabella por estas horas pasa por decidir qué hacer en el caso de que Higuaín siga sin convertir luego de Suiza. Por más que el delantero del Nápoli (cuyo pase al Barcelona anda dando vueltas, algo que también le pasó a Hernán Crespo cuando se inició el Mundial 2002 y una transferencia lo desconcentraba) insista en que sigue con confianza y que también “es importante jugar para el equipo y fabricar espacios”, puede que la salida de Agüero, que fue un impacto en el plantel, genere ahora un cambio táctico en el sistema.

Si bien nunca se sabe lo que Sabella pueda hacer por lo que viene escondiendo a la prensa, que no se entera de la alineación titular hasta minutos antes de cada partido, si se sigue la lógica hasta ahora en el Mundial, si a Bosnia le jugó con cinco defensores porque ya le había ganado así un amistoso siete meses antes, a Suiza le ganó con tres goles de Messi en 2012 con cuatro volantes (dos externos y dos internos) y dos atacantes, y con alta presión en tres cuartos de campo rival.

Eso generaría a su vez otro dilema, porque si bien la lógica es que siga Higuaín y entre, por ejemplo, Maxi Rodríguez, también Sabella podría optar por probar su segunda dupla, Palacio-Lavezzi, que como en el segundo tiempo con Irán, parece pedir pista, aun que si se siguen los lineamientos del entrenador, el reemplazante natural de Agüero en este equipo es Lavezzi, y Palacio el de Higuaín.

Uno de los obstáculos que podrían aparecer, aunque Sabella es demasiado cauto y medido, es que Lavezzi, de carácter extrovertido, apareció arrojándole agua al técnico en un hecho que en cierta forma minó cierta autoridad de quien dirige a un equipo, y ya cierta prensa se pregunta si realmente el entrenador manda como debe.

No parece, de todos modos, que Sabella vaya a cambiar su decisión por este hecho extradeportivo, y ya ocurrió que muchos le cuestionaban que Messi tenía demasiada injerencia en el sistema, y el técnico lo mandó a hablar con la prensa al día siguiente del debut contra Bosnia, cuando supuestamente en el segundo tiempo, se hizo lo que el crack pedía: 4-3-3.

La gran pregunta es qué sucedería si Messi no estuviera en el equipo. Si se lesionara, o si recibiera una suspensión. La situación parece asemejarse a los hechos de Estados Unidos 1994, cuando a Diego Maradona se le descubriera el doping y tuvo que abandonar el Mundial, y aunque ese equipo contaba con otros muy buenos jugadores (Ortega, Balbo, Batistuta, Caniggia), nunca pudo reponerse en lo anímico, y rápidamente fue eliminado.

Es decir que jugadores para poder armar otro esquema, el equipo argentino sí tiene, pero sin Agüero (tal vez con la chance de no poder regresar más en Brasil), y si fuera sin Messi, sería complicado y la tendencia sería marchar hacia un 4-4-2 definitivo, con Maxi Rodríguez y Di María en las bandas, Gago y Mascherano por el medio, Lavezzi y Palacio (o Higuaín).

El gran problema que comienza a tener Sabella, y que sólo le ayudarán los buenos resultados, es que si se queda con dos delanteros menos, incluso sólo sin Agüero, y el equipo no pudiera sacar ventajas en los dos próximos partidos, desde Argentina comenzará la presión por Carlos Tévez, quien fue apartado en todo el ciclo por razones que no están relacionadas con el juego.

De hecho, cuando a Sabella se lo solía consultar por chances de convocar a algunos jugadores entre 2011 y los días previos al Mundial, siempre daba alguna respuesta desde el juego o el sistema, pero con Tévez siempre dijo “el grupo está cerrado”, que aunque no agregue más, es bastante elocuente.

Hasta hace poco, Tévez era “el jugador del pueblo” y el que más medía entre los jugadores argentinos para los sponsors. Hoy, eso cambió bastante a partir de la recuperación de la imagen de Messi, y mientras el equipo argentino sigue en el Mundial, el jugador de la Juventus participa en un Open de golf, alejado de todo.

De momento, nadie pide por él, pero nunca se sabe.

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