martes, 30 de junio de 2015

En un clima más hostil, Argentina busca la final (Jornada)



DESDE CHILE


El director técnico de la selección argentina, Gerardo Martino, no descartó entre sus inquietudes para el partido de esta noche que su compatriota y amigo, Ramón Díaz, cambie de esquema y le proponga un planteo diferente al que terminó en empate 2-2 en la fase de grupos de esta Copa América.

Martino participó  ayer de la ya habitual conferencia de prensa previa a los partidos y como siempre, no quiso dar a conocer los once titulares que saldrán esta noche a las 20,30 horas a enfrentar a Paraguay por la segunda semifinal de la Copa América y que definirá qué equipo será rival de Chile en la gran final del sábado en el Estadio Nacional de Santiago.

De todos modos, se supone que el equipo argentino saldrá a jugar ante Paraguay en el estadio Ester Roa Rebolledo de Concepción, y que ha sido recientemente remodelado, será con los once titulares habituales, con Sergio Romero; Pablo Zabaleta, Ezequiel Garay, Nicolás Otamendi y Marcos Rojo; Lucas Biglia, Javier Mascherano y Javier Pastore; Lionel Messi, Sergio Agüero y Angel Di Maria.

Este partido de semifinal ante Paraguay está rodeado de varias polémicas y cuestiones extra-futbolísticas que Martino también abordó en conferencia de prensa, como el cuidado que deben tener Mascherano, Agüero y Messi en vistas a una posible final ante Chile, cuando los tres arrastran una tarjeta amarilla y con una segunda que reciban, se perderían el choque decisivo del sábado.

“Sería una pena que eso pasara, pero nosotros tenemos que pensar primero en el partido”, dijo Martino, relativizando en parte la situación aunque esta suspicacia está relacionada con la extraña designación del árbitro brasileño Sandro Ricci, quien estuvo relacionado con el polémico partido de cuartos de final entre Chile y Paraguay, en el que no vio la agresión de Gonzalo Jara a Edinson Cavani, y tampoco tuvo ningún castigo para los jugadores uruguayos en la trifulca final y la agresión a uno de los jueces de línea.

Ricci se había defendido en declaraciones a un sitio web brasileño al decir que el Comité Arbitral de la Conmebol (dirigido por el paraguayo Carlos Alarcón, al que la propia Federación Paraguaya le quitó apoyo oficialmente) lo avaló tras ese partido, pero primero había sido designado un ecuatoriano Carlos Vera, y luego, a última hora, dado de baja y reemplazado por Ricci, que parecía que no iba a tener más oportunidades en el torneo, en otra muestra del desgobierno y los continuos cambios dirigenciales en la Conmebol.

“Lo designaron porque hizo bien los deberes”, salió a decir el ex capitán de la selección uruguaya Diego Lugano, mientras que Martino prefirió un perfil más bajo y afirmó que “sólo dije y mantengo que lo del episodio Cavani fue una vergüenza, pero no tengo más nada que decir de los arbitrajes”.

En cambio, Martino sí se refirió más al problema de la concreción en ataque de las jugadas de gol. “Allí sí estamos en rojo”, admitió, y recordó lo que ocurrió en el segundo tiempo ante Paraguay y Uruguay, y en los partidos ante Jamaica y Colombia.
Para el equipo argentino, este partido es clave, no sólo porque le puede dar el pase a la final de la Copa, sino para recuperar poder de gol y ante un rival al que tenía vencido y dejó recuperar en aquel partido de la fase de grupos en La Serena.

Ramón Díaz, más distendido, volvió a elogiar a la selección argentina como “la mejor del mundo y con el mejor jugador del mundo” y bromeó con que sus jugadores “ya me ganaron dos camionetas en las apuestas y ahora me ganarán una tercera”.


Otro factor es el del público. A diferencia de ambientes más distendidos y playeros como La Serena y Viña del Mar, Concepción, mucho más al sur de Chile, es fría y el público parece mucho más hostil hacia el equipo nacional, más ahora que saben que de ganar, será el gran rival a vencer el sábado.

Chile es finalista aunque sufrió ante Perú (Jornada)



DESDE SANTIAGO DE CHILE


La selección chilena se clasificó para la final de la Copa América al vencer 2-1 esta noche a la peruana en el Estadio Nacional con un doblete de Eduardo Vargas, y espera ahora por su rival del sábado, que surgirá de la otra semifinal que se jugará mañana en Concepción entre Argentina y Paraguay.

Chile ganaba 1-0 en el primer tiempo y promediando la etapa contó con un jugador de más por la temprana expulsión del marcador central Carlos Zambrano, por una plancha en la espalda de Charles Aránguiz.

En la segunda parte,  Perú salió a buscar el empate y lo consiguió luego de que un desborde de Farfán, que quiso despejar Gary Medel, se metiera en el arco propio, pero la paridad duró segundos porque rápidamente volvió a aumentar Vargas, con un gran remate de media distancia al ángulo derecho de Gallese.

El equipo chileno sólo dos veces fue finalista sudamericano, en 1979 cayó ante Paraguay, y en el actual formato de Copa América, en su primera edición en 1987, en el torneo jugado en Argentina, cuando fue derrotado por Uruguay.

Hasta promediar el primer tiempo, el partido era más parejo de lo esperado, porque si bien Chile siempre fue propenso a la posesión de pelota y el dominio territorial, Perú respondía con peligro y tuvo un cabezazo de Jefferson Farfán que terminó con la pelota al palo derecho de Claudio Bravo, cuando el arquero del Barcelona ya estaba vencido.

Chile, siempre manejado por el gran estratega que es Jorge Valdivia, acaso el mejor jugador de la Copa, y bien acompañado por Vidal, también tuvo sus chances pero el partido tuvo un cambio brusco a los 22 minutos, cuando el árbitro venezolano José Argote expulsó al marcador central peruano Carlos Zambrano, por una dura plancha en la espalda de Charles Aránguiz.

Ya desde allí, Chile aprovechó la superioridad numérica y el director técnico argentino, Ricardo Gareca, tuvo que hacer entrar, apenas tres minutos más tarde, a Christian Ramos por el buen enganche Christian Cueva, para retrasar un poco sus líneas. Perú ya se paraba con un esquema 4-3-1-1 con Paolo Guerrero como único delantero y Farfán un poco más atrás.

A los 44 minutos, llegó el gol de Chile cuando un remate de Sánchez dio en el palo izquierdo de Gallese, que quedó en el suelo, y en el rebote, Eduardo Vargas, con medio cuerpo fuera de juego, y con un tiro suave, colocó la pelota en el segundo palo.

El segundo tiempo comenzó con dos cambios que realizó el director técnico de Chile, Jorge Sampaoli: Eugenio Mena por Miiko Albornoz y David Pizarro por Marcelo Díaz, manteniendo las mismas posiciones pero refrescando el juego del medio hacia atrás ante un posible ataque peruano para tratar de empatar.

En cuanto al partido, no hubo cambios. Chile siguió manejando los hilos cada vez más a voluntad, sin darle mucha chance a Perú de ir hacia el campo rival y siempre con la clase de Valdivia, que manejaba todo el equipo desde sus inteligentes desplazamientos.

Sin embargo, entre los 10 y los 15 minutos del segundo tiempo, y con un jugador menos, el equipo peruano logró asediar al chileno llevando la pelota al campo rival y utilizando muy bien los costados. En uno de esos ataques desde la derecha, un centro acabó con un cabezazo de Farfán que pudo contener abajo Bravo.

Perú no necesitó mucho para llegar al empate. A los 19 minutos, se fue en velocidad por la derecha Farfán, tras un gran pase de Paolo Guerrero,  y su centro derivó en un gol en contra de Gary Medel, que llegaba al corazón del área con el propósito de rechazar.

Le duró poco la alegría a Perú, porque a los 23 minutos llegó el 2-1 por un zapatazo de Eduardo Vargas, de media distancia, con tiro cruzado, y al palo derecho de Gallese.
Sin embargo, el equipo peruano no se amilanó e intentó ir por el empate, siempre con un jugador menos, llegándole a disputar la posesión de la pelota a uno de los equipos que más la sabe administrar, como Chile, por fases de algunos minutos.

De cualquier forma, eso obligaba a los peruanos a abrirse, generando espacios muy bien explotados por el siempre despierto Valdivia, aunque las jugadas no tenían el final adecuado.

A los 30 minutos, Gareca hizo su último intento ofensivo, al colocar en la cancha a Claudio Pizarro y Yoshimar Yotún por André Carrillo y Carlos Lobatón, con un 4-2-1-2, con Farfán por detrás de Pizarro y Guerrero.

Pero ya a Perú, que había hecho un gran desgaste, le costaba mucho dominar el partido y su gran esperanza pasaba por la punta derecha, con un muy veloz Farfán.
A los 39 minutos, Guerrero arrastró por izquierda a José Rojas, entró al área y dio la sensación de que el defensor chileno le hizo falta. Era penal que el juez venezolano José Argote no convalidó.

Tras esa jugada, Sampaoli prefirió poblar el mediocampo para lo que sacó a Valdivia y lo reemplazó por Felipe Gutiérrez para los minutos finales del partido. Ya no había tiempo para más.




lunes, 29 de junio de 2015

Jara quedó afuera de la Copa y sigue la guerra (Jornada)




DESDE VIÑA DEL MAR,CHILE


Pese a la derrota del jueves pasado en el campo de juego y la eliminación de la Copa América, el fútbol uruguayo tuvo una pequeña dosis de satisfacción anoche cuando el Comité de Disciplina de la Conmebol, a horas del primer partido semifinal, dejó afuera del certamen al defensor Gonzalo Jara por la provocación a Edinson Cavani que no fue sancionada en su momento.

La Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), indignada con lo ocurrido entre Jara y Cavani, había decidido esperar unas horas a que el Comité de Disciplina de la Conmebol actuara de oficio pero viendo que se acercaba la semifinal y no lo hacía, optó por presentar la denuncia contra el defensor chileno, con la pretensión de que se le aplicara el artículo 10 inciso “C” del Reglamento, que se refiere a “acción impropia ante un rival”, que tiene un máximo de cinco partidos de suspensión.

Finalmente, anoche salió la sanción definitiva de tres partidos de suspensión para Jara, que implicará que también se perderá el inicio de la clasificación para el Mundial de Rusia 2018, y le aplicó una multa de 7500 dólares.

Si bien la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) de Chile “acató” la sanción, inmediatamente se refirió en un comunicado a que espera ahora, para cuando acabe la Copa, una sanción del Comité de Disciplina también para los siete jugadores uruguayos denunciados en forma cruzada por esta entidad (Cavani, Fernando Muslera, Alvaro González, Christian Stuani, José María Giménez, Diego Godín y Jorge Fucile) así como al árbitro del partido y el juez de línea, los brasileños Sandro Ricci y Emerson de Carvalho.

Por su parte, Ricci hizo declaraciones a un sitio web brasileño acerca de lo ocurrido con Jara ante Cavani y dijo que esa “no es una actitud aceptada que esperamos de los profesionales. Tendríamos que haber actuado si la hubiésemos visto”, aunque resaltó que la Comisión de Arbitraje de la Conmebol avaló su tarea y sólo le criticó el no haber evitado la trifulca final entre los jugadores charrúas y chilenos.

Por su parte, el entrenador argentino de la selección chilena, Jorge Sampaoli, resolvió ayer adelantar unas horas su conferencia de prensa previa al partido que jugarán hoy su equipo y Perú por la primera semifinal a las 20,30 en el Estadio Nacional, para advertir que “de acá al futuro, todo el mundo deberá ser evaluado de la misma forma”.

Sampaoli se lamentó por la baja de Jara, de quien dijo que “estaba haciendo una Copa extraordinaria” y admitió que “no nos imaginábamos que iban a tomarlo de una manera tan grave. Es una gran pérdida para el equipo”.

La Comisión Disciplinaria de la Conmebol está compuesta por cinco miembros, de los cuales dos, el uruguayo Adrián Leiza, y el chileno Carlos Tapia, debieron excluirse de la decisión de la suspensión de Jara, mientras que votaron los otros tres, el presidente Caio César Viera (Brasil), Alberto Lozada (Bolivia) y Orlando Morales (Colombia).

Pero esta situación de total enfrentamiento entre Uruguay y Chile continúa y desde los dos planteles siguen lanzándose dardos.  Desde el lado trasandino se insiste en que el fútbol uruguayo “es el menos indicado para protestar este tipo de acciones”, mientras que desde el otro lado, los jugadores se manifestaron contra el equipo chileno en las redes sociales. “Me gustaría encontrarme con Jara en cualquier parte del mundo para charlar”, escribió el ex capitán brasileño Diego Lugano, que a las pocas horas de regresar el equipo celeste, ya estaba cenando en un restaurante de Montevideo con el ahora capitán y su sucesor, Diego Godín.

Muchos se preguntan qué pasará cuando las selecciones de Uruguay y Chile deban enfrentarse por la clasificación al Mundial 2018.



Brasil sigue sin encontrar su camino (Jornada)



DESDE VIÑA DEL MAR, CHILE


Arrecian las críticas para la actuación de la selección brasileña en la Copa América, de la que fue eliminada, por segunda vez consecutiva, en cuartos de final y ante el mismo rival, Paraguay, y hasta por la misma vía, los penales.

Y otra vez, como en la pesadilla de su propio Mundial del año pasado, Neymar y Thiago Silva fueron protagonistas y no precisamente positivos.

Si en el Mundial, Thiago Silva no pudo jugar la semifinal ante Alemania y Neymar se quedó afuera del torneo en los cuartos ante Colombia por la dura lesión en las costillas, y sus ausencias resultaron fundamentales para el desastre del 1-7 en Belo Horizonte, ahora Neymar quedaba excluído por una expulsión ante la misma Colombia, y Thiago Silva cometía una mano increíble en su área que generaba el penal para Paraguay y el empate final 1-1 que derivó en los malditos penales.

Pero el problema de la selección brasileña no puede reducirse a estos dos jugadores, por más que sean los mejores del equipo, tal vez junto al arquero Jefferson y Daniel Alves.

Este Brasil dirigido por Dunga, en su segundo ciclo, quiso creer en tantos directores técnicos que andan pululando por el mundo asegurando resultados positivos, como si se tratara de una receta médica infalible.

Nadie garantiza resultados y en todo caso, la mejor forma de ir a buscarlos es tener una línea de juego, una filosofía de la que partir, porque no se trata sólo de solidez defensiva o cierto equilibrio (que se trata de un eufemismo para no decir “conservadurismo”).

Lo concreto es que desde hace ya muchos años, Brasil no tiene talentos desequilibrantes en ninguna de sus líneas, a excepción de Neymar. Y cuando éste no está, la selección verde-amarilla sufre demasiado porque no tiene a nadie que genere algo distinto a lo que hay en el torneo.

No  es que Brasil sea peor que el resto. Lo que no consigue ahora, como antes sí, es ser superior al resto. No impone condiciones. No parece superior. Es “uno más” con mayoría de aceptables jugadores que hacen lo que pueden y que son también buenos refuerzos en sus equipos.

Este ciclo brasileño comenzó una vez que se fueron retirando los jugadores de una generación brillante, y que ganaron el Mundial 2002 de Japón-Corea del Sur, y que tuvo sus últimos coletazos en la Copa Confederaciones 2005. Los Ronaldo Nazario, Ronaldinho, Rivaldo, Cafú o Roberto Carlos, ya no tuvieron sucesores.

El fútbol brasileño empezó a quererse parecer  al argentino ya desde hace más de una década, confundiendo guapeza y firmeza defensiva con perder características propias (como que sus marcadores centrales salgan jugando, que el cinco, que ellos llaman “cabeza de área”, sepa recuperar la pelota y redistribuir, que los laterales tengan potencia y sepan proyectarse hasta el borde del área chica rival y que le sepan pegar al arco con dirección, que los extremos desborden, que el nueve sea brillante e infalible).

Por eso, hoy Brasil produce jugadores en serie o pudo darse el lujo de tener como centrodelantero titular en el Mundial a un Fred. Porque no abunda el talento y hace lo que puede con lo que hay, y tampoco se anima a mucho más por miedo a perder.
Cuesta creer que en una población de casi doscientos millones de habitantes no haya cracks que lleguen a lo más alto. Algo ocurre en las estructuras del fútbol brasileño, que deberá repensar seriamente los pasos a seguir.


De hecho, por primera vez desde 2001 no estará en la próxima Copa Confederaciones, en la que había jugado como campeón de América, mundial, o por ser local. Todo un indicio de los tiempos que corren.

La revancha de Carlos Tévez (Kicker)



DESDE CHILE


Hace exactamente cuatro años, la selección argentina pasaba a los cuartos de final de la Copa América en su propia casa y enfrentaba a la siempre difícil Uruguay en el estadio de Colón de Santa Fe.

Carlos Tévez no había llegado bien a formar parte de ese plantel y hasta semanas antes, ni siquiera era tenido en cuenta por el entonces entrenador, Sergio Batista, quien ni siquiera lo llamaba cuando viajaba a Europa a ver jugadores y tampoco cuando se acercaba a Inglaterra para dialogar con los jugadores argentinos de la Premier League.
Batista llegó a humillar a Tévez, que jugaba en el Manchester City, al punto de decir que en el caso de necesidad de contar con un goleador iba a nacionalizar al uruguayo Santiago Silva, goleador de la liga argentina.

Se dijo entonces que el presidente de la AFA, Julio Grondona, lo sacó de la selección argentina porque en el primer partido amistoso de la etapa de Batista, Tévez insistió públicamente en que se le diera una nueva oportunidad a Diego Maradona, quien había fracasado como entrenador del Mundial de Sudáfrica en 2010.

Pero cuando llegó la Copa América de 2011, Tévez no sólo acabó jugando. Se dijo que las presiones de las empresas auspiciantes, que saben que el público lo consideró siempre “el jugador del pueblo”, por su actitud dentro de la cancha y por provenir del club más popular de la Argentina, Boca Juniors, resultaron fundamentales.

Uruguay resistió el empate ante Argentina esa noche en Santa Fe, y en el momento de los penales, justamente Tévez falló el suyo, atajado por Fernando Muslera, los locales quedaron eliminados de la Copa América y para el delantero comenzó una etapa de ostracismo  y ya no volvió a ser convocado en los tres años siguientes, y tampoco jugó el pasado Mundial de Brasil.

“Parece que Alejandro Sabella no tiene TV por cable en su casa”, ironizó Tévez, que en su primer año en la Juventus se convertía en goleador y campeón italiano, en un gran momento, en referencia al nuevo entrenador de la selección argentina, que siguió con la línea de Batista de no tenerlo en cuenta.

También se dijo que los jugadores de mayor peso en el plantel no lo aceptaban. Pero pasó el Mundial 2014, Sabella renunció, y cuando asumió Gerardo Martino, éste consideró necesaria su vuelta desde fines de 2014.

Y como son las vueltas de la vida, Argentina llegó a cuartos de final ante Colombia, estaban empatados, y ya habían rematado más de cinco cada uno, y fue Tévez el encargado de clasificar a su equipo a semifinales.


“No quería que él pateara porque cuatro años antes, fue el que falló, pero como iban pateando todos, justo le tocó definir. Así es el fútbol”, resumió Martino.

domingo, 28 de junio de 2015

El dedo de Jara y la guerra declarada entre Chile y Uruguay (Perfil)



DESDE VIÑA DEL MAR


¿Se imaginan a los uruguayos hinchando por Argentina en una posible final de Copa América? No parece fácil y sin embargo, si todo sigue así, es lo que va a ocurrir después del accidentado partido de cuartos de final en el que el delantero celeste Edinson Cavani fue provocado por el defensor chileno Gonzalo Jara, desatando una guerra entre las dos federaciones, que puede llegar muy lejos.

Tras el partido del jueves en el Estadio Nacional de Santiago, la indignación se apoderó de la delegación uruguaya. No sólo eso, sino que aparecieron tweets en la misma noche cuando finalizó el partido que ganó Chile en el final por 1-0 en los que muchos protagonistas del fútbol uruguayo como el suspendido Luis Suárez, o el ya retirado de la selección celeste, Diego Lugano, fustigaron a Jara.

“Me gustaría encontrármelo a Jara en cualquier lugar del mundo para charlar”, escribió Lugano en Twetter, mientras que en las horas siguientes, la Asociación Uruguaya (AUF) quedó a la espera de que el Comité de Disciplina de la Conmebol se reuniera de oficio para sancionar a Jara antes de que se juegue la semifinal entre Chile y Perú, prevista para mañana a la noche en Santiago.

Sin embargo, recién ayer, cuatro días después del partido, el Comité de Disciplina hizo su aparición y emitió un comunicado en el que manifiesta que recibió una denuncia de la AUF por la provocación a Cavani, pero que al mismo tiempo recibió otra de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) de Chile, denunciando el accionar de siete jugadores celestes durante el partido, especialmente en la agresión a uno de los jueces de línea brasileños cuando en el final, el árbitro del mismo país, Sandro Ricci, expulsó al lateral Jorge Fucile y dejó con nueve jugadores al equipo uruguayo.

Los siete denunciados por la ANFP son el propio Cavani, Fernando Muslera, Alvaro González, Christian Stuani, José María Giménez, Diego Godín y Fucile.

La AUF busca que a Jara le caiga, según el artículo del Reglamento de Penas de la Conmebol en su inciso “c”, hasta cinco fechas de suspensión, lo que incluiría entonces no menos de tres partidos de clasificación al Mundial 2018.

Por su parte, el propio árbitro Ricci denunció al entrenador uruguayo Oscar Tabárez ante la Conmebol por haber recibido insultos durante el final del partido.

Pero la situación de Jara aún puede ser peor. Su equipo alemán, el Mainz 05, emitió un comunicado en el que dijo que lo hecho con Cavani es “intolerable” y que si aparece una oferta tratarán de transferirlo ahora mismo, según el manáger Christian Heidel.






¿Las estrellas meten menos goles en la selección argentina? (Kicker)



DESDE CHILE



Al terminar el partido ante Colombia y pese a la alegría por pasar a las semifinales de la Copa América, Lionel Messi se lamentaba por los goles perdidos frente al arquero colombiano David Ospina y admitió que “es increíble lo que me cuesta meter goles con la camiseta argentina”.

En cierta forma es así, pero en dos casos, en el suyo y en el de Carlos Tévez, pero parece mucho más una sensación, relacionada con los torneos importantes como Mundiales o Copas América, que en la generalidad de los partidos.

Si revisamos la estadística de los cuatro máximos atacantes argentinos, nos llevaríamos una sorpresa al menos en dos de ellos, Sergio Agüero y Gonzalo Higuaín, que mantienen casi exacto su promedio goleador en los clubes en los que juegan, y en la selección argentina.

El problema parece ser la enorme exigencia de los hinchas argentinos, que saben que por ejemplo tras la excelente temporada de cada uno de ellos con sus equipos (Messi con el Barcelona, Higuaín con el Nápoli, Agüero con el Manchester City y Tévez con la Juventus) brillaron y fueron contundentes, sin que eso se haya visto cuando se visten la camiseta albiceleste, sin tener en cuenta la estructura del equipo, el poco tiempo de entrenamiento, el cansancio físico, el cambio de temperatura (más de 25 grados de diferencia entre el calor europeo y el frío sudamericano) y más factores como la presión por ganar un título que se niega desde la Copa América de Ecuador 1993.

Si tomamos el promedio de gol de Messi en su carrera, en 514 partidos oficiales marcó 425 goles, con un promedio brutal de 0.82 por partido, y si además tomamos lo realizado en la última temporada, 2014/15 en su club, el Barcelona, con 58 goles en 57 partidos, alcanza un promedio de 1,02 por partido. Entonces, si en la selección argentina tiene un promedio de 0,46 por haber convertido 46 goles en 101 partidos, parece poco, pero todo es muy relativo y es el segundo jugador con más goles del equipo argentino en la historia, con 46, a 10 tantos del máximo, Gabriel Batistuta (56) cuando acaba de cumplir los 28 años y la proyección lo coloca muy por delante del ex goleador de la Fiorentina en los años noventa.

En el caso de Carlos Tévez, tiene 248 goles en su carrera en 558 partidos, con un promedio de 0.44, y si tomamos la última temporada en la Juventus, marcó 29 goles en 48 partidos, con un promedio aún más alto, de 0,60 pero en la selección argentina, en 108 partidos metió 26 goles (0,25).

Pero si tomamos los casos de Agüero o Higuaín, las cosas son distintas. El “Kun” tiene un promedio de 0,50 porque marcó 231 goles en 453 partidos, y de 0,77 en la pasada temporada en el Manchester City, por haber hecho 32 goles en 42 partidos. Y en la selección argentina ha convertido 29 en 63, es decir que tiene 0,46 por partido, casi el mismo que en los clubes.

Y con Higuaín sucede lo mismo: 187 goles en 403 partidos en su carrera (0.46 de promedio), 29 en 55 en la pasada temporada en el Nápoli (0,52) y 25 en 48 en la selección argentina (0,47). El mismo promedio en clubes que en el equipo nacional.
Si Messi es el segundo goleador histórico de la selección argentina con 46, Agüero está quinto con 29, a sólo cinco de Diego Maradona y seis de Hernán Crespo, e Higuaín está sexto con 25.

Sin embargo, para la gente la sensación es otra, la de que estos jugadores no rinden lo mismo en la selección nacional cuando el contexto es otro.

“Sentimos que lo que nos jugamos en cada partido es demasiado. Con esta camiseta, no podemos perder y además, llevamos el peso de muchos años sin títulos, aunque buena parte de esto no nos corresponda, aunque aceptamos que las reglas son así y sólo nos queda jugar para revertirlo”, sostiene Agüero, con cierta resignación.

Agüero marcó tres tantos en el último partido de preparación para la Copa América ante Bolivia, aunque sólo tiene uno en el torneo de Chile. “Esto es América”, le dijo el árbitro mexicano Roberto García Orozco, mirándolo con la nariz pegada a la suya en un reclamo del delantero ante Colombia.

Lo decía en función del juego brusco en comparación al de las ligas europeas pero bien puede ser interpretado como lo distinto que es ponerse la camiseta pesada de la selección en comparación a la de los equipos con las que juegan cada domingo.

Y sin embargo, los fríos números nos dicen que son más las sensaciones, la ansiedad por los títulos que no se ganaron, que un problema de rendimiento individual.


Otra vez Paraguay elimina a Brasil en la Copa América (Kicker)


DESDE CHILE


Otra vez, como en la Copa América de 2011 en Argentina, la selección paraguaya eliminó a la brasileña, por penales y en la misma instancia de cuartos de final. Con algunos jugadores diferentes, con el remanente de la generación pasada, otra vez con Justo Villar en el arco, y con Roque Santa Cruz y Nelson Haedo Valdez adelante.

Todo parece repetirse. La alegría para esta selección paraguaya dirigida ahora por el entrenador argentino Ramón Díaz, y la pesadilla para este extraño Brasil en el que Dunga regresa al triste banco para “asegurar” resultados como si alguien pudiera garantizarlos.

Está claro que no y que no se trata de buscar cambiar rápidamente el desastre del Mundial de 2014 sino de encontrar para eso una idea, y este Brasil tiene buenos jugadores, pero ningún crack que desequilibre como en tiempos pasados.

Fue un partido parejo el del sábado en Concepción, en el que Brasil consiguió el gol enseguida por una muy buena combinación entre Elías, Daniel Alves, y su centro desde la derecha para que Robinho empujara la pelota a la red sin dificultades.

Parecía que Brasil lo resolvería desde ese momento, teniendo la pelota y jugándola para que los minutos pasaran, pero en el segundo tiempo sufrió demasiado los embates de Paraguay, que sabe jugar muy bien con los centros aéreos y los cabezazos, hasta que de tanto insistir, en el minuto 70 llegó el empate cuando un centro desde la derecha encontró la mano de Thiago Silva dentro del área cuando ya iba a cabecear Santa Cruz.

El penal lo ejecutó Derlis González, con potencia, el partido quedó empatado y desde ese momento, todo fue diferente y mucho más atractivo, porque los brasileños fueron decididamente a buscar el triunfo, aunque sin tanta claridad, mientras que los paraguayos no se quedaron atrás y contragolpearon las veces que pudieron, y el partido se hizo dinámico y mucho más atractivo.

El equipo paraguayo hizo algo parecido al partido de la fase de grupos con Argentina en La Serena, que es partir el medio y apostar a un ida y vuelta que le había resultado positivo y así como ante los de Lionel Messi perdía 2-0 y lo empató, ahora también conseguía la igualdad con un sistema parecido  y con la sensación de que tal vez si el partido continuaba unos minutos más, lo podía haber ganado.

“No tuvimos suerte pero tampoco supimos resolverlo en los noventa minutos y nuestra producción fue de mayor a menor en el partido. Nos fuimos quedando y ellos también presionaron mucho con centros y remates desde lejos y no tuvimos respuesta. Esta eliminación en cuartos de final es un duro golpe porque nos habíamos ilusionado con ganar esta Copa pero será en otra oportunidad”, dijo Roberto Firmino al poco tiempo de finalizar el partido.

El mayor problema de Brasil fue la creación en el medio. En eso, hay una coincidencia generalizada en que no parece encontrar jugadores de talento para la creación. Son buenos jugadores, pero no establecen una diferencia como en otros tiempos, y lo mismo sucede en el ataque, que no tiene una gran capacidad de gol.

Por el lado de Paraguay,  si bien Ramón Díaz no contó esta vez ni con Lucas Barrios en el ataque ni con el lesionado Néstor Ortigoza en el medio, el planteo pareció acertado y en especial, lo realizado en el segundo tiempo cuando el equipo se soltó y se fue hacia el arco de Jefferson, de muy buena actuación.

Ya luego en la definición por penales, comenzó convirtiendo Fernandinho para Brasil, empató Oscar Martínez, y luego Everton Ribeiro, que había ingresado en el segundo tiempo, falló el suyo rematando afuera, y Víctor Cáceres aprovechó para poner en ventaja a Paraguay 2-1. Desde ese momento, ya Brasil nunca más pudo volver a la ventaja.

Empató Miranda 2-2 pero Bobadilla volvió a convertir para el 3-2 y Douglas Costa falló su penal. Santa Cruz tuvo entonces la chance del triunfo pero sorpresivamente elevó su remate, empató parcialmente Felipe Coutinho pero Derlis González definió la serie 4-3 con su último remate.

Ahora Paraguay deberá volver a enfrentar a Argentina, con la que empató 2-2 en el debut de esta Copa en la fase de grupos en La Serena, por una de las semifinales, el próximo martes en Concepción, mientras que el lunes jugarán Chile y Perú, por la otra semifinal.

Otro dato destacado de esta semifinal de la Copa América es que los cuatro entrenadores son argentinos: Ricardo Gareca (Perú), Jorge Sampaoli (Chile), Gerardo Martino (Argentina) y Ramón Díaz (Paraguay).

“Es una gran alegría para el pueblo paraguayo. Nosotros fuimos tomando fuerza en la medida que pasaron los partidos y nos fuimos convenciendo de que se podía llegar hasta donde finalmente llegamos y si ya le empatamos una vez a Argentina, ¿por qué no pensar en pasar a la final?”, se preguntó Nestor Haedo Valdez tras el partido.

De los cuatro seleccionados que han quedado en la Copa América, tres ya la han ganado anteriormente y sólo Chile no conoce el éxito. Perú y Paraguay consiguieron salir campeones en los años setenta y Argentina, que la ganó 14 veces (Uruguay es el que más títulos tiene, 15), no lo consigue desde Ecuador 1993, que además es su último título con la selección mayor.

Paraguay sólo perdió un partido en las dos últimas Copas América, la final de Argentina 2011 ante Uruguay, y ha retornado a los primeros planos internacionales luego de quedar fuera del Mundial de Brasil 2014.

“Creo que planteamos muy bien el partido y nuestro estado físico es muy bueno y por eso pudimos mantener la pelota lejos de nuestro arco en el segundo tiempo. Eso fue clave para que no sufriéramos a Brasil, que siempre tiene buenos equipos y jugadores de calidad”, dijo Ramón Díaz, que consideró a su rival del martes por la semifinal, el equipo argentino, como “el mejor del mundo, con el mejor jugador del mundo en sus filas, Lionel Messi, pero haremos todo lo posible por ganar y ser finalistas el sábado en Santiago”.


Brasil será local en la próxima Copa América prevista para 2019.

sábado, 27 de junio de 2015

Argentina sufrió y pasó por penales (Perfil)



DESDE VIÑA DEL MAR


Cuando por fin Carlos Tévez convirtió su penal para el 5-4 final desde esta definición, la selección argentina pudo desahogarse. Hubo tantas oportunidades perdidas, tantos goles fallados en la boca del arco, tantas posibilidades de liquidarlo desde los doce pasos, que ya daba para pensar que otra vez aparecería este sino que parece perseguir al equipo nacional.

Durante los noventa minutos, y especialmente en el primer tiempo, la diferencia entre la selección argentina y la colombiana fue grande en actitud ofensiva, en la posesión de pelota (64,5 por ciento a favor del equipo nacional) pero como sucedió en toda la Copa América, no se concretaron esas oportunidades, desde la primera, a los cinco minutos, hasta la última, en los noventa, cuando Lionel Messi quedó solo ante David Ospina, logró tocar al gol, pero en la misma línea pudo sacarla el defensor Jeison Murillio.

Todo el partido fue así, ante una Colombia con recursos pero con muchos jugadores en baja forma y especialmente, como se preveía, sin marca en el medio por tantas bajas por suspensiones y lesiones.

Pero ocurrió en ambas direcciones lo que Gerardo Martino, el entrenador argentino, temía y manifestaba en la conferencia de prensa previa al partido: si no se concretaban las situaciones, el equipo sufriría, y vaya si sufrió. Y también advirtió sobre el arbitraje, y el del mexicano Roberto García Orozco fue muy deficiente, demasiado permisivo, y esto favoreció a Colombia que pegó demasiado para cosechar un puñado de tarjetas amarillas.

En el equipo argentino volvieron a aparecer fallas que a esta altura son crónicas en esta Copa y tal vez, en este ciclo, como la irregularidad de un muy buen jugador como Javier Pastore, la soledad de Lionel Messi a la hora de profundizar o de jugar a los espacios y no al pie, cuando sólo parece sintonizar en esto con un Angel Di María que no es el que era hasta la temporada pasada.

José Pekerman, el entrenador colombiano, enseguida entendió que la formación inicial no podía contener a los cracks argentinos, y rápidamente cambió al colocar a Edwin Cardona por Teófilo Gutiérrez con la evidente idea de poner orden ante el desborde al que lo sometía el equipo argentino, que pasaba demasiado fácil esa línea.

Ya con un 4-1-4-1, pudo reordenarse en la cancha, y también se cansó Pastore, pero el equipo argentino siempre fue más profundo y con Martino intentando el gol por todas las vías, haciendo entrar a Carlos Tévez por Sergio Agüero, luego a Ezequiel Lavezzi por Angel Di María, y hasta a Ever Banega para tranquilizar el juego, por Pastore.
Pero la pelota no entraba. El palo, el travesaño y la gran actuación de Ospina, 
impidieron el merecido triunfo argentino hasta que llegaron los penales y fue Carlos Tévez, justo Tévez, de tanta polémica en el ciclo anterior, el que pudo con el último penal.


Ahora, a la semifinal en Concepción, el martes, ante el ganador de Brasil y Paraguay.

Análisis de las escuchas de Grondona (Perfil)




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La TV

Las escuchas demuestran una metodología de clara aceptación del verticalismo a partir del acuerdo que Julio Grondona tejió con el Gobierno desde 2009 por la cual, como bien se expresa en una de ellas, “no interesa el rating” sino cumplir con una función política: la de estar al servicio en cada momento, y que están relacionados con horarios de inicio de los partidos, traslado de algunos de ellos a otros días o lo que se les indique.

La AFA comenzó a tejer con el Estado, desde esta alianza, un vínculo distinto al anterior, en el que no había ninguna injerencia porque el dominio total estaba del lado de la sociedad entre el Grupo Clarín y Torneos y Competencias.
Lo que también se evidencia es que Alejandro Burzaco, en prisión domiciliaria en Bolzano tras entregarse a Interpol, terminó siendo el nexo entre ambas etapas.

Los dirigentes
Grondona tenía una cantidad limitada de interlocutores, como se evidencia en el diálogo con el presidente de Lanús, Alejandro Marón, por el caso del joven jugador al que le quieren hacer un control previo de antidoping, y al que confió la llegada del secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, a la sede de la AFA.
La aceptación de Marón de ni siquiera comentarlo con su esposa es otra muestra del verticalismo y de que cuando se habla de “renovación” en la AFA, no hay tal y en cambio, un grado muy importante de complicidad.

Los árbitros
Más allá de casos como el de Pablo Lunati, que debe justificar ingresos no declarados, las escuchas también muestran lo que se sospechaba: que Grondona hacía y deshacía como quería y que a lo sumo se apoyaba en una o dos personas, de acuerdo a la época (Jorge Romo, luego Abel Gnecco) sin importar sorteos o designaciones dentro de un criterio deportivo.

También aparece la sinceridad (o sincericidio) con el caso “Carlos Amarilla-Boca Juniors” por el que directamente reconoce que este árbitro paraguayo favorece al club argentino, sin ningún tapujo y como aceptando resignadamente la situación.

El Gobierno

“Cristina me adora”, llega a decir Grondona a un interlocutor, tal vez exagerando el afecto, pero sí dando a entender que el vínculo con la presidente es con un sistema de “Teléfono Rojo” que aunque no aparece, también tiene su contrapartida. El ex titular de la AFA es un boy scout a cambio de dinero fresco para cuando sea necesario para el programa “Fútbol Para Todos”.

La economía de Grondona

En la escucha en la que dialoga con su contador personal, aparece otra metodología, la de evasión sistemática de impuestos, por lo que no quiere descargar los viáticos y revela un salario de cincuenta mil dólares que jamás los dirigentes de la FIFA habían dado a conocer.

Aparece un Grondona muy ligado a los números, calculador, y con un control estricto de su economía pese a su avanzada edad, y peleando palmo a palmo para evitar rendir cada dólar.

También es evidente que trata de no perjudicar a los suyos, a la agencia de turismo con la que trabaja, como parte de la “Omertá” de la que habla el periodista Andrew Jennings en su último libro sobre la FIFA.

Seguridad

Si algo más le faltaba a Grondona era el control de la seguridad en los estadios y los horarios de los partidos, para lo cual es evidente que tiene como cómplices a los distintos estamentos del Estado, como cuando en una de las escuchas, directamente dice que hay que conseguir un certificado oficial para demostrar que (falsamente) San Lorenzo y Argentinos Juniors deben pasar al lunes, con el evidente deseo de sacarlos del fin de semana.



Una Copa a la medida del local (Perfil)



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Ya había finalizado el partido inaugural del Mundial de Estados Unidos 1994 y con dos periodistas nos acercamos al hotel de la FIFA, en Chicago. Eran los coletazos del Congreso Extraordinario.
Más atrás, en la confitería, uno de los empresarios ligados a los derechos de Tv que estaba en la lista de buscados por Interpol por el FIFA-gate, nos invitaba a un whisky mientras del bolsillo de su desprolijo saco, extrajo un papel tipo servilleta con unos esquemas escritos en birome.
-         ¿Qué es esto? Nos preguntó.
-         ….
-         Es la Copa América de Uruguay
-         ¿Cómo? Si falta un año…
-         Sí,  pero no…
-         ¿Cómo que no?
-         Bueno, todo se acomoda
-         ¿A ver?
-         El local va siempre con equipos accesibles. La idea es que las potencias como Argentina y Brasil, en lo posible jueguen en alguna instancia por la otra llave, cosa de que se propenda a que la final la jueguen el local y una de esas potencias, ya desgastadas.
-         ¿No es demasiado?
-         Ya lo verán, tiempo al tiempo.

Un año después, Uruguay le ganaba por penales la final a Brasil, que había eliminado a la selección argentina en Rivera, en cuartos de final, con aquella mano de Tulio y un escándalo final.

Como sucede siempre, incluso en los Mundiales, el local tiene demasiada suerte en los sorteos y siempre tiene grupos accesibles, desde hace muchos años.
Tanto es así en este caso, que Chile tuvo un grupo tan accesible que hasta Bolivia, que cayó 5-0 con Argentina en la previa, 5-0 ante los locales en la primera fase, fue segunda del Grupo A porque más atrás quedaron Ecuador  y México B (el equipo titular apunta a la Copa de Oro de la Concacaf, que su vez clasifica para la Copa Confederaciones de Rusia 2017).

Casualmente, en los otros dos grupos, apretados, aparecieron Argentina, Uruguay y Paraguay en el B, y Brasil junto a Colombia en el C, y Chile tiene el camino expedito a la final sin enfrentarlos, y si pasan cuartos, Argentina deberá medirse con Brasil en semis. ¿Les suena?

Gerardo Martino ya comenzó a hablar de tener cuidado con los arbitrajes. ¿Apuntando ya a la final en Santiago? Todo indica que sí. “Me preocupa mucho más los arbitrajes que Colombia”, llegó a decir el director técnico argentino, en referencia al episodio de Gonzalo Jara con Edinson Cavani en el Chile-Uruguay.

Lo extraño del caso, que sorprendió a los dirigentes de la Asociación Uruguaya (AUF) es que el Comité de Disciplina de la Conmebol no haya actuado de oficio en una situación tal clara como esa.

La inacción del Comité Disciplinario, o el penal que Néstor Pitana le cobró a los locales en su debut ante Ecuador cuando el partido se complicaba y los nervios jugaban sus cartas, son algunos indicativos de que en esta Copa ocurre lo de casi siempre…



viernes, 26 de junio de 2015

¿Habrá sanción de oficio para Jara? (Jornada)



DESDE VIÑA DEL MAR

Hoy puede conocerse el fallo del Comité de Disciplina de la Conmebol por el que, de oficio, al no haber sido sancionado durante el partido, y gracias a imágenes de fotografías y videos, el defensor chileno Gonzalo Jara podría ser suspendido hasta tres partidos por haber provocado al delantero uruguayo Edinson Cavani, quien fue expulsado al reaccionar.

Si Jara recibiera los tres partidos de sanción, se perdería lo que queda de la Copa América y hasta podría perderse el inicio de la clasificación para el Mundial 2018.
Los medios uruguayos y varios jugadores celestes y el medio futbolístico en general han reaccionado ante la provocación de Jara con mensajes en las redes sociales, y hasta el director técnico Oscar Tabárez, por lo general medido, estaba visiblemente afectado.

Los medios orientales recordaron que no es la primera vez que el defensor chileno, que milita en el Mainz de Alemania, provoca a un jugador uruguayo porque ya lo hizo con Luis Suárez en un partido de clasificación para Brasil 2014, y exigieron un severo castigo por parte de la Conmebol.

El propio Gerardo Martino, director técnico del seleccionado argentino, se quejó del arbitraje de Chile-Uruguay en el Estadio Nacional por parte del brasileño Sandro Ricci y en la conducta de Jara.


En el caso de que Jara sea suspendido, su reemplazante natural es José Rojas.