martes, 2 de junio de 2015

Cae el imperio de Blatter y abre enormes interrogantes (Jornada)




Con la renuncia del suizo Joseph Blatter a la presidencia de la FIFA a sólo tres días de ser reelecto y tras 17 años de mandato, y 41 si se toma en cuenta la asunción de su antecesor, Joao Havelange, de quien fue secretario general, cae un imperio basado en un criterio muy particular de articular negocios y pasión, y de la peor manera: con la mayoría de sus principales protagonistas en la cárcel, o a punto de ser extraditados a los Estados Unidos, o buscados por la Interpol.

Blatter estaba al caer, debido a la intensificación de la investigación en su implicación en los hechos de corrupción que se llevan a cabo en dos causas judiciales paralelas (una por la compra de votos para el otorgamiento de las sedes mundialistas de 2018 y 2022 y la otra por coimas en la compra y venta de derechos de TV y marketing para las Copas América 2015, 2016, 2019 y 2023).

Pero el suizo cayó de la peor manera, con una historia desopilante, digna de los países con menor institucionalidad, donde todo vale.

Si ya políticamente Blatter apenas si se sostendría en esta nueva presidencia con los votos de Asia y Africa (100 de los 133 que obtuvo), es decir, sin el apoyo de la mayoría de los europeos y con la Conmebol dividida, lo publicado el lunes por el New York Times lo dejaba con un pie y medio afuera de su mandato.

El prestigioso diario estadounidense, que consultó al propio secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, implicó a éste en el giro de 10 millones de dólares al triniteño Jack Warner, de la Concacaf, desde la FIFA, que de esta manera se hacía cargo del intento de compra de votos por parte de organismos sudafricanos en el intento de organizar el Mundial 2010.

Lo que ocurrió es que en 2008, cuando debía girarse el dinero para la cuenta de Warner, según cuenta el New York Times, los sudafricanos no podían reunir ese dinero, por lo que la FIFA se hizo cargo, descontando ese monto a los propios organizadores del Mundial siguiente en el momento de enviarles el dinero correspondiente al soporte de ese evento.

Claro que para que este dinero fuese girado desde la FIFA, necesitaba primero la autorización del titular de la comisión de Finanzas de la entidad, que no era otro que el fallecido Julio Grondona, según dijo la vocera de FIFA, Delia Fisher.

Estos procedimientos, aunque hubo otros menos desprolijos y más corrientes, forman parte de este entramado de negocios que tomaron a la pelota como excusa, y que comenzaron desde que el brasileño Joao Havelange definió como una “multinacional del fútbol” que fue acercando a los sponsors y a los países más ricos, otorgándoles torneos y todo tipo de prebendas a cambio de votos y fortunas.

La FIFA para esto, se valió de algunos postulados fundamentales, como no aceptar que intervenga la justicia ordinaria de los países y mucho menos la internacional, de manera tal que unos gerontes y en especial, europeos, decidieran por centenares de millones de hinchas de todo el mundo, y maniobraran los reglamentos a su modo, incluida la falta de tecnología en pleno siglo XXI, cosa de poder manipular los resultados favoreciendo a quienes más convenía en cada caso.

Así fue también que la FIFA no tuvo empacho en aliarse a dictaduras como la argentina para el Mundial 1978, o el poder qatarí que denigra a las mujeres, explota a los extranjeros con mano de obra barata (muchos han muerto en obras para el Mundial 2022) o financia actividades terroristas.

Todo valió en estos años, en los que también la FIFA se sirvió del instrumento de los emporios televisivos, arbitrajes escandalosos y de orígenes espurios, y no importaron horarios, terremotos ni golpes de Estado.

La gran pregunta es lo que vendrá. Muchos parecen eufóricos por la salida de Blatter y de otros dirigentes, muchos de ellos sudamericanos (algunos, verdaderos personajes de historietas mafiosas más ligadas a la comedia que a la tragedia), pero la renovación institucional no se presenta tan fácil.

Blatter llamó a un Congreso Extraordinario, posiblemente para fin de año, que apure la llegada de su sucesor, para no esperar el de marzo de 2016 en México, pero por ejemplo Michel Platini, el titular de la UEFA, que en los últimos meses apareció crítico hacia el suizo, bien podría representar un continuismo.

Platini era el sindicado para ser el delfín de Blatter, y para eso fue colocado en la UEFA para bloquear a los dirigentes de los países centrales, siempre opositores a la conducción de FIFA, con la idea de que más tarde saltara de Nyon (la sede europea) a Zurich, pero comenzó a molestarse porque el suizo no quiso abandonar el poder y así fue que horas antes de esta última reelección, le alcanzó a decir “déjalo Sepp, déjalo ir”.

Pero eso no significa que Platini sea opositor y ahora que efectivamente (aunque sea por hechos que lo forzaron), Blatter se fue, el francés podría tomar su lugar con un dejo de modernización. De hecho, minutos después de la renuncia, el mismo Platini (al que Maradona define “una hoja al viento”) sostenía que la decisión del suizo fue “difícil, valiente y correcta”.

Otro interrogante es el príncipe jordano Ali Bin Hussein, derrotado por Blatter 133 a 73 y supuestamente apoyado por la mayoría de los votos de la Conmebol (Uruguay y Chile a la cabeza, Argentina sólo de pico para afuera), y la mayoría de los europeos, y con Diego Maradona como uno de sus sostenes.

Otros candidatos que se habían bajado y tal vez podrían ahora presentarse son el ex jugador portugués Luis Figo, el dirigente holandés Michael Van Praag y hasta el ex miembro de FIFA, Jerome Champagne.

Habrá que ver por cuál candidato se lanzan los europeos, que salvo los casos de incondicionales aliados de Blatter como España o Italia, sumado a Rusia, por ser elegida sede del Mundial 2018, fueron en general siempre acérrimos opositores, al punto de que ya tenían pautado reunirse este viernes en Berlín (sede de la final de la Champions League del sábado entre el Barcelona y la Juventus) para boicotear el Mundial 2018 y hasta buscar uno alternativo, algo que ahora no hará falta, aunque no implica que crean a pie juntillas en Platini.

Para la Conmebol se abren más interrogantes, con su dirigencia antigua diezmada. 

Fallecido Grondona, preso Nicolás Leoz, el paraguayo ex titular de la entidad, detenido y con extradición el uruguayo Eugenio Figueredo y con la Interpol buscando a los empresarios de medios Hugo y Mariano Jinkis (Full Play) y Alejandro Burzaco (Torneos), y el brasileño José Hawilla (Traffic), el panorama es de un necesario cambio de mando y de enfoque, lo cual también llega a una AFA muy convulsionada en estas horas, y no es para menos.

En la AFA, aún debe dilucidarse no sólo el camino, que se va acortando, para la sucesión de Grondona, sino también que se sepa la verdad de su voto en Zurich, seriamente dudoso. El presidente de River Plate, Raúl D’Onofrio dice que votaron por el “sheik” (sic) Alí Hussein, pero la suma general no ayuda, aunque ya cae mejor seguir con esta postura, sea verdad o no, a la luz de los hechos.

Pero de cara al interior del edificio de la calle Viamonte 1366 en Buenos Aires, otra es la cuestión y los viejos dirigentes grondonistas, que se sienten traicionados, quieren saber si la delegación de Zurich les hizo caso o no. Es que en estos meses se juega todo el poder y nadie quiere quedarse afuera.

En tanto, el ex crack brasileño Romario, ahora legislador, propuso (y consiguió) una Comisión Investigadora Parlamentaria (CPI) para la posible vinculación entre las coimas y la compra de derechos de TV y los sponsors.

¿Qué queda, entonces para la Argentina, en la que hasta el Estado tiene vínculos estrechos por el Fútbol Para Todos, al estar asociado a Torneos, cuyo CEO es buscado por Interpol?


Por ahora, eso parece Año Verde. Es más fácil, parece, que caiga Blatter.

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