sábado, 13 de junio de 2015

Una Copa descabezada (Jornada)




                                 DESDE SANTIAGO DE CHILE

Eran las 13,30 de ayer y en el lujoso hotel Gran Hyatt, el silencio era atroz. Unos pocos en la cafetería, periodistas de las agencias internacionales Reuters y AP que llevaban cuatro días apostados allí a la espera de alguna aparición, y mayoría de empleados, muy cordiales, resignados ya a un espectáculo que no era ni por asomo el que esperaban.

De toda la parafernalia que suele envolver a las zonas nobles de las ciudades cuando está a punto de comenzar un gran evento, como lo es la Copa América, no quedaba nada porque los dirigentes de la Conmebol, y con ellos, los empresarios de toda laya (mediáticos y de representación de jugadores o agencias de viaje) brillaban por su ausencia.

Jornada intentó en vano comunicarse por lo menos con dos habitaciones, las del presidente de la Asociación uruguaya de Fútbol (AUF), Wilmer Valdez, y con el titular de la AFA, Luis Segura. En ambos casos, la explicación del hotel es que todos tienen reserva tomada de las habitaciones desde hacía cuatro días, pero que “aún” no habían llegado a tomar posesión…y todo esto, a siete horas de la ceremonia inaugural, algo doblemente extraño porque no es para nada lo usual y porque todos estos dirigentes cobran muy buenos viáticos diarios como para perdérselos y todos al mismo tiempo.

Apenas si apareció Luis Chiriboga, el presidente de la Federación Ecuatoriana, y luego, ya en la ceremonia inaugural, el de la Federación Chilena, Sergio Jadue. Ni siquiera José Antonio Napout, el paraguayo titular de la Conmebol, estuvo presente en el Palco de Honor del estadio Nacional junto a la presidente de la Nación, Michelle Bachelet, envuelta en una importante crisis política,  que,  por cierto, tampoco habló y apenas si se la vio, con la camiseta roja tapada con un abrigo y una bufanda.

Un silencio más que sugestivo luego de todo lo que fue pasando con los episodios de corrupción que mancharon a la FIFA y que generó la prisión de algunos dirigentes como el titular de la Federación Venezolana, Rafael Esquivel, o el ex vicepresidente de FIFA, el, uruguayo Eugenio Figueredo.

Mientras tanto, Roger Bello, el veedor del Boca-River del escándalo de la Copa Libertadores, decía a Jornada que el problema era que se dañaba a la institución “cuando el problema son algunos hombres”, un discurso que parece bajar desde Napout y que hasta repitió en los peores días de Zurich el propio kaizer Franz Beckenbauer.

Es una Copa América descabezada, casi sin dirigentes que expliquen lo que pasó, una enorme mayoría sospechada y hasta sin interlocutores en los temas atinentes a las acreditaciones.

La sensación es que hay una segunda o tercera línea de empleados con cierta jerarquía, que hacen lo humanamente posible por solucionar gravísimos problemas en cada sede, cuando ya la organización tenía muchas dificultades por los escasos cupos en los muy pequeños estadios para un torneo semejante, pero que no tienen cómo consultar con sus jefes, que si no están presos, están siendo prófugos. Una situación novelesca.

A todo esto, desde Europa llegaban tres noticias de impacto, que Alejandro Burzaco, ex CEO de Torneos, se encontraba bajo arresto domiciliario en la lujosa Villa Anina, cerca de Bolzano, en Italia, que había renunciado en forma fulminante el director de Comunicaciones de la FIFA, Walter de Gregorio, luego de un chiste de “mal gusto”, y que la justicia suiza investiga con lupa, ahora, aquel partido de fines de 2010 en Qatar entre Argentina y Brasil, a pocos días de que este país haya sido elegido sede del Mundial 2022, con pagos exagerados a la AFA y la CBF.

Por si fuera poco, la Conmebol supo hoy que hasta El Vaticano dio de baja un acuerdo con la institución por el que por cada gol de la Copa América se iba a otorgar diez mil dólares para las Scholas Ocurrentes, como había anunciado el Papa Francisco en abril pasado.

Se trata de la iniciativa “Goles por Scholas”, que fue apoyada por Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) y TyC Sports, pero El Vaticano dio de baja el acuerdo “hasta tanto se esclarezca la investigación judicial en curso.


De todos modos, pocos en la Conmebol parecen haberse percatado. Los paraderos de la mayoría de los dirigentes siguen siendo desconocidos, al punto de no haber estado ni siquiera en la inauguración del torneo que ellos mismos organizan, lo que se dice, una Copa descabezada y en silencio, en el imperio del “no sabe/no contesta”.

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