DESDE CHILE
Hace exactamente cuatro años, la selección argentina
pasaba a los cuartos de final de la Copa América en su propia casa y enfrentaba
a la siempre difícil Uruguay en el estadio de Colón de Santa Fe.
Carlos Tévez no había llegado bien a formar parte de
ese plantel y hasta semanas antes, ni siquiera era tenido en cuenta por el
entonces entrenador, Sergio Batista, quien ni siquiera lo llamaba cuando
viajaba a Europa a ver jugadores y tampoco cuando se acercaba a Inglaterra para
dialogar con los jugadores argentinos de la Premier League.
Batista llegó a humillar a Tévez, que jugaba en el
Manchester City, al punto de decir que en el caso de necesidad de contar con un
goleador iba a nacionalizar al uruguayo Santiago Silva, goleador de la liga
argentina.
Se dijo entonces que el presidente de la AFA, Julio
Grondona, lo sacó de la selección argentina porque en el primer partido
amistoso de la etapa de Batista, Tévez insistió públicamente en que se le diera
una nueva oportunidad a Diego Maradona, quien había fracasado como entrenador
del Mundial de Sudáfrica en 2010.
Pero cuando llegó la Copa América de 2011, Tévez no
sólo acabó jugando. Se dijo que las presiones de las empresas auspiciantes, que
saben que el público lo consideró siempre “el jugador del pueblo”, por su
actitud dentro de la cancha y por provenir del club más popular de la
Argentina, Boca Juniors, resultaron fundamentales.
Uruguay resistió el empate ante Argentina esa noche
en Santa Fe, y en el momento de los penales, justamente Tévez falló el suyo,
atajado por Fernando Muslera, los locales quedaron eliminados de la Copa
América y para el delantero comenzó una etapa de ostracismo y ya no volvió a ser convocado en los tres
años siguientes, y tampoco jugó el pasado Mundial de Brasil.
“Parece que Alejandro Sabella no tiene TV por cable
en su casa”, ironizó Tévez, que en su primer año en la Juventus se convertía en
goleador y campeón italiano, en un gran momento, en referencia al nuevo
entrenador de la selección argentina, que siguió con la línea de Batista de no
tenerlo en cuenta.
También se dijo que los jugadores de mayor peso en
el plantel no lo aceptaban. Pero pasó el Mundial 2014, Sabella renunció, y
cuando asumió Gerardo Martino, éste consideró necesaria su vuelta desde fines
de 2014.
Y como son las vueltas de la vida, Argentina llegó a
cuartos de final ante Colombia, estaban empatados, y ya habían rematado más de
cinco cada uno, y fue Tévez el encargado de clasificar a su equipo a
semifinales.
“No quería que él pateara porque cuatro años antes,
fue el que falló, pero como iban pateando todos, justo le tocó definir. Así es
el fútbol”, resumió Martino.
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