DESDE LA SERENA, CHILE
La sociedad chilena se partió en dos, entre los que
defienden que Arturo Vidal deba seguir formando parte de la selección nacional
y los que creen que el talentoso volante de la Juventus debe ser apartado del
equipo, tras estrellar su roja Ferrari y poner en riesgo la vida de su propia
esposa y otras personas, cuando el director técnico Jorne Sampaoli había
concedido unas horas de libertad al plantel.
La situación no es nueva en Chile pero no por eso es
menos conmovedora. Rápidamente, Radio Bío Bío emitió el video, que se viralizó,
en el que Vidal discute con un carabinero, tras dar un índice de alcoholemia de
1,20, mucho más de lo permitido (en este país hay controles muy estrictos y de
escasa tolerancia), y no haber reparado en la suerte de los tripulantes de
otros automóviles.
“Vas a cagar a todo Chile”, le dijo Vidal al
carabinero, que le hizo saber que había cometido un delito. “Si la cagó, la
cagó”, le respondió el uniformado. Más tarde, y ya ante los medios, Vidal
lagrimeó, hizo un pedido de disculpas a la gente y al plantel de la selección
chilena, y mucho más tibio al carabinero.
El tema de la disciplina de los seleccionados
chilenos ya harta a la gente, que soportó otros casos anteriores y que se
reiteran de manera recurrente. El propio Vidal ya parece un especialista en
escándalos. En el Mundial sub-20 de Canadá 2007, tuvo airadas protestas y
actitudes violentas en un equipo que parecía candidato al título y que en las
instancias finales fue eliminado por el de Argentina con Sergio Agüero, Ever
Banega y Mauro Zárate.
Pero si hay un hecho contra la disciplina que se
recuerda como pocos es el llamado “Bautizazo”, por el que al bautizar al hijo
de Jorge Valdivia, se ausentaron de la selección roja Gonzalo Jara, Carlos
Carmona, Jean Beausejour y el propio Valdivia, y eso acabó costándole el puesto
a Claudio Borghi como entrenador.
Apenas Marcelo Bielsa logró acabar con una etapa
nefasta para que ahora otro argentino, Jorge Sampaoli, tenga que volver a
cargar con hechos como éste de Vidal, pero prefirió unir fuerzas con el resto
de los jugadores y cuerpo técnico y defender al volante de la Juventus,
especialmente del intento del presidente de la Asociación Nacional de Fútbol
(ANFP), Sergio Jadue, de suspender al jugador.
Fue un momento de una gran tensión, pero Sampaoli lo
explicó más tarde en los micrófonos: “Es un jugador que le dio mucho al fútbol
chileno y no pedimos opiniones para una decisión, como tampoco le preguntamos a
cada jugador, en sus momentos libres, qué hace con su vida”.
La propia presidente chilena, Michelle Bachelet, fue
consultada sobre el asunto de Vidal, pero respondió que no sabe de este tema y
que prefiere no responder nada, usando el sentido común.
La situación de la selección chilena ya venía
enrarecida desde el inicio de la Copa porque el propio Sampaoli es cuestionado
por algunas decisiones tácticas, como por ejemplo el haber sacado del equipo
titular a Eduardo Vargas, autor ya de dos goles en el torneo, o colocarlo de
carrilero en vez de extremo, ante México en el segundo partido.
“Sampaoli, Vargas es delantero”, decían muchas
banderas en el estadio, ante México, y hasta algún diario publicó en las
viñetas humorísticas, un pizarrón en el que Sampaoli, con un puntero, señalaba
a modo de lección “Vargas es delantero, Vargas es delantero, Vargas es
delantero”.
Sumado a eso, apareció la polémica del escaso
aliento del público local a la selección, especialmente por parte del arquero
del Barcelona, Claudio Bravo, quien mostró su extrañeza por la situación sin
reparar en que mucha de la gente que acude a estos partidos no es precisamente
la misma que concurre a los de los torneos locales, con muchas entradas VIP que
provienen de empresas o que se pagaron con tarjetas de crédito o en importantes
reventas.
“Pero es que además tiene estilo que tras los feos
continuados que los seleccionados han dedicado a los aficionados (zonas mixtas
mudas, calles cortadas, desprecios, entradas costosas, accesos incómodos)
vengan encima los divos a abroncarlos.
Jueguen. Mejor jueguen. O mírense a sí
mismos. Pero no se pongan encima desagradables”, se quejó José Miguélez, el
editor de deportes del diario La Tercera, quien
sostuvo en su columna que Bravo “no habló de sus errores, de su
culpabilidad personal en los goles de México…otra vez el reproche hacia el
público, otra vez la bala de distracción o equivocada. Los balones fuera”.
Si hasta Bravo y Alexis Sánchez amagaron con no
saludar al público cuando terminó el partido ante México y fue Gary Medel el
que levantó las manos in extremis y obligó a todos a imitarlo.
Precisamente, Medel aparece alineado junto al
polémico Vidal, Elías Figueroa y Sergio Livingstone (dos ídolos de la historia
del fútbol chileno), en un fotomontaje de la marca de cerveza Cristal en los
individuales que se colocan en la mayoría de las mesas de los restaurantes
costeros en La Serena.
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