DESDE VIÑA DEL MAR, CHILE
El 17 de julio de 1991, la selección argentina
derrotaba a la brasileña 3-2 por el primer partido del cuadrangular final de la
anterior Copa América de Chile, pero acabó con una mala noticia: la expulsión
de Claudio Caniggia, una de sus estrellas.
Se esperaba una sanción de dos partidos, pero la reunión del Comité de Disciplina de
la Conmebol, en una de las habitaciones del hotel Crowne Plaza, en pleno centro
de Santiago, se prolongó más de la cuenta y terminó de la peor manera para los
dirigentes del sector que ellos mismos llaman “Pacífico”: al “Pájaro” argentino
le daban apenas una fecha de suspensión, que al mejor estilo de Julio Grondona,
conformaba a casi todos: quedaba excluído del partido del medio, ante Chile, y
podía regresar en el último y decisivo, ante Colombia.
Este cronista, que se encontraba en el lobby
esperando noticias de la sanción, pudo presenciar un durísimo intercambio entre
Grondona y el entonces presidente de la Federación Chilena (ANFP), Abel Alonso,
que se quejaba amargamente del poder de los dirigentes del “Atlántico”.
Pero aquellos tiempos de Grondona, el secretario
general Eduardo de Luca, Ricardo Texeira, Eugenio Figueredo, Nicolás Leoz o
Nabi Alí Chedid han tocado a su fin.
La muerte de Grondona, los problemas de corrupción
de Texeira, Figueredo o Leoz, el distanciamiento anterior de Deluca y el
fallecido presidente de la AFA, el escándalo FIFA y una votación dividida y
espuria en Zurich, cambiaron el eje de la Conmebol en esta nueva etapa con la
presidencia del paraguayo José Angel Napout trajo nuevos vientos y los
dirigentes del lado del Pacífico encontraron que éste era su momento para
actuar.
Así fue que se decidió que el calendario
clasificatorio para el Mundial de Rusia 2018 ya no se repetirá como en los
cuatro anteriores y por ejemplo, no habrá más chance de que el estadio
Centenario acabe la última jornada cantando “Argentina, Argentina” como en
ocasiones anteriores, y en esta Copa América, la AFA tuvo que pagar una multa
de 50 mil dólares por ausencias en conferencias de prensa o por la negativa de
Lionel Messi a recibir el premio al mejor jugador del partido ante Paraguay.
Pero por si esto fuera poco, llegó el golpe final
con la exclusión del torneo de una de las estrellas del “Atlántico”, el
brasileño Neymar, al que le dieron cuatro partidos por los incidentes en los
instantes finales y posteriores al partido contra Colombia por el Grupo C.
Neymar arrastraba una amarilla por mano en ese
partido (muy discutida) y provocó los incidentes posteriores, y según el
informe del árbitro chileno Enrique Ossés, lo esperó en la manga para
insultarlo cuando se retiraba, aunque la sanción final parece demasiado dura y
suena más a cuestiones de estricta política de la Conmebol que a la propia
conducta de la estrella del Barcelona.
Las cosas han cambiado mucho en la Conmebol y el
Pacífico avanza mientras el Atlántico retrocede.
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