DESDE CHILE
Al terminar el partido ante Colombia y pese a la
alegría por pasar a las semifinales de la Copa América, Lionel Messi se
lamentaba por los goles perdidos frente al arquero colombiano David Ospina y
admitió que “es increíble lo que me cuesta meter goles con la camiseta
argentina”.
En cierta forma es así, pero en dos casos, en el
suyo y en el de Carlos Tévez, pero parece mucho más una sensación, relacionada
con los torneos importantes como Mundiales o Copas América, que en la
generalidad de los partidos.
Si revisamos la estadística de los cuatro máximos
atacantes argentinos, nos llevaríamos una sorpresa al menos en dos de ellos,
Sergio Agüero y Gonzalo Higuaín, que mantienen casi exacto su promedio goleador
en los clubes en los que juegan, y en la selección argentina.
El problema parece ser la enorme exigencia de los
hinchas argentinos, que saben que por ejemplo tras la excelente temporada de
cada uno de ellos con sus equipos (Messi con el Barcelona, Higuaín con el
Nápoli, Agüero con el Manchester City y Tévez con la Juventus) brillaron y
fueron contundentes, sin que eso se haya visto cuando se visten la camiseta
albiceleste, sin tener en cuenta la estructura del equipo, el poco tiempo de
entrenamiento, el cansancio físico, el cambio de temperatura (más de 25 grados
de diferencia entre el calor europeo y el frío sudamericano) y más factores
como la presión por ganar un título que se niega desde la Copa América de Ecuador
1993.
Si tomamos el promedio de gol de Messi en su
carrera, en 514 partidos oficiales marcó 425 goles, con un promedio brutal de
0.82 por partido, y si además tomamos lo realizado en la última temporada,
2014/15 en su club, el Barcelona, con 58 goles en 57 partidos, alcanza un
promedio de 1,02 por partido. Entonces, si en la selección argentina tiene un
promedio de 0,46 por haber convertido 46 goles en 101 partidos, parece poco,
pero todo es muy relativo y es el segundo jugador con más goles del equipo
argentino en la historia, con 46, a 10 tantos del máximo, Gabriel Batistuta
(56) cuando acaba de cumplir los 28 años y la proyección lo coloca muy por
delante del ex goleador de la Fiorentina en los años noventa.
En el caso de Carlos Tévez, tiene 248 goles en su
carrera en 558 partidos, con un promedio de 0.44, y si tomamos la última
temporada en la Juventus, marcó 29 goles en 48 partidos, con un promedio aún
más alto, de 0,60 pero en la selección argentina, en 108 partidos metió 26
goles (0,25).
Pero si tomamos los casos de Agüero o Higuaín, las
cosas son distintas. El “Kun” tiene un promedio de 0,50 porque marcó 231 goles
en 453 partidos, y de 0,77 en la pasada temporada en el Manchester City, por
haber hecho 32 goles en 42 partidos. Y en la selección argentina ha convertido
29 en 63, es decir que tiene 0,46 por partido, casi el mismo que en los clubes.
Y con Higuaín sucede lo mismo: 187 goles en 403
partidos en su carrera (0.46 de promedio), 29 en 55 en la pasada temporada en
el Nápoli (0,52) y 25 en 48 en la selección argentina (0,47). El mismo promedio
en clubes que en el equipo nacional.
Si Messi es el segundo goleador histórico de la
selección argentina con 46, Agüero está quinto con 29, a sólo cinco de Diego
Maradona y seis de Hernán Crespo, e Higuaín está sexto con 25.
Sin embargo, para la gente la sensación es otra, la
de que estos jugadores no rinden lo mismo en la selección nacional cuando el
contexto es otro.
“Sentimos que lo que nos jugamos en cada partido es
demasiado. Con esta camiseta, no podemos perder y además, llevamos el peso de
muchos años sin títulos, aunque buena parte de esto no nos corresponda, aunque
aceptamos que las reglas son así y sólo nos queda jugar para revertirlo”,
sostiene Agüero, con cierta resignación.
Agüero marcó tres tantos en el último partido de
preparación para la Copa América ante Bolivia, aunque sólo tiene uno en el
torneo de Chile. “Esto es América”, le dijo el árbitro mexicano Roberto García
Orozco, mirándolo con la nariz pegada a la suya en un reclamo del delantero
ante Colombia.
Lo decía en función del juego brusco en comparación
al de las ligas europeas pero bien puede ser interpretado como lo distinto que
es ponerse la camiseta pesada de la selección en comparación a la de los
equipos con las que juegan cada domingo.
Y sin embargo, los fríos números nos dicen que son
más las sensaciones, la ansiedad por los títulos que no se ganaron, que un
problema de rendimiento individual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario