DESDE VIÑA DEL MAR
La
TV
Las escuchas demuestran una metodología de clara
aceptación del verticalismo a partir del acuerdo que Julio Grondona tejió con
el Gobierno desde 2009 por la cual, como bien se expresa en una de ellas, “no
interesa el rating” sino cumplir con una función política: la de estar al
servicio en cada momento, y que están relacionados con horarios de inicio de
los partidos, traslado de algunos de ellos a otros días o lo que se les
indique.
La AFA comenzó a tejer con el Estado, desde esta
alianza, un vínculo distinto al anterior, en el que no había ninguna injerencia
porque el dominio total estaba del lado de la sociedad entre el Grupo Clarín y
Torneos y Competencias.
Lo que también se evidencia es que Alejandro Burzaco,
en prisión domiciliaria en Bolzano tras entregarse a Interpol, terminó siendo
el nexo entre ambas etapas.
Los
dirigentes
Grondona tenía una cantidad limitada de
interlocutores, como se evidencia en el diálogo con el presidente de Lanús,
Alejandro Marón, por el caso del joven jugador al que le quieren hacer un
control previo de antidoping, y al que confió la llegada del secretario de
Seguridad de la Nación, Sergio Berni, a la sede de la AFA.
La aceptación de Marón de ni siquiera comentarlo con
su esposa es otra muestra del verticalismo y de que cuando se habla de
“renovación” en la AFA, no hay tal y en cambio, un grado muy importante de
complicidad.
Los
árbitros
Más allá de casos como el de Pablo Lunati, que debe
justificar ingresos no declarados, las escuchas también muestran lo que se
sospechaba: que Grondona hacía y deshacía como quería y que a lo sumo se
apoyaba en una o dos personas, de acuerdo a la época (Jorge Romo, luego Abel
Gnecco) sin importar sorteos o designaciones dentro de un criterio deportivo.
También aparece la sinceridad (o sincericidio) con
el caso “Carlos Amarilla-Boca Juniors” por el que directamente reconoce que
este árbitro paraguayo favorece al club argentino, sin ningún tapujo y como
aceptando resignadamente la situación.
El
Gobierno
“Cristina me adora”, llega a decir Grondona a un
interlocutor, tal vez exagerando el afecto, pero sí dando a entender que el
vínculo con la presidente es con un sistema de “Teléfono Rojo” que aunque no
aparece, también tiene su contrapartida. El ex titular de la AFA es un boy
scout a cambio de dinero fresco para cuando sea necesario para el programa
“Fútbol Para Todos”.
La
economía de Grondona
En la escucha en la que dialoga con su contador
personal, aparece otra metodología, la de evasión sistemática de impuestos, por
lo que no quiere descargar los viáticos y revela un salario de cincuenta mil
dólares que jamás los dirigentes de la FIFA habían dado a conocer.
Aparece un Grondona muy ligado a los números,
calculador, y con un control estricto de su economía pese a su avanzada edad, y
peleando palmo a palmo para evitar rendir cada dólar.
También es evidente que trata de no perjudicar a los
suyos, a la agencia de turismo con la que trabaja, como parte de la “Omertá” de
la que habla el periodista Andrew Jennings en su último libro sobre la FIFA.
Seguridad
Si algo más le faltaba a Grondona era el control de
la seguridad en los estadios y los horarios de los partidos, para lo cual es
evidente que tiene como cómplices a los distintos estamentos del Estado, como
cuando en una de las escuchas, directamente dice que hay que conseguir un
certificado oficial para demostrar que (falsamente) San Lorenzo y Argentinos
Juniors deben pasar al lunes, con el evidente deseo de sacarlos del fin de
semana.
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