lunes, 18 de junio de 2018

Cristiano Ronaldo saca una primera distancia (Yahoo)






                                                  Desde Moscú



Es cierto que el Mundial lleva pocos días. Apenas poco más de una jornada es demasiado poco tiempo para analizar con precisión las posibilidades y los rendimientos de cada equipo o de cada jugador, si bien para las estrellas, las oportunidades para lucirse no son tantas y dependen de los marcajes, los sistemas, el momento individual que viven y las circunstancias de los partidos en los que participan.

Sin embargo, ya hay un hecho muy claro y es que el inicio de Mundial de Cristiano Ronaldo no pudo ser más espectacular, no sólo por los tres goles nada menos que ante su conocida España, sino porque el primero de ellos, de penalti, ocurrió apenas a los dos minutos de iniciado el partido y el torneo.

En verdad, Cristiano Ronaldo jugó bien y hay un punto de exageración relacionado con su capacidad goleadora, sin dudas su punto fuerte, pero esos tantos llegaron por un penalti, un libre directo (magistralmente ejecutado y sobre la hora) y un grave error de David De Gea, quien no pudo retener un balón al ras desde su posición, es decir que hay mérito del delantero pero no se trata de esos goles que hacían temblar la tierra sino dos de ellos a balón parado y el restante, por error ajeno.

Aún así, tres goles en un debut y ante un rival exigente colocan a Cristiano Ronaldo en una situación privilegiada para lo que sigue del Mundial y ante rivales más accesibles como Marruecos o Irán.

Si hay algo que puede alentar a Cristiano Ronaldo es el inicio de Mundial de dos de sus principales adversarios en lo individual como Lionel Messi y Neymar, quienes no han pesado lo suficiente para ser comparados con el portugués.

Neymar comenzó bien su partido del domingo ante Suiza, pero se fue desdibujando hasta perderse y ya no tener la misma actuación que en la primera parte, mientras que Messi no ha comenzado bien, en parte por sus propios errores, como cuando falló el penalti ante Islandia, contenido por Hannes Halldorsson.

Messi fue de mayor a menor en el debut mundialista argentino en Moscú, porque nunca se encontró cómodo (podría decirse que incluso así parecía sentirse cuando saltó al campo de juego), y volvió a ocurrirle lo mismo que tantas veces en los últimos años en la selección de su país: se hallaba siempre solo, rodeado de adversarios que además en este caso eran altos, de buen contextura física y que iban a buscarlo con firmeza para hacerle falta o chocar con su físico y esto, tan sencillo, el equipo argentino no supo resolverlo.

Entonces, Messi comenzó a quedarse sin fuerzas y, aparentemente, sin muchos deseos, entre hastiado y enojado por el presente pero especialmente por sentir que es una película que ya vio y que no quiere seguir viendo, aunque todo indica que los hechos se van reiterando.

Tampoco Antoine Griezmann, sumido hasta los últimos días en la novela de su posible pase al Barcelona o no, pudo rematar su penalti en el complicado debut mundialista de su selección, Francia, ante Australia, mientras que el que sí se destacó, reinventándose en España marcando los dos goles ante Portugal.

Lo de Costa se inscribe dentro de otro sainete,  el que protagonizaron el entrenador Julen Lopetegui, el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, y el de la Real Federación  Española de Fútbol (RFEF).

Cuesta creer o imaginar que Real Madrid y la RFEF no hayan podido mantener en secreto este acuerdo de partes hasta la finalización del Mundial, lo que habría evitado filtraciones, miradas esquivas, críticas duras en la prensa opositora y una convivencia tranquila durante el certamen, sin crear falsas ideas de favoritismos varios.

A Luis Rubiales, el nuevo presidente de la RFEF, no le tembló la mano para destituir a un buen entrenador como Lopetegui, quien seguramente tampoco imaginó que el Real Madrid emitiría un comunicado justo a dos días del Mundial anunciando la contratación del entrenador de la selección española para cuando finalice el Mundial, apurado por los medios madrileños que seguían sosteniendo que el Real Madrid no podía estar sin cronograma de verano y de inicio de temporada recién después de la Copa del Mundo, y de aquellos polvos, estos lodos.

De aquella idea de que el Real Madrid es más fuerte que todo y puede contra todo es que se pensó en complacer a los medios, y al mismo tiempo, una demostración  de fuerza y potencia locales, aunque haya generado un cimbronazo en la plantilla, que veía cómo a dos días del Mundial se iba quien los había llevado hasta allí.

Pese a todo, y con el impacto psicológico de comenzar perdiendo casi desde saque con aquel penalti que no existió (porque Nacho no mueve sus piernas cuando cae Cristiano Ronaldo), la selección española tiró de casta y de carácter, pero además de una base de su juego de los últimos años para sobreponerse y casi ganar el partido. Y todavía con chances de ganar el grupo y proyectarse hacia las finales con fuerza, aunque en el banquillo ya no esté Lopetegui y si Fernando Hierro.

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