Desde Moscú
“No sé ustedes, pero yo estoy cansado de comer
mierda. A ver si hoy por fin ganamos un título”, fue la frase usada como arenga
por Javier Mascherano hacia sus compañeros de la selección argentina a minutos
de salir a la cancha para enfrentar al local, Chile, por la Copa América 2015
en Santiago, y en referencia al Mundial perdido por tan poco ante Alemania en
el alargue de Brasil 2014.
Mascherano pertenece a una generación extraña, y es
el mayor exponente de estos años vacíos en títulos de la selección argentina,
al punto de haber perdido ya cinco finales (Copas América 2004, 2007, 2015 y
2016, y Mundial 2014). El último título albiceleste fue en la Copa América de
Ecuador, en el ya lejano 1993.
Hay una coincidencia total entre los analistas
acerca de que para la generación que encabezan Mascherano y Lionel Messi
(cumple 31 el próximo 24 de junio), ya no habrá muchas más oportunidades y que
por una cuestión de edad, salvo alguna excepción, el ciclo con la camiseta
argentina terminará en Rusia.
La selección argentina es, por promedio de edad, la
más vieja de las 32 que participan en este Mundial con un promedio de 29 años,
6 meses y 24 días, seguida por Costa Rica (29 años, 6 meses y 23 días) y México
y Panamá, las dos con 29 años, 4 meses y 13 días, aunque la veteranía no es
sinónimo de mala actuación.
De hecho, Argentina perdió la final del Mundial en
el alargue con un plantel que contaba con ocho jugadores mayores de 30 años, y
otros tres mayores de 27.
El mayor problema es el “deja vu”, situaciones que,
con entrenadores distintos (Alfio Basile, Diego Maradona, Sergio Batista,
Alejandro Sabella, Gerardo Martino, Edgardo Bauza y ahora Jorge Sampaoli) se
repiten en los rendimientos y en los estados de ánimo caídos ante el primer
contratiempo.
No parece para nada casual entonces que tras el
fallido debut ante Islandia (1-1), Sampaoli haya dispuesto varios cambios y que
la mayoría de los jugadores que saldrán del equipo proviene de los apenas ocho
que continuaron desde el Mundial pasado:
Marcos Rojo, Lucas Biglia y Angel Di
María, para dar lugar a los más jóvenes que no han transitado por esas amargas
experiencias: Marcos Acuña (26), Nicolás Tagliafico (25) y Cristian Pavón (22).
Ellos representan lo nuevo, una generación
que tal vez tenga otros resultados en el futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario