martes, 5 de junio de 2018

La Selección Argentina sigue sumando escándalos y dislates (Jornada)




                                                        Desde Barcelona




Un dislate tras otro. La Selección Argentina sigue acumulando acciones vergonzosas aunque las de ayer, entre la tarde y la noche, se acercaron en mucho a aquella votación del 38-38 para 75 votos a presidente de la AFA de 2015. En un mismo día, hubo un duro intercambio con El Vaticano al no encontrar fechas para que la delegación nacional fuera recibida por el Papa Francisco, y horas más tarde, tras muchas presiones, se encaminaba a suspender el partido ante Israel del próximo sábado debido a presiones palestinas, aunque el presidente del Estado judío, Benjamín Netanyahu, seguía presionando para que no se modificara lo acordado.

En una jornada de furia, que comenzó con la tranquilidad de un entrenamiento de rutina, el ambiente se fue alterando cuando circuló un tweet del director de la oficina de Comunicaciones de El Vaticano, Greg Burke, acerca de que el Papa Francisco recibiría al plantel argentino el miércoles a las 15,30 hora romana, lo que motivó un rápido comunicado de prensa de la Selección Argentina en el que se recordaba que hacía “un mes”, se había agradecido la invitación pero se había respondido que resultaba imposible acudir por problemas “de logística y de tiempos”, a través del nuncio apostólico Vincenzo Turturro.

Desde El Vaticano trataron de apaciguar los ánimos y el propio Greg Burke twitteó más tarde que se había “desconvocado” la reunión, pero varios medios hicieron circular la versión de un enojo del entorno del Papa por esta decisión, que quedó en la confusión acerca de si fue tomada en estas horas o efectivamente era la remitida un mes atrás, como se argumenta desde la AFA.

Lo que ya parecía complicado, terminó en un anochecer de un día agitado pero con mucha más furia que por la tarde porque si la llama había quedado encendida con el asunto de El Vaticano, comenzó a cobrar forma el rumor de que también la AFA había decidido suspender el partido amistoso ante Israel del sábado próximo en Jerusalén, por el que ya había cobrado cerca de 1.800.000 dólares de anticipo sobre un total de cerca de 3 millones de esta moneda, con las 30.000 entradas de capacidad del estadio Teddy completamente vendidas (hubo una demanda de 600.000) y por motivos de seguridad y por la campaña lanzada por organizaciones pro-palestinas que denunciaban al Estado de Israel por el largo conflicto que mantienen desde hace décadas.

De hecho, por la mañana, en el entrenamiento de la Selección Argentina en la Ciudad Deportiva Joan Gamper del Fútbol Club Barcelona, ya habían existido manifestaciones de organizaciones pro-palestinas y anti israelíes, que amenazaban con incendiar camisetas de Lionel Messi en el caso de que el equipo nacional jugara en Jerusalén, a donde el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, acaba de trasladar su embajada.

Si bien el vocero de la selección Argentina, Nicolás Novello, afirmó a Jornada que la decisión “tengo entendido que se tomó conjuntamente”, Rafael Araya, chileno y militante de una de las organizaciones pro-palestinas agradeció directamente a Lionel Messi y a Javier Mascheramo por la decisión de no jugar en Israel, lo que habría sido seguido por el resto de los jugadores.

Mientras tanto, y en medio de versiones cruzadas de todo tipo ya en la noche catalana, el presidente israelí Netanyahu se comunicó dos veces a Buenos Aires con el mandatario argentino Mauricio Macri para solicitarle que interviniera para convencer a la delegación argentina para que el partido se siga jugando en tiempo y lugar acordados, aunque al cierre de esta edición eso resultaba prácticamente imposible.
De esta forma, la Selección Argentina, sumando una mayor improvisación a todo lo que venimos comentando que ocurre en esta etapa ´previa al Mundial de Rusia, no sólo no disputó la pasada fecha FIFA sino que ahora se queda sin su único rival antes de su debut mundialista del 16 de junio ante Islandia en  Moscú por lo que el entrenador Jorge Sampaoli estaba abocado anoche, en febriles negociaciones, para buscar un rival de Europa del Este para organizar un amistoso en el Camp Nou.

Al mismo tiempo, la AFA debía cambiar toda su logística porque la delegación iba a viajar al Mundial desde Israel y ahora deberá permanecer más días en Barcelona para viajar directamente a Moscú desde tierras catalanas en una improvisación que este periodista jamás vio en este nivel en el pasado.

Incluso llegó a circular una nueva versión por la cual, al disponer de más tiempo en Barcelona, al no viajar a Israel, otra vez se barajaba en el hotel de la Selección Argentina la chance de volver a intentar reunirse con el Papa en El Vaticano.

La decisión oficial respecto del partido ante Israel iba a tomarse hoy a primera hora, seguramente para que los escasos dirigentes presentes en Barcelona pudieran meditar los pasos a seguir.

La jornada de furia de ayer sólo es comparable al momento en el que se supo que la contraprueba de Diego Maradona había dado positivo en el Mundial de los Estados Unidos 1994, o en aquella elección presidencial de 2015 del 38-38
Peor preparación que ésta ya es difícil que haya habido en el pasado. El fútbol argentino parece condenado a que fuera de la cancha todos sean obstáculos para que luego haya que apostar a que la magia del fútbol haga todo lo posible por revertir una situación de absoluto descontrol.

Como tantas veces, luego en el verde césped los jugadores, solos, deberán tratar de obtener los mejores resultados posibles que tapen todo este delirio previo. Pero siempre puede pasar algo peor cuando no hay red de contención, como venimos comentando desde hace tiempo.

1 comentario:

Roman Frymer dijo...

Quienes son cobardes afuera de la cancha es difícil que sean valientes adentro. Un error garrafal de estos jugadores y de la dirigencia mafiosa de la AFA, que es mucho más grave por lo que implica: apañar y ceder ante el terrorismo y dar la espalda a la democracia, ante miles de fanáticos israelíes preparados para darles mimos y aprobación a los jugadores argentinos. Está claro que todo esto derivará en un flojísimo rendimiento del equipo durante el Mundial. Tristeza e indignación ante un hecho que jamás se olvidará.