jueves, 28 de junio de 2018

La descompresión y el camino latino a la final (Jornada)




                                             Desde Moscú



No será como la canción de “Los Beatles” con su clásico “Back in URSS” pero a esta altura de los acontecimientos, Moscú no deja de ser nuestro hogar-dulce-hogar una vez que comenzó esta dura etapa de viajes en tren por todo el país, que por momentos nos hace sentir como pequeños Miguel Strogoffs, aquel correo secreto del Zar que inmortalizara Julio Verne, incluso por las peripecias que debemos atravesar.

Y si para nosotros, la clasificación a octavos de final de la selección argentina representó regresar a Moscú ayer a las 14 tras haber subido al tren desde San Petersburgo a las 3,20 de la madrugada, la escala en nuestra base de operaciones será de apenas dos días porque en la madrugada del sábado estaremos partiendo, ahora por 14 horas, hacia Kazán, la zona musulmana de Rusia, para estar presentes en el partido ante Francia por los octavos de final.

Si para nosotros comienza una dura etapa de viajes, más claro lo tiene la selección argentina, que no va en tren sino en avión y parece no necesitar nadie alrededor pero no es del todo así porque jugadores como Marcos Rojo, motivado por su gol in extremis ante Nigeria, o Gonzalo Higuaín, respaldado por 45 mil personas en San Petersburgo, ya no son los mismos que horas atrás.

El equipo argentino, pero también la mayoría de los hinchas y los periodistas que deambulan por Rusia, siente que se le ha salido de la espalda una mochila de veinte kilos y que la que tiene puesta ahora no pasa de los tres y que en todo caso, perder contra Francia en octavos, jamás podría significar lo mismo que no ganarle a Nigeria en la fase de grupos y volverse a casa mucho antes de la cuenta.

Y eso no significa que el equipo argentino piense en perder. Lo dijo Jorge Sampaoli en la última conferencia de prensa: restan cuatro finales, y la primera es Francia, con todo su potencial, con jugadores de primera clase en todas sus líneas, desde Samuel Umtiti, compañero de Lionel Messi en el Barcelona, en la defensa, o Paul Pogba como creativo en el medio, como Antoine Griezmann o Kylian Mbappé en el ataque.

Pero también es cierto que para la selección francesa no es lo mismo pensar, como ocurrió hasta el minuto 85 del martes pasado, que debía enfrentar a Nigeria en Kazán por los octavos de final que tener que hacerlo con una camiseta mucho más pesada enfrente como la argentina, con estrellas en los principales equipos del mundo y con Messi, el mejor jugador del planeta, pateando en contra.

Otras certezas que tiene la selección argentina, que venció a la francesa las dos veces que se enfrentaron en Mundiales (1-0 en 1930 con un gol de Luis Monti a 9 minutos del final, y 2-1 en 1978, con goles de Leopoldo Luque y Daniel Passarella de penal), es que si pasa a Francia, la esperaría el ganador del partido entre Uruguay y Portugal, y en Nizhny Novgorod, que entonces podría ser escenario del soñado enfrentamiento entre Messi y Cristiano Ronaldo, o bien el del Clásico del Río de la Plata.

También sabe ya la selección argentina que no podrá haber una final ante Brasil, porque de enfrentarse sería una instancia antes, en semifinales y en San Petersburgo. Y que tampoco podrá definir la Copa del Mundo ni ante Alemania (eliminada ayer), ni ante Italia (que no se clasificó para el Mundial) y que entonces sólo podría tener dos campeones del mundo enfrente: España o Inglaterra.

Es decir que el camino argentino a la final es un camino esencialmente latino, porque así lo indica una llave que trae a Francia, luego a Uruguay o Portugal, y más tarde posiblemente a Brasil y hasta aparece la alternativa de México.

Con estas certezas, la duda pasa ahora por saber si Sampaoli va a continuar con el mismo once que salió a enfrentar a Nigeria o si hará cambios. Parece claro que Ángel Di María no está en su mejor nivel en este Mundial pero Marcos Acuña no parece su reemplazante natural y tal vez podría ser cuestión de que probara con Cristian Pavón por la izquierda para recostar a Messi en la derecha con Higuaín o Sergio Agüero por el medio, y que Paulo Dybala, al fin, tuviera su oportunidad en este torneo jugando detrás de Higuaín, con quien se entiende por jugar juntos en la Juventus, y de paso, ser un Plan B para Messi si éste se encuentra muy marcado.

La defensa y Franco Armani se mantendrían tal cual y el otro interrogante pasa por el medio, acerca de quién es el encargado lógico de ayudar a Javier Mascherano en la contención.

El resto, es ponerse a tono, recomponerse lo suficiente desde lo físico, no apelar a excentricidades tácticas, tomar los recaudos necesarios y honrar una camiseta tan prestigiosa como la argentina.

No hay comentarios: