Desde Kazán
Hace tiempo que en los Mundiales no se observan
revoluciones tácticas. La última, acaso, haya sido la de La Naranja Mecánica de
1974 y han pasado 44 años ya de aquel sistema que cambió muchas cosas del
fútbol de la mano de Marinus “Rinus” Michel, con Johan Cruyff y Wim Van Hanegem
como estandartes. A la selección argentina le tocó sufrir a aquella Holanda.
De allí en más hubo, efectivamente, variantes en los
esquemas, modificaciones posicionales que hicieron historia. La salida de
Graziani generó, acaso, la explosión en las finales de Paolo Rossi en España
1982, el líbero, los dos stoppers y los cinco volantes, con Jorge Valdano de
punta, llegaron luego de varios partidos sin un rumbo tan definido de la
selección argentina de Carlos Bilardo, Zinedine Zidane apareció en la final de
1998 ante Brasil con dos cabezazos, y la selección española marcó muy pocos
goles pese a tener ocho jugadores del Barcelona en su plantel campeón mundial
2010.
Siempre hay tiempo, en los Mundiales, para encontrar
una fórmula ganadora y no tiene por qué ser desde el inicio, y a eso apuntamos
cuando nos referimos a la creciente posibilidad de que Lionel Messi juegue ante
Francia como “falso nueve” para lo cual el director técnico Jorge Sampaoli
deberá quitar del equipo a su otro goleador, a Gonzalo Higuaín, una vez que
Sergio Agüero fue perdiendo su espacio.
La gran pregunta ya no es sólo si la selección
francesa podrá soportar a Messi como en su momento no supo hacer aquel Real
Madrid de 2009 que por la Liga terminó cayendo 2-6 ante el Barcelona por la
Liga Española, sino si lo podrá sostener la selección argentina, ya demasiado
víctima del laboratorio de su entrenador, que sigue experimentando al punto de
llegar ya a una situación límite.
El equipo argentino logró jugar el mejor tiempo de
los seis cuando en el primero le iba ganando a Nigeria hasta que el penal en el
segundo tiempo cambió el partido y hubo que salir a buscar el resultado, pero
cada encuentro parece ser un campo experimental en el que se puede pasar de ser
Albert Einstein a tener quemado todo el cuerpo por un incendio.
Todo indica que más allá de que Messi pueda rendir o
no ante dos centrales altos y rápidos como Raphael Varane y Samuel Umtiti,
quienes deberán definir quién sale a romper y quién se queda, habrá que ver si
el conjunto de Sampaoli es capaz de mantener la pelota lejos del arco propio y
cerca del de Hugo LLoris con un
mediocampo de poco fútbol y de pases erráticos más allá de su
característica combativa, para frenar a jugadores de muy buena técnica como
Matuidi o Pogba, bien sustentados por Kanté en la marca.
Sin dudas, Francia tiene más posibilidades de crear
a partir de un trabajo más lejano en el tiempo y a través de una recuperación
de credibilidad con Didier Deschamps como entrenador –el eslabón con la Copa
del Mundo ganada en 1998- pero pese a atacantes como Kylian Mbappé, Antoine
Griezmann u Olivier Giroud, no logró hasta ahora jugar un buen Mundial y no
sólo eso, sino que en el último partido de preparación, apenas si le pudo
empatar de local, sobre el final, a Estados Unidos, que ni logró la
clasificación al torneo.
¡Qué busca Sampaoli con la probable inclusión de
Cristian Pavón por la derecha, manteniendo a Ángel Di María por la izquierda?
Posiblemente tener a los dos laterales franceses distraídos, pero asimismo, más
ataque por las bandas, abrir más el juego, si bien este esquema está lejos.,
una vez más, del 3-2-2-3 inicial de 2017.
Este equipo que saldría ante Francia con arquero y
defensa lentamente consolidados, mantiene a Ever Banega como enlace de Messi,
en lo que podría parecerse en algo al de 2017, aunque el soporte de los
delanteros estaba pensado originalmente para Paulo Dybala, que sigue sin contar
demasiado para el DT.
Tanto para Argentina como para Francia es el Día D,
en el que uno seguirá para entrar ya en la élite de los ocho mejores, y el otro
deberá volver a casa y pensar en grandes replanteos.
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