sábado, 30 de junio de 2018

¿Quién soportará mejor la nueva prueba de laboratorio de Sampaoli? (Jornadaonline)




                                                  Desde Kazán



Hace tiempo que en los Mundiales no se observan revoluciones tácticas. La última, acaso, haya sido la de La Naranja Mecánica de 1974 y han pasado 44 años ya de aquel sistema que cambió muchas cosas del fútbol de la mano de Marinus “Rinus” Michel, con Johan Cruyff y Wim Van Hanegem como estandartes. A la selección argentina le tocó sufrir a aquella Holanda.

De allí en más hubo, efectivamente, variantes en los esquemas, modificaciones posicionales que hicieron historia. La salida de Graziani generó, acaso, la explosión en las finales de Paolo Rossi en España 1982, el líbero, los dos stoppers y los cinco volantes, con Jorge Valdano de punta, llegaron luego de varios partidos sin un rumbo tan definido de la selección argentina de Carlos Bilardo, Zinedine Zidane apareció en la final de 1998 ante Brasil con dos cabezazos, y la selección española marcó muy pocos goles pese a tener ocho jugadores del Barcelona en su plantel campeón mundial 2010.

Siempre hay tiempo, en los Mundiales, para encontrar una fórmula ganadora y no tiene por qué ser desde el inicio, y a eso apuntamos cuando nos referimos a la creciente posibilidad de que Lionel Messi juegue ante Francia como “falso nueve” para lo cual el director técnico Jorge Sampaoli deberá quitar del equipo a su otro goleador, a Gonzalo Higuaín, una vez que Sergio Agüero fue perdiendo su espacio.

La gran pregunta ya no es sólo si la selección francesa podrá soportar a Messi como en su momento no supo hacer aquel Real Madrid de 2009 que por la Liga terminó cayendo 2-6 ante el Barcelona por la Liga Española, sino si lo podrá sostener la selección argentina, ya demasiado víctima del laboratorio de su entrenador, que sigue experimentando al punto de llegar ya a una situación límite.

El equipo argentino logró jugar el mejor tiempo de los seis cuando en el primero le iba ganando a Nigeria hasta que el penal en el segundo tiempo cambió el partido y hubo que salir a buscar el resultado, pero cada encuentro parece ser un campo experimental en el que se puede pasar de ser Albert Einstein a tener quemado todo el cuerpo por un incendio.

Todo indica que más allá de que Messi pueda rendir o no ante dos centrales altos y rápidos como Raphael Varane y Samuel Umtiti, quienes deberán definir quién sale a romper y quién se queda, habrá que ver si el conjunto de Sampaoli es capaz de mantener la pelota lejos del arco propio y cerca del de Hugo LLoris con un  mediocampo de poco fútbol y de pases erráticos más allá de su característica combativa, para frenar a jugadores de muy buena técnica como Matuidi o Pogba, bien sustentados por Kanté en la marca.

Sin dudas, Francia tiene más posibilidades de crear a partir de un trabajo más lejano en el tiempo y a través de una recuperación de credibilidad con Didier Deschamps como entrenador –el eslabón con la Copa del Mundo ganada en 1998- pero pese a atacantes como Kylian Mbappé, Antoine Griezmann u Olivier Giroud, no logró hasta ahora jugar un buen Mundial y no sólo eso, sino que en el último partido de preparación, apenas si le pudo empatar de local, sobre el final, a Estados Unidos, que ni logró la clasificación al torneo.

¡Qué busca Sampaoli con la probable inclusión de Cristian Pavón por la derecha, manteniendo a Ángel Di María por la izquierda? Posiblemente tener a los dos laterales franceses distraídos, pero asimismo, más ataque por las bandas, abrir más el juego, si bien este esquema está lejos., una vez más, del 3-2-2-3 inicial de 2017.
Este equipo que saldría ante Francia con arquero y defensa lentamente consolidados, mantiene a Ever Banega como enlace de Messi, en lo que podría parecerse en algo al de 2017, aunque el soporte de los delanteros estaba pensado originalmente para Paulo Dybala, que sigue sin contar demasiado para el DT.

Tanto para Argentina como para Francia es el Día D, en el que uno seguirá para entrar ya en la élite de los ocho mejores, y el otro deberá volver a casa y pensar en grandes replanteos.



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