Desde San Peterburgo
León Aderemi Balogun va a cumplir 30 años el próximo
28 de junio, el mismo día que su entrenador y compatriota Gernut Rohr llegará a
los 65. Pero siendo los dos alemanes, forman parte de la selección nigeriana.
Balogun, segundo marcador central, también forma
parte de la última línea de tres defensores, de acuerdo con el sistema táctico
que quiera imponer su entrenador, quien vio la oportunidad de convocarlo en
2016, al estudiar que salvo en la etapa de juveniles, cuando vistió la camiseta
alemana, no lo había hecho desde que se hizo profesional.
Nacido en Berlín occidental en 1988, Balogun debutó
en 2007 en la Bundesliga y pasó por equipos como Hannover 96, Werder Bremen,
Fortuna Dusseldorf y el Mainz 05 y justamente en este verano, cuando acabe el
Mundial, pasará al Brighton de la Premier League inglesa.
El propio Balogun cuenta una interesante anécdota de
sus tiempos juveniles en Alemania. Dice que la madre de la mejor amiga de su
hermana tenía una amiga bruja a la que él fue a consultarle porque era muy
propenso a lesionarse cuando pretendía ser profesional.
La bruja era una mujer rusa, de mediana edad, que no
parecía bruja. “Su primer diagnóstico, cuando concurrí a consultarla acompañado
de mi hermana, es que tenía un agujero en el aura, del lado derecho”, pero lo
asombroso es que “ella no sabía que justo donde me señaló, yo tenía una lesión
en el hombro derecho, pero ella no podía verla porque la tapaba mi camisa. Al
rato, acertó cuando me dijo que había perdido a un familiar que me había
marcado mucho pero que yo no conocía y me quedé helado porque era mi abuela
nigeriana, con la que hablábamos cada semana por teléfono y mi padre, su hijo
que emigró a Europa en 1966, nos traducía del yoruba”.
Balogun cuenta cómo lloró a solas cuando regresó de
la visita a la “bruja” y se fue acercando cada vez más, y el gran golpe se
produjo cuando integraba el seleccionado sub-16 alemán, en 2003, y pudo marcar
y anular en un entrenamiento a un delantero estrella, que al finalizar, en
represalia, le dio un pelotazo en la cara y lo insultó con términos racistas.
“No le quise agrandar el tema a mi padre pero él,
que se esforzó trabajando desde que llegó de Nigeria a Alemania, no quiso
dejarlo así y me dijo que teníamos que esperar que saliera la familia del
agresor en el coche, y allí, en vez de agredirlos, les dijo que tiene que haber
amor y respeto entre las personas”, relató Balagun.
El defensor cuenta que desde ese momento “ya no
quise jugar para equipos alemanes porque me parecían arrogantes, ni hinché por
Alemania en el Mundial 2006 que organizó, y cuenta que tras años en la
Bundesliga, en 2014, cuando había terminado su contrato con el Fortuna
Düsseldorf, recibió un llamado y era Stephen Keshi, el manager de la selección
nigeriana para invitarlo a jugar en Nigeria.
“Esas palabras significaron mucho para mí. Era
volver a mis raíces, volver a Nigeria. Estaba emocionado, pero mi padre me hizo
escuchar varias veces en youtube la voz de Keshi, porque me dijo que podían
haberme estafado, pero por suerte, comprobé que era, efectivamente, él el de la
voz en el teléfono”, continuó Balagun.
“Cuando llegué por primera vez a Nigeria, la
impresión fue extraña. Me sentía como un alemán. Hacía demasiado calor, pero
todos sabían quién era yo y pensé que si en Alemania era visto siempre como
negro, aquí sería visto siempre como blanco en viaje de negocios, aunque notaba
que ellos eran felices con mi presencia y entonces empecé a pensar que tal vez
estaba ya destinado a ser nigeriano”, siguió.
“Aterrizamos en Abuja, la capital, y nos fuimos al
entrenamiento y sonaba en mis audífonos la canción “Nobody Knows” de August
Alsina, que me gusta porque habla de lo iguales que somos, justo cuando por la
ventana vi a un chico con una patineta, por la calle, y era discapacitado, y
tenía que usar las manos para moverse, algo que jamás nadie vería en Alemania,
porque no existe esa pobreza. Y empecé a llorar y a pensar en la suerte que
tuve yo de criarme en un país sin esos problemas, porque al lado de los
problemas de este chico, los míos se convirtieron en intrascendentes”.
Balogun recuerda el día que Nigeria se clasificó
para el Mundial de Rusia. “Fue en octubre de 2017 cuando vencimos a Zambia y
recuerdo a nuestro estadio de Uyo en erupción. Caí de rodillas entre lágrimas y
el capitán, John Obi Mikel se me acercó
y me dijo “no puedes llorar, vamos a Rusia! Y cada vez que escuche el himno
nacional, me estaré acordando de mi padre y de mi abuela”.
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