Desde Moscú
“Me cagaste a trompadas”, le dice con sorna Javier
Mascherano a Cristian Pavón, casi burlonamente. Era en referencia a una de las
tantas versiones que circularon durante la frenética noche en Bronnitsy, sin
dejar a la selección argentina un solo minuto de paz y tranquilidad.
Si desde la Argentina llueven las críticas a los
medios televisivos por la cobertura del Mundial, éstos no ayudan para que la
sensación baje aunque sea un cambio. Son tantas las horas que hay que rellenar
con información mundialista, es tanto lo que acapara el torneo en la atención
popular que pareciera que todo vale y que hay que hacer honor a aquella célebre
frase de Antonio Machado: “Se miente más de la cuenta, por falta de fantasía.
También la verdad se inventa”.
Desde hace ya muchos años que ciertos canales de TV
han instalado la idea de que si todo va bien, si los resultados acompañan, no
importa si los jugadores hablan con la prensa o no (además, porque si hablan a
los medios, sólo eligen a estos, que son los de llegada masiva, y dejan en
offside a los demás), pero si los resultados son negativos, aparece la tesis de
que “cuanto peor, mejor”.
Lo importante es que la información no entre en una
meseta, en el aburrimiento, por lo tanto es “la gloria o Devoto” y en este
caso, toca lo segundo, que implica rumores de toda índole, desde la relación
rota de los jugadores con el director técnico Jorge Sampaoli (hoy, en el ojo de
la tormenta)….claro que a partir de un audio del ex campeón mundial 1986
Ricardo Giusti a su hijo donde cuenta que le cuentan…es decir que el medio que
difundió este audio es el que cuenta lo que cuenta al que le contaron. Y el
medio que replica esta información es el que cuenta lo que cuenta el que contó
lo que le contaron. Y el juego podría seguir hasta el infinito.
Y en ese contexto, puede aparecer lo que cada uno se
pueda imaginar: ya comenzó en Barcelona con el rumor de abuso sexual (nunca
comprobado), siguió con una pregunta mal formulada a Sergio Agüero tras la
derrota 0-3 ante Croacia en Nizhny Novgorod, porque Sampaoli se había corregido
en la conferencia de prensa y finalmente dijo que lo que “se acabó fue el
proyecto para ese partido” y no el suyo, aunque tuviera tufillo a lapsus
linguae digno de manual de psicología y claro, el delantero respondió a ciegas
por creer en el cronista que le preguntaba…perteneciente a los mismos medios
que instalan toda clase de rumores para desmentirlos horas más tarde y
endilgárselos a otros autores. Y al responder Agüero a una “fake question”
determina entonces una “fake answer” y así, nuevamente hasta el infinito.
Así se llegó a la situación por la que a determinada
hora de la noche, parecía ya que en el partido ante Nigeria del próximo martes
dirigiría una autogestión, Sampaoli se volvería a Buenos Aires y Claudio
“Chiqui” Tapia le había comunicado que le quitaba el respaldo. Todas fake news
“a la usanza argentina” para distraer la atención y festejar un aumento de un
par de puntos en el índice de audiencia, y nada más que eso.
Pero hay un punto más, y es que también el contexto
desde la selección favorece esta ola de rumores porque la falta de palabras, el
silencio de radio, la falta de comunicación con los medios radiales y escritos,
va determinando que otros ganen ese terreno para que luego los protagonistas se
quejen del monstruo que ellos inventaron.
Esto no significa que la selección argentina no esté
en crisis. Lo está y muy severa, pero en el terreno futbolístico, que es donde
debe cambiar pensando en el partido clave ante Nigeria en San Petersburgo.
Todo lo demás es, como cantaba Mario Clavel, humo.
Humo que se va….
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