Desde Belo Horizonte
Se sabe: la selección argentina tiene la carta
ganadora en Brasil 2014: nada menos que Lionel Messi, cuatro veces ganador del
Balón de Oro FIFA World Player, y considerado mejor jugador del mundo por la
mayoría. Incluso, se dice que tiene la mejor delantera: Angel Di María, Sergio
Agüero y Gonzalo Higuaín completan la pléyade ofensiva.
Pocos equipos pueden darse no sólo este lujo sino
también otro: contar en el banco de suplentes con Rodrigo Palacio, goleador del
Inter en la Serie A, y Ezequiel Lavezzi, del PSG.
Sin embargo, las cosas no son como parecen. O al
menos, en la fase de grupos de este Mundial, Messi pudo encontrar una versión
algo cansada de Di María, Palacio se lesionó en un amistoso previo al Mundial,
Higuaín arrastraba una molestia en su espalda, además de una dolencia en su
tobillo, y ahora se conoce que Agüero quedará afuera del partido de octavos de
final ante Suiza en San Pablo el próximo martes, y acaso pueda ya no volver a
jugar, aunque en la concentración de “Cidade do Galo” de Belo Horizonte, el
médico Daniel Martínez trata de ser cauto y sólo comenta que “habrá que esperar
la evolución”.
Es decir que ya de por sí, aquellos llamados “cuatro
fantásticos”, que ya son tres, en verdad tiene a dos en un nivel esperable
(Messi y Di María, aunque éste llegó exhausto de los partidos finales con el
Real Madrid), mientras que Higuaín no pudo marcar goles hasta ahora, y Palacio
recién ahora está en condiciones de jugar.
Ante esta situación es que aparece con fuerza, para
lo que queda del torneo, el “factor Lavezzi”, un delantero que no ha sido
titular esta temporada en el PSG, aunque es muy peligroso y agresivo, y que
había sido ídolo absoluto en el Nápoli antes de su llegada al fútbol francés.
El gran dilema del entrenador Alejandro Sabella por
estas horas pasa por decidir qué hacer en el caso de que Higuaín siga sin
convertir luego de Suiza. Por más que el delantero del Nápoli (cuyo pase al
Barcelona anda dando vueltas, algo que también le pasó a Hernán Crespo cuando
se inició el Mundial 2002 y una transferencia lo desconcentraba) insista en que
sigue con confianza y que también “es importante jugar para el equipo y
fabricar espacios”, puede que la salida de Agüero, que fue un impacto en el
plantel, genere ahora un cambio táctico en el sistema.
Si bien nunca se sabe lo que Sabella pueda hacer por
lo que viene escondiendo a la prensa, que no se entera de la alineación titular
hasta minutos antes de cada partido, si se sigue la lógica hasta ahora en el
Mundial, si a Bosnia le jugó con cinco defensores porque ya le había ganado así
un amistoso siete meses antes, a Suiza le ganó con tres goles de Messi en 2012
con cuatro volantes (dos externos y dos internos) y dos atacantes, y con alta
presión en tres cuartos de campo rival.
Eso generaría a su vez otro dilema, porque si bien
la lógica es que siga Higuaín y entre, por ejemplo, Maxi Rodríguez, también
Sabella podría optar por probar su segunda dupla, Palacio-Lavezzi, que como en
el segundo tiempo con Irán, parece pedir pista, aun que si se siguen los
lineamientos del entrenador, el reemplazante natural de Agüero en este equipo
es Lavezzi, y Palacio el de Higuaín.
Uno de los obstáculos que podrían aparecer, aunque
Sabella es demasiado cauto y medido, es que Lavezzi, de carácter extrovertido,
apareció arrojándole agua al técnico en un hecho que en cierta forma minó
cierta autoridad de quien dirige a un equipo, y ya cierta prensa se pregunta si
realmente el entrenador manda como debe.
No parece, de todos modos, que Sabella vaya a
cambiar su decisión por este hecho extradeportivo, y ya ocurrió que muchos le
cuestionaban que Messi tenía demasiada injerencia en el sistema, y el técnico
lo mandó a hablar con la prensa al día siguiente del debut contra Bosnia,
cuando supuestamente en el segundo tiempo, se hizo lo que el crack pedía:
4-3-3.
La gran pregunta es qué sucedería si Messi no
estuviera en el equipo. Si se lesionara, o si recibiera una suspensión. La
situación parece asemejarse a los hechos de Estados Unidos 1994, cuando a Diego
Maradona se le descubriera el doping y tuvo que abandonar el Mundial, y aunque
ese equipo contaba con otros muy buenos jugadores (Ortega, Balbo, Batistuta,
Caniggia), nunca pudo reponerse en lo anímico, y rápidamente fue eliminado.
Es decir que jugadores para poder armar otro
esquema, el equipo argentino sí tiene, pero sin Agüero (tal vez con la chance
de no poder regresar más en Brasil), y si fuera sin Messi, sería complicado y
la tendencia sería marchar hacia un 4-4-2 definitivo, con Maxi Rodríguez y Di
María en las bandas, Gago y Mascherano por el medio, Lavezzi y Palacio (o
Higuaín).
El gran problema que comienza a tener Sabella, y que
sólo le ayudarán los buenos resultados, es que si se queda con dos delanteros
menos, incluso sólo sin Agüero, y el equipo no pudiera sacar ventajas en los
dos próximos partidos, desde Argentina comenzará la presión por Carlos Tévez,
quien fue apartado en todo el ciclo por razones que no están relacionadas con
el juego.
De hecho, cuando a Sabella se lo solía consultar por
chances de convocar a algunos jugadores entre 2011 y los días previos al
Mundial, siempre daba alguna respuesta desde el juego o el sistema, pero con
Tévez siempre dijo “el grupo está cerrado”, que aunque no agregue más, es
bastante elocuente.
Hasta hace poco, Tévez era “el jugador del pueblo” y
el que más medía entre los jugadores argentinos para los sponsors. Hoy, eso
cambió bastante a partir de la recuperación de la imagen de Messi, y mientras
el equipo argentino sigue en el Mundial, el jugador de la Juventus participa en
un Open de golf, alejado de todo.
De momento, nadie pide por él, pero nunca se sabe.