De a poco, Lionel Messi comienza a demostrar todo su
potencial en el Mundial, convirtió dos goles, y lanzó a la selección argentina
a los octavos de final como ganador del Grupo F al vencer 3-2 a Nigeria en un
estadio Beira Río abarrotado de hinchas albicelestes que ya comienzan a
palpitar el próximo partido de octavos de final ante Suiza.
El equipo argentino mostró, de manera rotunda, sus
dos caras más conocidas: un ataque contundente, con más ritmo que en los
partidos anteriores aunque sin ese punch que lo caracterizó en la clasificación
mundialista, pero una notable endeblez defensiva, que por momentos facilitó el
camino de los africanos.
La selección argentina partió ganando casi de saque,
porque Messi convirtió tras un rebote en el palo y en el arquero Enyeama
gracias a un disparo de Angel Di María, y todo se preparaba para una fiesta
cuando Musa, el delantero nigeriano, pudo empatar inmediatamente gracias a las
falencias defensivas que encontró en su oponente.
El equipo argentino acusó el impacto y resolvió
recomponerse tocando y buscando los espacios, que a diferencia de los dos
partidos anteriores, aparecieron con mayor asiduidad porque Nigeria no siente
la marca y de hecho, tuvo problemas parecidos a los de Alejandro Sabella.
Di María tuvo un buen desempeño y llegó en varias
oportunidades, con un Messi movedizo, pero ni Sergio Agüero ni Gonzalo Higuaín
se encuentran en el nivel de los meses anteriores y entonces el ataque se
resintió, sumado a que los africanos parecían llevar peligro en cada
contragolpe o remate al arco.
Antes de finalizar el primer tiempo, Agüero volvió a
sentir una molestia y fue reemplazado por Ezequiel Lavezzi, y cuando parecía
que se iban empatados al descanso, llegó el muy bonito gol de tiro libre de
Messi, que así llegó a su cuarto tanto en el torneo, alcanzando a su compañero
del Barcelona, Neymar.
Otra vez parecía que las cosas se encaminaban para
el equipo argentino y el segundo tiempo ofrecía la posibilidad de serenar el
juego, tocar, y explotar la necesidad del rival, pero apenas comenzado el
juego, otra vez llegó el impacto del empate por medio de Musa, otra vez
atravesando sin problemas a una defensa con muchos problemas para
estabilizarse.
El equipo argentino apareció lento en su salida
desde el arco, especialmente a través del cuadrado conformado por los dos
zagueros centrales (Federico Fernández y Ezequiel Garay) y los dos volantes de
marca (Javier Mascherano y Fernando Gago), y arriba, Higuaín desperdiciaba las
oportunidades que se le fueron generando hasta que tras reiterados centros al
área de Nigeria que cabeceaban los albicelestes con cierta facilidad, llegó el
gol de Marcos Rojo.
Por fin, con este tanto, el equipo argentino tocó
como debió hacerlo antes, y Sabella hizo salir a Messi (en una decisión táctica
que se pudo permitir por tratarse de un tercer partido de fase de grupos y
lejos de zozobrar en las posiciones en el grupo) para hacer ingresar a Ricardo
Alvarez y pasar a un sistema 4-3-1-2, y ya al final, con Lucas Biglia por
Higuaín, a cerrar el partido con un 4-4-1-1.
Ahora, la selección argentina, que vuelve a Belo
Horizonte para continuar concentrada en la Cidade do Galo, deberá enfrentar a
Suiza, segunda del Grupo E, el 1 de julio en el Arena Corinthians de San Pablo,
por los octavos de final.
Suiza, a la que la selección argentina ya venció con
comodidad a principios de 2012 en un amistoso como visitante, venció por 3-0 a
Honduras con un triplete de Xherdan Shaquiri, del Bayern Munich, y es dirigida
por Ottmar Hitzfeld, veterano entrenador que fue campeón de la Champions League
con el Bayern Munich en 2001 y luego venció a Boca Juniors en Japón en la Copa
Intercontinental de ese año.
El partido entre Suiza y Honduras fue dirigido por
el argentino Néstor Pitana, que de esta forma sumó su tercer partido en este
Mundial, con muy buenas referencias.
En otro de los cuartos de final ya establecidos,
Francia, que empató con Ecuador (el único sudamericano eliminado) 0-0,
enfrentará a Nigeria.
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