domingo, 29 de junio de 2014

Costa Rica no pensó en Grecia y nadie pensó en ella



                                                  Desde Belo Horizonte

Cuando el colombiano Jorge Luis Pinto se enteró del resultado del sorteo del Mundial, y que su equipo costarricense se encontraría participando en el llamado “Grupo de la Muerte” con tres selecciones campeonas del mundo (Italia, Inglaterra y Uruguay), se puso contento.

Pinto (61) no se había ido bien de Colombia. No había logrado el pase al Mundial 2010 y no tenía muy buen concepto de sus compatriotas. Y Costa Rica le ofrecía la chance de redimirse. Sabía que tendría su oportunidad y se preparó con todo, incluso logró la clasificación en el Hexagonal de la Concacaf con cierta facilidad y sin perder un solo partido, muy lejos de la angustiosa llegada de México, un equipo más tradicional.

Costa Rica no jugaba un Mundial desde Italia 1990 pero mantiene ciertas tradiciones. 

Una de ellas es que el entrenador de arqueros es Gabelo Conejo, de destacada actuación en aquella oportunidad. Y su sucesor es nada menos que Keylor Navas, de gran temporada en el Levante, y tal vez el mejor en su puesto en la fase de grupos.

Pinto, al contrario de lo que se supone, se considera un entrenador italiano. Es fanático del Calcio y mira cada uno de sus movimientos: los bloqueos, los relevos, “el equilibrio que tienen sus equipos”, le gusta decir. Y en silencio, si hay algo que quería era jugar contra Colombia. Era uno de sus deseos más preciados, pero sólo podría ocurrir en una final.

Michael Barrantes, uno de los volantes más creativos y que juega en el Aalesund de Noruega, no se la cree ni habiendo empatado con Inglaterra en la última fecha del Grupo D, cuando los centroamericanos ya estaban clasificados, de manera sorprendente, desde la anterior porque ya le habían ganado a Uruguay (dando vuelta el resultado) y a Italia.

 “Una de las claves del éxito de este equipo es que su sistema es un mix del Calcio y el juego sudamericano cuando tenemos la pelota”, cuenta Barrantes, quien dice que el objetivo del grupo, aunque parezca de cuento “no es quedarse en octavos sino avanzar todo lo que podamos y hacer historia y no tenemos techo, como dice Joel (Campbell)”.

El volante tampoco esconde que ya, pase lo que pase, el fútbol costarricense ha ganado. “Es verdad que ya tenemos beneficios pero eso llegará cuando termine nuestra participación en el Mundial. Se nos van a abrir todas las puertas y muchos de nosotros ya tenemos muy buenas ofertas de clubes importantes”.

Todo esto no es casual y no sólo por Pinto. También hay un asesor “espiritual”, porque a los jugadores no les gusta llamarlo “psicólogo”, Jaime Peloso, quien trabaja con el equipo para manejar los momentos clave, ya sea de ansiedad o de temor, o hasta para manejar el éxito.

“Él ha sido clave para nosotros, porque somos como una familia, y Peloso nos ha logrado llevar de la mejor manera” dice Bryan Ruiz, una de las estrellas del equipo y volante del PSV Eindhoven, quien reconoce que su experiencia en torneos europeos de primer nivel “ayuda mucho”.

“Nuestro sueño es ver a Costa Rica en una final de un Mundial, pero no vamos a tirar las campanas al aire, como se dice vulgarmente”, comenta Ruiz, en bajo volumen, quien ahora propugna por “descansar, ahorrar energías, hablar entre nosotros y prepararnos bien para lo que viene, y aprovechar esta oportunidad que es única, y estamos para enfrentar a cualquiera”.

Costa Rica cuenta además, con la ventaja de la enorme simpatía que despierta en el continente americano. Sin Fuerzas Armadas, con una alfabetización del 96,3% y poco más de 4.700.000 habitantes, el país entero se volcó al fútbol por estas horas.

Su presidente, Miguel Solís, recién asumido (centroizquierda), no quiso sin embargo acompañar al equipo. Considera que no puede utilizar dinero público para eso, mientras que Eduardo Li, el presidente de la Federación, y alineado con la Concacaf, tuvo que salir a enfrentar una extraña situación en medio del torneo.

Tras vencer a Italia y quedar clasificado el equipo para octavos de final, la FIFA realizó por sorpresa un control antidoping para cinco jugadores que restaban para confeccionar el “Pasaporte biológico”. Es cierto que éstos no formaban parte del 91,3% de los examinados de todo el torneo porque no se encontraban en su país cuando llegó el momento de la prueba, pero en la delegación se consideró “inoportuno” el momento elegido “porque da a entender que ganamos por métodos extraños”, dijo Pinto.

La FIFA respondió, en un escueto comunicado, que se trató de un “análisis de rutina”.

Así como Costa Rica es uno de los equipos sorpresa del Mundial, su entrenador Pinto siempre se refirió como rival de octavos a Costa de Marfil o a Japón, como segundos del Grupo C, pero jamás a Grecia, según cuenta el periodista David Goldberg, de La Nación de San José. Y sin embargo, tocó Grecia, aunque no sería de extrañar que Holanda esperara en cuartos. ¿Habrá más?.

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