¿Para qué me habrá convocado?... Iba a decir para
calentar banquillo, pero con el calor, ¡y la humedad! que hay en Brasil, no
hace falta que nadie se siente para calentarlo… Miralo a Vittori, madre mía,
qué tiene, ¿hormigón en las piernas? Es como el tipo de la película esa que le
meten no sé qué corno en los huesos…
Se gira y se
dirige al central suplente.
Che, Valdez,
¿qué le metían al tipo ese en los huesos,
el de las patillas, en esa película de los mutantes o superhéroes?
Adamantio.
Eran mutantes. Los X men.
Eso,
adamantio.
Mirá las boludeces que le interesan a éste. Tipo
grande, con pelos en las piernas, che. Y después se quejan de que la prensa no
nos tiene fe. Pero es que ninguna religión pretende que uno crea a tantas
incertidumbres y lagunas evidentes.
¿En qué mundo Vittori es titular y yo suplente… por
favor? Juega en la liga rusa el muchacho, e incluso ahí da pena. El frío, dice.
Qué dirá acá, ¿el calor? Jugador condicionado por la meteorología. En Buenos
Aires qué era que decía… Tenía una muletilla con la que justificaba… ¿Era el
estado del campo? ¿O era un componente climático también?
Ah, bueno, Rodríguez, por izquierda, haciendo una
bicicleta para galería. Más bien, para el graderío femenino. Y el mundial es
ideal, con el destete y despelote que propicia. A ese no le presento ni a mi
abuela. Y ninguno del plantel. ¿Cómo se le ocurre convocar a un tipo que juega
de a ratos y para él, o para las minas? Un tipo que no respeta ningún código y
que se volteado, al menos que yo sepa, a tres esposas o novias de compañeros de
equipo. Pero, qué querés, el técnico tiene menos personalidad que un recién
nacido. Mirá que cambiar el dibujo táctico porque Marques, el 10, lo puteó de
arriba abajo después del primer tiempo con Nigeria: Yo no vine acá a jugar para
atrás; nosotros atacamos y se defiende el resto, me entendés – y acá lo acusó
de ser hijo de una grandísima… Y el tipo, con esa cara de yo quiero que me
quieran, se guardó la lengua el bolsillo junto a su esquema táctico unas
pastillas de menta suave – que era una verdadera vergüenza; fue el único
momento en el que agradecí estar en el banco y no haciendo un papelón en la
cancha.
Ahora podría estar en la Polinesia. El tigre Ferri
anda por ahí. Me manda mensajes y fotos al celular el hijo de puta. Y yo acá,
con la pechera verde clarita de los suplentes, alentando a mis compañeros como
si realmente me interesara lo más mínimo.
Vittori se
escapa por el centro y un defensor Holandés (quién sino De Jaans) lo cruza sin miramientos. Los asistentes
médicos le hacen un gesto al banco: no va más. El técnico manda a calentar a
Falaschi.
Ahora van a ver cuántos pares son tres botas. Y el
pelotudo de Ferri haciendo de cuenta que anda feliz y sin pensar en nada por la
Polinesia. Sí, seguro. Como si a un futbolista no le importara jugar un
mundial, aunque fuese suplente… Como si no hubiese lesionados, como si a los
buenos no los reservaran para los partidos chivos, para la fase a vida o
muerte… Mirá cómo vicha esa rubiecita… Está muy bien… Si clavo un gol me vengo
a festejar para este lado…
No hay comentarios:
Publicar un comentario