Desde Belo Horizonte
El estadio Maracaná, testigo de tantos momentos
inolvidables del fútbol, volvió a ser escenario de un episodio trascendente de
este tiempo, al ser testigo de la prematura eliminación del Mundial de la
selección española, la vigente campeona, al ser derrotada de manera inapelable
por otra “Roja”, la del ascendente equipo chileno, que aprovechó para hacer
leña del árbol caído.
Esta selección chilena comandada por el argentino
Jorge Sampaoli, ya hizo historia, consiguiendo la clasificación para los
octavos de final y aún con chances de pelear ante Holanda en la última jornada
por llegar al primer lugar y si acaso, eludir a Brasil en el primer compromiso
mano a mano.
El equipo español, esta vez, no tuvo las luces de
los tres grandes torneos pasados que se llevó a sus vitrinas: dos Eurocopas y
un Mundial, que nadie podrá borrar de la historia, pero que quedaron muy lejos
y aunque Vicente Del Bosque tiene bien ganados laureles anteriores, no supo ver,
al igual que dirigentes y gran parte de la prensa de su país, que las cosas ya
no son como eran y que aquél basamento del “tiki taka”, como se bautizó a esa
serie de toques preciosos para la vista, hoy apenas es un tímido “tiki tiki”,
con jugadores en muy bajo nivel, ya sea por cansancio físico, por los años de
experiencia o porque el sistema está tan gastado que ya muchos saben cómo
contrarrestarlo.
Si bien Del Bosque dijo tras el partido, en el que
su equipo fue derrotado de principio a fin, sumado a la goleada recibida ante
Holanda en la primera fecha (1-5), que debe pensar fríamente los próximos pasos
a dar y que la mayoría de los jugadores manifestó que apoyará la decisión que
tome el entrenador, es clarísimo que se termina un ciclo brillante, casi a la
par del final del ciclo del Barcelona, y no tiene esto nada de casual.
Esta selección estuvo conformada por muchos
jugadores del Barcelona, y al equipo catalán le sucedió algo muy parecido en la
última temporada, sumado a que Del Bosque se empecinó en convocar a la mayoría
de jugadores de cuatro años atrás en la cita sudafricana, pero muchos de ellos
no estaban en la misma forma y algunos, como Xavi Hernández, directamente
cerrando una etapa de su carrera. El hecho de que este eximio volante tenga un pie
y tres cuartos en Qatar, tras el Mundial, es la pauta más clara, pese a lo
cual, el entrenador lo mantuvo hasta que las velas ardieron y no tuvo más
remedio que quitarlo ante Chile, por todo lo que se jugaba. Algo parecido
ocurrió con Gerard Piqué, que debió dejar su lugar a Javi Martínez, mientras
que poco se terminó de entender que Diego Costa, delantero de contrataque, se
nacionalizara para jugar con volantes de toque, cuando quedaron afuera Negredo,
Soldado o Fernando Llorente, cuando por ejemplo éste último pudo haber aportado
una variante por arriba, aprovechando las subidas de Navas (otro no convocado)
por la banda.
En síntesis, una España con un fútbol viejo, que
terminó abdicando justo cuando se produjo el cambio de corona con la
entronización de Felipe en vez de Juan Carlos en la Monarquía.
Por el lado de Chile, un panorama más que alentador,
y más aún si pudiera conseguir ante Holanda el primer lugar en el Grupo B y
evitar, seguramente, a Brasil, pero más todavía si nos atenemos a su juego, por
momentos hasta pasado de revoluciones en ataque.
El chileno es uno de los seleccionados con más
vocación ofensiva en todo el Mundial, aunque gusta demasiado del vértigo y
apenas si apela a la pausa por el lado de Jorge Valdivia, pero además, con
jugadores de muy buen pie, si bien la defensa no parece tan sólida y su arquero
pasó un día de gloria porque además fue contratado por el Barcelona.
Chile pudo haber ganado por más porque al margen de
los goles de Eduardo Vargas y de Charles Aranguiz, tuvo muchísimas más chances
para golear, porque España no consiguió hacer demasiado, shockeada como estaba
por el debut con una inesperada goleada ante Holanda, y al pasar los minutos
aparecieron los mismos problemas estructurales de los últimos tiempos: toque
intrascendente, poca profundidad en el ataque, pocos delanteros, errores
defensivos y un experimentado arquero como Iker Casillas que volvió a
equivocarse en un rechazo que terminó en gol.
Ante España, Chile apareció como la novedad, la
frescura, la velocidad, el hambre, el juego estético y dinámico. España se
mostró gastada y en declive.
Holanda,
en clave de gol
Aunque le costó muchísimo Australia, un equipo que
jugó mejor de lo imaginado, la selección holandesa pudo sacar el partido
adelante por contar con una delantera que se va convirtiendo en una de las más
prolíficas del torneo, con Arje Robben, Robin Van Persie y una gran promesa por
la izquierda, el joven Menphis Depay, para tener muy en cuenta.
Holanda tiene un notable parecido a la Argentina en
su juego, con un gran ataque, uno de los mejores del mundo, pero una defensa
inexperta y que sufre mucho la marca, aunque la argentina parece más sólida,
dependiendo de cada caso.
En otro de los tantos partidos abiertos y agradables
de este Mundial, los australianos consiguieron empatar de saque del gol de
Robben por Cahill y hasta se pusieron adelante en el marcador como para hacer
historia, pero no pudieron soportarlo. En los últimos minutos, los naranjas
impusieron su mayor peso específico y acabaron revirtiendo el marcador.
Croacia
promete
Había quedado una sensación de cierta injusticia con
la derrota croata ante Brasil en el partido inaugural de San Pablo, y se
confirmó ayer, cuando los balcánicos golearon sin atenuantes a otra selección
que está muy lejos de lo que fue, Camerún (4-0).
Croacia se basa en el juego cerebral de Modric y
Rakitic, y celebró el regreso de Mandzukic, que aportó su potencia para marcar
claras diferencias y postularse ahora para obtener una plaza en octavos, que
deberá dirimir ante México aunque necesitará ganar para avanzar a los octavos.
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