sábado, 28 de junio de 2014

Más llegadas, algunos cracks, menos técnica (Yahoo)



                                               
                                                    Desde Belo Horizonte


Algunos aún se sorprendieron, acaso la generación más veterana de periodistas acreditados al Mundial, cuando el entrenador de la selección argentina, Alejandro Sabella, dijo en una conferencia de prensa previa al partido con Irán, que había que presionar muy arriba “para quitarles la pelota”.

Es decir que Sabella partía de la base de que ante un equipo considerado débil, o sin mucha historia en el fútbol como Irán, Argentina no iba a disponer mucho de la posesión del balón, más bien jugaría a bloquear y contraatacar, porque ni siquiera trajo al Mundial un organizador de juego.

Esto no sucede sólo con Argentina, sino  con las otras dos potencias sudamericanas. Ni Brasil ni Uruguay lo usan, aunque uno desistió de convocarlo (Ronaldinho, Robinho, Diego, Kaká) y el otro, apenas si dispuso de él (Lodeiro, e incluso Forlán podría cumplir esa función).

No es casual. Desde hace tiempo, estos tres países son los principales exportadores de jugadores a Europa desde Sudamérica y entonces los sistemas tácticos deben adaptarse al Primer Mundo para poder vender.

Con algunas excepciones como Colombia, Alemania, Holanda y en menor medida Costa Rica, el Mundial transcurre entre equipos con mucha dinámica y velocidad, que tratan de bloquear a los otros para tomarlos de contragolpe, con lo que muchos partidos se rompen en el medio, son de ida y vuelta, generan muchísima expectación e interés, concentran la atención del público, pero eso para nada significa que se esté jugando mejor al fútbol.

Todo lo contrario. Son equipos sin un cerebro, o bien, el cerebro que antes era el clásico “diez”, ahora en muchos casos pasa por uno de los dos volantes centrales de una línea de cuatro mediocampistas, con un ataque de dos puntas o bien, un mediapunta detrás del punta, dándole alas a los dos volantes externos para que lleguen acompañando la jugada.

¿Cuánto resultado está dando esto? Es relativo. Brasil avanzó a cuartos de final, pero pocas veces debió sufrir tanto en octavos ante Chile, al que en esa instancia enfrentó por tercera vez en 16 años.

Uruguay, es cierto que acusando el durísimo golpe de la expulsión del torneo por sanción de su mejor delantero, Luis Suárez, pero tampoco pudo seguir, siendo nítidamente superado por Colombia, que tiene en sus filas al mejor jugador del torneo, por técnica, regularidad, continuidad y brillo, James Rodríguez, un “diez” clásico de los pocos que quedan en el planeta porque su función parece extinguirse aunque algunos se siguen rebelando.

Una de las gratas sorpresas, en cambio, es Costa Rica, un equipo extraño que su propio entrenador, el colombiano José Luis Pinto, define como “un mix entre el sistema de ordenamiento en bloques y relevos italiano, y la libertad de sus jugadores cuando tienen la pelota”. No sería extraó que Costa Rica avanzara a cuartos de final, donde se encontraría con un equipo potente uy con cracks del medio para arriba como Holanda, que también cuenta con un ordenador de juego, Wesley Sneijder.

El Mundial ha dejado distintos tipos de cracks, los que sobresalen a todos, como Neymar y Lionel Messi, pero que aparecen en momentos decisivos, con cuentagotas, y otros más regulares y que desde hace tiempo que vienen en un gran nivel, como Arje Robben, Tomas Müller y hasta el arquero Keylor Navas.

Lo que no se ve demasiado son equipos con ideas ofensivas claras, que paren el balón para pensar. El resto pasa por la enjundia, la fuerza, la garra, el sistema dinámico colectivo, el estado físico, la mentalidad, cosas por el estilo, pero si hay algo en común es que muy pocos quieren tener la pelota para usarla en su beneficio, algo que puede marcar tendencia tras el Mundial, debido a la eliminación temprana del adalid de esta línea filosófica, España, o el que buscaba ser su sucesor en el futuro, Italia, con la renuncia ya asegurada de su entrenador Césare Prandelli.

Italia y España jugaron hace dos años la final de la Eurocopa, y ahora se fueron muy pronto, lo mismo que Uruguay, campeón de América y el otro finalista del torneo jugado en 2011 en Argentina, Paraguay, ni siquiera se clasificó para Brasil 2014.

Esto tal vez muestre la violencia del cambio en apenas poco tiempo, y que hoy estamos ante los cracks que inciden demasiado en el rendimiento a favor o en contra de sus equipos (Agüero, Suárez, Cristiano Ronaldo, Benzema, Fred, Van Persie, Müller, Robben), y se pretende un fútbol recto sin demasiados lujos.

Lo que vale es la producción, ya no hay tiempo para el ocio, para el disfrute, para transitar por el campo pensando en alguna jugada que deleite, salvo, como siempre, algunas excepciones.

Es, finalmente, un Mundial americano, con ocho equipos del continente sobre diez posibles, que pasaron a los octavos de final con las solas excepciones de Ecuador y Honduras, y que ya tendrá un semifinalista como resultante del partido de cuartos de final en Fortaleza entre Brasil y Uruguay.

Apenas dos equipos de Africa (Nigeria y Argelia) pudieron clasificarse, mientras que ninguno de Asia lo pudo conseguir. Europa colocó a seis representantes. ¿Podrá ganar, por fin, un europeo en América? En las siete ocasiones anteriores, no fue posible.

A la fiesta del Mundial le queda mucho balón por recorrer.

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